Memorias de África, la experiencia de un policía local de Sevilla en Níger

David Guzmán, experto piloto de drones, participa en un proyecto internacional de cooperación formando a la Gendarmería Nacional de Níger

Antonio Benítez, también miembro de Asemerpas, y David Guzmán.
Antonio Benítez, también miembro de Asemerpas, y David Guzmán. / Juan Carlos Vázquez

David Guzmán, policía local de Sevilla, instruyó el pasado mes de julio en el manejo de drones a la Gendarmería Nacional de Níger. Este agente municipal, destinado en la Unidad de Tráfico-Motoristas, es un experto piloto de drones y preside la asociación Asemerpas, un grupo de policías, bomberos, guardias civiles, miembros de Protección Civil y de distintos servicios de emergencias que llevan años apostando por el uso de drones para potenciar la seguridad pública. En los últimos años han participado en numerosas búsquedas de personas desaparecidas, rescates en lugares de difícil acceso o incendios forestales. Pero nunca hasta ahora les había tocado una misión como la que cumplieron el pasado mes de julio: instruir a la Policía de uno de los países más pobres del mundo en el manejo de las aeronaves no tripuladas.

La oportunidad surgió a raíz de la colaboración entre Asemerpas y la entidad ASD Drones, que desarrolla en el Sahel un proyecto elaborado por la Unión Europea. Quien encargó la iniciativa fue la Fundación Internacional para Iberoamérica de Administración y Políticas Públicas(FIAPP). Así, dos instructores formaron a la Gendarmería Nacional de Níger, un cuerpo militar pero con funciones de policía inspirado en la Gendarmería francesa, en el manejo de drones. Hasta la capital del país, Niamey, volaron David Guzmán y el gallego Samuel Padín. Ambos estuvieron enseñando distintas técnicas a los policías nigerinos durante cinco días, del 25 al 30 de julio, y realizaron varias simulaciones de situaciones que pueden darse en el día a día del trabajo policial.

David Guzmán, cuarto por la izquierda, con los gendarmes de Níger a los que formó junto con Samuel Padín.
David Guzmán, cuarto por la izquierda, con los gendarmes de Níger a los que formó junto con Samuel Padín. / M. G.

“Llegamos al hotel acompañados por el personal de la Embajada, que nos recogió y nos llevó al hotel. Las medidas de seguridad son allí muy fuertes porque es un país que está continuamente bajo la amenaza del terrorismo”, explica el policía local. “Nos recogían todos los días dos soldados armados, nos trasladaban al cuartel y allí todos los días, al amanecer, empezábamos la formación durante toda la jornada”. Guzmán impartió un curso teórico-práctico sobre el uso de drones de última tecnología, de cara a sacarle el máximo provecho para el uso policial y militar de los aparatos.

Formó a diez pilotos. Hubo cuatro grandes ejes durante el curso: vuelos de seguridad, inspección en intervención; técnicas de vuelo en situaciones táctico-policial; obtención y tratamiento de imágenes tras intervención policial; operatividad y seguridad aérea en situaciones de despegues y aproximación. “Allí el nivel de formación está muy bajo. Apenas habían visto un dron, pero nos entendimos muy bien con ellos y al final obtuvimos muy buenos resultados”. Incluso tuvo una anécdota con un coronel que era uno de los máximos responsables de la Gendarmería, que se empeñó en volar un dron y lo hizo con cierta destreza. “Nos recibió un despacho y nos dijo que él iba a volar también. Fue capaz de aterrizarlo en un espacio tan pequeño como el de una mesa. Me sorprendió bastante”.

Padín y Guzmán, recibidos por la embajadora de España en Níger, Nuria Reigosa.
Padín y Guzmán, recibidos por la embajadora de España en Níger, Nuria Reigosa. / M. G.

Uno de los momentos más importantes, cuenta el policía local, fue cuando fueron recibidos por la embajadora de España en Níger, Nuria Reigosa, que se interesó por su estancia en el país y mantuvo un encuentro con ellos. “Tuvo un detalle con nosotros que difícilmente olvidaremos. Y tengo que agradecer a todo el personal de la Embajada que velara por nosotros en todo momento. Es un país en conflicto y subdesarrollado. En la semana que estuvimos hubo un par de atentados en las inmediaciones de Niamey. No es un lugar en el que pudiéramos ir libremente por la calle y se agradece mucho esa protección que nos brindaron, que nos hizo sentirnos seguros todo el tiempo”.

En las fotos que ha traído de Níger se aprecian unas calles embarradas (sólo hay un par de avenidas asfaltadas) y mucho bullicio en la calles. “Y miseria. Es uno de los países más pobres del mundo. Antes de ir me vacuné contra varias enfermedades, pero me llamó la atención que apenas hay coronavirus. Es un sitio al que la gente no va, no hay movilidad y no es fácil que el virus entre. Aún así, yo llevaba una PCR negativa y luego me hicieron otra al llegar”.

Gendarmes de Níger durante el curso.
Gendarmes de Níger durante el curso. / M. G.

También hubo tiempo para la anécdota. En el aeropuerto sacó una bandera del Betis, que fue rápidamente identificada por los militares nigerinos. “Se acercó uno de ellos, me miró muy serio y pensé que iba a haber algún problema. Al momento me dijo: ‘Yo, del Madrid’. Me tuve que reír. Conocían al Betis por Finidi, que es del país vecino, Nigeria, pero es una celebridad también en Níger. Terminamos haciéndonos fotos con la bandera”.

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