Quintero y las nuevas damas de hierro

JESÚS Quintero paseaba por la Alameda haciendo tiempo para ver en el cine Cervantes La dama de hierro, la recreación que Meryl Streep ha hecho de Margaret Thatcher, que parece la abuela de David Cameron. Los niños jugaban en el parque, los padres se saludaban en el reencuentro de la normalidad, vuelve el cole, vuelve la Liga. Mi hijo jugaba con sus amigos: Miguel le regaló unos patines, hacía pompas de jabón con Daniel y Yago lo invitaba a formar un tándem balompédico con mucho futuro. El padre de Yago es gaditano de Alcalá de los Gazules. Ponderábamos las cualidades de Cádiz. Yo le contaba al padre de Gonzalo, otro amigo de mi hijo en este Greenwich Village de los enanos, que ya decía Antonio Domínguez Ortiz que España es trimilenaria gracias a Cádiz. Sólo les faltaba a las estatuas de Julio César y de Hércules inclinarse en señal de afirmación y asentimiento. Tan sevillanos como gaditanos esos romanos, que uno imagina reencarnados en el Beni de Cádiz y su hermano Amós, el gran flamencólogo.

Jesús Quintero y Carlos Herrera deben ser los únicos privilegiados que han sido Reyes Magos en la Cabalgata de Sevilla y pregoneros del Carnaval de Cádiz. La transición perfecta. Hasta el rabo todo es toro, y hasta ayer, festividad del bautismo del Señor en aguas del Jordán, era Navidad. Lo es por lo menos para los rusos ortodoxos, que no se atienen a nuestro calendario gregoriano, sino al juliano. Que debe aludir al mismo Julio César de la estatua de la Alameda junto a Las Maravillas. Acabo de caer en la cuenta de que los hermanos Cadaval, Jorge y César, los Morancos de Triana y del Tardón, también han sido Reyes Magos en Sevilla y pregoneros del Carnaval en la tierra de Fermín Salvochea.

Fuimos a Cádiz a recoger los regalos de Reyes. Estaba la ciudad espléndida. Mi cuñado Eulogio, sevillano de la Alameda con historial de marino en San Fernando, Lanzarote, Bermeo y Barbate, es ahora un magnífico fotógrafo. Me llevó al bar Copacabana a ver una exposición de fotografías que Eduardo Ruiz ha hecho a lo largo de cuatro visitas a la ciudad de El Cairo. Este año se cumplen las bodas de plata de mi crucero por el Nilo a bordo del Isis & Osiris. Son imágenes cotidianas, no estampas de turista o reportero de urgencias. Quintero es un asiduo del teatro Falla y ahora es empresario teatral en la calle Cuna, en el teatro que lleva su apellido y que instaló en lo que fue el mítico cine Pathé. Sus antepasados se fueron a Indias desde los lugares colombinos; él prefiere el viaje de vuelta, hace la media arimética entre los incas y los fenicios y le sale un microcosmos con canciones del pirata Quiñones y poemas del marinero Rafael Alberti. Si Garcilaso viviera, él sería su escudero. Ayer Quintero le fue infiel al Betis por culpa de Margaret Thatcher. Se entiende. Habrá ido para documentarse en estos tiempos de las nuevas damas de hierro: la incombustible Teófila Martínez, que superó en el Ayuntamiento de Cádiz las cuatro legislaturas de Carlos Díaz, sevillano de cuna, y las neófitas Dolores de Cospedal o Soraya Sáenz de Santamaría, que ha sustituido a Manuel Chaves al frente de la comisión del bicentenario de las Cortes del 12. En Cádiz ha gustado mucho que la Cabalgata de Sevilla se haya acordado de la efemérides y no ha gustado nada que en su propia Cabalgata no haya habido la menor referencia al número 12, que suena a ese apoyo incondicional a la selección española en tiempos de Miguel Muñoz.

Los niños vuelven al cole y los padres a la realidad. El Miércoles de ceniza se abrirá la temporada de torrijas, pero no sean impacientes: ayer era Navidad en Moscú, donde el Loco de la Colina no ha sido rey mago ni pregonero de los Carnavales. Esa nueva teoría de la relatividad caletera que se calcula multiplicando el Peña por el Masa, Cádiz equidistante entre la Granada de Carlos Cano y la Sevilla de Antonio Burgos.