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tribuna de opinión

Medicinas extraordinarias

  • El autor destaca la importancia del plan de enajenaciones de suelos e inversiones públicas para la reactivación económica y su "efecto de arrastre" sobre la iniciativa privada

El paseo de Torneo, una de las zonas que se verá beneficiada en los planes municipales.

El paseo de Torneo, una de las zonas que se verá beneficiada en los planes municipales. / j. martínez

Gobernar es hacer. Y sobre todo en estos momentos en los que la ciudadanía nos pide, más que nunca, que seamos instituciones útiles y que, por tanto, nuestras actuaciones estén encaminadas a hacerles la vida más fácil. Nada más, y nada menos. Hago esta reflexión ante el actual escenario post Covid al que todos nos hemos visto arrojados, tanto gobierno como sociedad civil. Nos hemos visto en la obligación de contribuir a reconstruir, en unos casos, y a reorientar, en otros, nuestras acciones de gobierno, las decisiones empresariales o, como mínimo y fundamental, nuestro día a día, nuestras rutinas ciudadanas.

De repente, al mapa de necesidades que habitualmente encaramos los gobiernos, y en concreto el municipal, hay que dibujarle ahora las nuevas e inciertas derivas tras la crisis sanitaria. Y desde ya, como representante municipal, anuncio que no sirven, ni siquiera me parece ético, permanecer impasible a la espera de los (esperemos) recursos extraordinarios de Europa, Madrid o San Telmo.

Por eso, porque gobernar es hacer, el Ayuntamiento de Sevilla ha reaccionado desde el primer momento. Y tras la atención de cuestiones sanitarias y humanitarias, estamos diseñando la reactivación económica que, por supuesto, debe contar con un amplio consenso político. Sirvan de ejemplos la comisión constituida a tales efectos por los grupos políticos del Ayuntamiento, el que hemos denominado Plan 8, orientado a impulsar el turismo, o las convocatorias de ayudas a autónomos y pymes o, de manera inminente, al sector de la cultura.

Y sin embargo, con todo lo anterior, somos conscientes de que "patologías extraordinarias" requieren "medicinas extraordinarias". Por ello, en el Ayuntamiento estamos poniendo en marcha un ambicioso plan de enajenaciones de suelos e inversiones públicas para contribuir a la reactivación económica, y que tenga un efecto de arrastre sobre la iniciativa privada.

La programación realizada para vender suelos adscritos a la Gerencia de Urbanismo, y de esta forma obtener recursos para financiar proyectos de iniciativa pública, es una ecuación que puede antojarse sencilla, pero que esconde en el fondo una complejidad jurídica, presupuestaria y urbanística cuya materialización supondrá para Sevilla un nivel de inversión difícil recordar y sin afectar a otras prioridades presupuestarias ni descuadrar las cuentas municipales.

Además, a nadie se le escapa que esta operación es una vía para captar inversiones privadas, las cuales se traducirían en viviendas, espacios libres o proyectos de usos terciarios, además de la consiguiente generación de empleo.

Y todo ello, sin despatrimonializar al Ayuntamiento, pues estamos hablando de afectar sólo a una parte exigua del mismo.

Esta programación plasmada en un plan cuatrienal supone la enajenación o realización de 11 operaciones de venta de suelos sobre los que ya la iniciativa privada ha demostrado interés, y sobre los que podrá desarrollar los correspondientes proyectos de construcción de viviendas u otros negocios a partir de la obtención de los suelos.

Al mismo tiempo, y aquí radica lo verdaderamente excepcional de este plan, estos recursos que obtendría el Ayuntamiento permitirán financiar 28 proyectos valorados en 53,7 millones de euros, tales como la construcción de VPO, la rehabilitación de patrimonio BIC municipal, cubrir necesidades de equipamientos de barrio, o intervenir en el cinturón verde de la ciudad.

Ejemplos de proyectos que pueden ver acelerada su inversión, son los relativos a los Pajaritos, Torreblanca, el Paseo de Torneo, los Centros Cívicos de Bermejales y Sevilla Este, o la culminación del Espacio Santa Clara.

En definitiva recursos extraordinarios en un escenario complicado, que llegarán sin incrementar la presión fiscal y de manera autónoma, sin tener que apelar a otras administraciones. Recursos extraordinarios que, estamos convencidos, tendrán un pronto efecto de arrastre en la iniciativa privada.

Porque esta operación, tremendamente innovadora en la gestión de los recursos patrimoniales del Ayuntamiento, está orientada a provocar un efecto virtuoso en la economía local. Y que, además, a buen seguro hará que Sevilla sirva de ejemplo para otras ciudades españolas en la gestión de su patrimonio inmobiliario. Un patrimonio cuya finalidad debe ser atender y financiar las necesidades y déficits de la ciudad y de la ciudadanía.

Gobernamos porque hacemos.

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