Pueblos acostumbrados a las maletas

No es nada nuevo para ellos. Lo vivieron hace décadas y ahora lo contemplan otra vez como si el tiempo se hubiera detenido al pie de una estación. Forma parte de la historia más reciente de unos pueblos donde la emigración ha sido una constante en el último medio siglo. Municipios acostumbrados al trasiego de maletas cuando la propia tierra ofrece pocas posibilidades para vivir.

El estudio minucioso del PERE en la provincia de Sevilla revela que tras las grandes cifras hay pequeños relatos de despedidas forzosas. En datos cuantitativos Dos Hermanas, tras la capital, es el municipio con mayor número de sevillanos en el extranjero, 643. Le sigue Morón de la Frontera, con 637 vecinos viviendo fuera de España, Alcalá de Guadaíra (529), Utrera (510), Écija (379), La Rinconada (322), Carmona (314) y Lora del Río (310). Por contra, un análisis comarcal evidencia que la Sierra Sur es la zona de la provincia que más abandonan sus vecinos ante la falta de recursos para prosperar.

Pero tras las grandes cifras aparecen los porcentajes comparativos que demuestran la incidencia que tiene la emigración en determinadas localidades. Éste es el caso de Pruna, donde los emigrantes suponen el 10,3% de la población, Villanueva de San Juan (6,1%) y Villanueva del Río y Minas, en la que dicho porcentaje es del 5,7%, unas cifras que no se alcanzan en otros municipios. De hecho, en la ciudad nazarena, pese al alto número de emigrantes, éstos sólo suponen el 0,5%, por debajo incluso de la capital, donde llegan a representar el 2,5%, uno de los porcentajes más altos de la provincia.

En Villanueva del Río y Minas, el 5,7% de sus habitantes (302) que se han marchado del pueblo es un porcentaje que trasciende de un padrón y marca su historia. La configuración actual de este municipio data de finales del siglo XIX, cuando comenzó a explotarse la mina de carbón que le da el apellido a la localidad. El alcalde del municipio, Francisco Barrera (del partido independiente Unión Minera), recuerda que a principios de la centuria pasada Villanueva del Río y Minas fue localidad receptora de numerosos inmigrantes -principalmente españoles- que se quedaron en el pueblo ante las expectativas que presentaba el yacimiento.

El devenir del pueblo cambió a mediados de la década de los 70 con el cierre de la mina. Fue entonces cuando los villarroteñomineros se acostumbraron al trasiego de maletas. Familias que tuvieron que emigrar, ya que la principal fuente de empleo del municipio se había acabado. "En dos años pasamos de tener 20.000 habitantes a 7.000. La mayoría se fueron a países donde aún quedaban cuencas mineras activas, como Alemania, Bélgica o Francia. También se marcharon a regiones españolas con tradición en esta actividad, como Asturias, León, Teruel, e incluso Córdoba", recuerda Barrera.

Casi 40 años después la estampa se reproduce. Los nietos de aquellas familias que salieron del pueblo son ahora los que se marchan en busca de un futuro mejor ante las escasas perspectivas de trabajo que deja la crisis. "Buena parte de los nuevos emigrantes buscan refugio con las familias que se fueron a Alemania o a Francia en los 70. Allí tienen una casa asegurada y más posibilidades de encontrar trabajo que aquí", relata el alcalde de Villanueva del Río y Minas, quien apostilla que "a los que buscan trabajo se suman los jóvenes que viajan a países donde tienen familias para estudiar".

Buena parte de la población de esta localidad de la vega sevillana son pensionistas acogidos al regimen especial de la minería, por lo que cobran -por lo general- unas pensiones bastante altas que pueden alcanzar los 35.000 euros al año. "Muchas familias viven actualmente gracias a la pensión de los abuelos, que da de comer a padres e hijos", recalca el primer edil del pueblo. En este sentido, hay que recordar que el cierre de la mina de Villanueva no tuvo indemnización para los trabajadores como sí ocurrió posteriormente en los yacimientos de carbón de otras zonas de España.