"Laura podría haber estado consciente durante la brutal agresión de su asesino"

La madre de la profesora americana pide la máxima condena para el autor del crimen

Jorge Muñoz

25 de noviembre 2012 - 05:03

Sandra Cerna, la madre de Laura Cerna Baird, la profesora norteamericana que fue asesinada el 30 de agosto de 2010 y cuyo cadáver fue descuartizado y arrojado al Guadalquivir, confía en que el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) imponga la máxima pena al asesino de su hija, Antonio Gordillo Sala, que fue condenado en abril a 19 años de prisión. Varios son los argumentos jurídicos que esgrime la familia de Laura para solicitar un mayor castigo para el acusado, entre ellos que el jurado no consideró que hubiera ensañamiento. Sandra Cerna, que lamenta no poder desplazarse por el esfuerzo económico que representa un viaje desde Florida, explicó que "sólo vive para buscar Justicia para su hija, porque el monstruo Gordillo no merece estar nunca en la calle".

La madre, que fue abogada penalista en Nueva York, considera que tanto el jurado como el magistrado que dictó la sentencia han obviado la "brutalidad" de los golpes que el asesino propinó a su hija y el informe forense que señalaba que la víctima "podría haber estado inconsciente" en el momento de recibir las puñaladas. "No existe prueba contundente ninguna de que Laura estaba, en realidad, inconsciente, ni tampoco cuál de las puñaladas le causaron la muerte. Pero sí existe evidencia en las fotos de la autopsia de que su rostro mostraba expresión de dolor físico y moral; también de que tenía los puños cerrados, y esto no sería posible si estaba inconsciente. Todo indica que, desgraciadamente, Laura podría haber estado viva y consciente hasta el último momento", sentenció Sandra Cerna. Con esto datos "objetivos y probados por la evidencia forense", para la familia no hay duda de que el crimen se cometió con ensañamiento y, por consiguiente, que debería haberse impuesto la "máxima condena" de 25 años.

La madre de Laura también rechaza el argumento de la sentencia que rebajó en un año la posible condena impuesta -de 20 a 19- por la "colaboración" del acusado al decir dónde estaba el cuerpo. Para la familia, esa rebaja de la pena es "un regalo" por parte del juez porque esa confesión no fue espontánea y se produjo "con el propósito de congraciarse con la Policía, cuando ya el asesino se vio acorralado por la evidencia forense hallada en su piso y confrontado con el testimonio de culpabilidad que le había confiado a un amigo que buscó para que le ayudara a deshacerse del cuerpo".

Sandra Cerna concluyó que en el actual clima de reformas "históricas" de la Justicia en España, rebajar la condena en este caso supone "ignorar la brutalidad de la condena del asesino y de los derechos de la víctima, que tienen que ser reconocidos por el Gobierno".

stats