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Educación

Selectividad en Sevilla: La nota media pasa del bien al notable en 12 años

Estudiantes durante un examen de Selectividad en la Universidad de Sevilla.

Estudiantes durante un examen de Selectividad en la Universidad de Sevilla. / Juan Carlos Vázquez

Unas pruebas de acceso a la enseñanza superior que ya otorgan casi el aprobado general. La Selectividad (ahora denominada Pevau) dejó hace décadas de suponer un filtro a la hora de entrar en la universidad, pues más del 90% de los alumnos que se somenten a estos exámenes logran superarlos en su conjunto. Cuestión distinta es que luego obtengan la nota necesaria para la carrera deseada. Y ahí es donde las administraciones competentes se enfrentan a uno los problemas actuales: cada vez más titulaciones exigen calificaciones de corte muy altas que dejan fuera a estudiantes con un magnífico expediente académico. El nuevo modelo de Selectividad anunciado esta semana por el Gobierno ha arrojado, a priori, más dudas que certezas para afrontar este asunto. 

El porcentaje de aprobados en estas pruebas ha ido en aumento cada curso. También lo ha hecho la nota media de la Pevau. Así lo evidencian los datos aportados por la Universidad de Sevilla (US). Los más antiguos son de la convocatoria de 2010, cuando entró en vigor el nuevo modelo de examen que se ha mantenido -salvo pequeñas modificaciones- hasta el último ejercicio académico. 

Aquel año se presentaron a la Pevau por la Hispalense 5.794 alumnos, de los cuales 5.361 lograron superar la Selectividad, es decir, un 92,52%. Pues bien, en la pasada convocatoria de junio los inscritos han llegado a los 8.212, o lo que es lo mismo, 2.400 estudiantes más que hace 12 años. El porcentaje de aprobados suma casi cuatro puntos más: el 96,23%, cifra acorde con la media española, lo que traducido en números redondos equivale a 7.563 nuevos universitarios, esto es, 2.542 estudiantes más durante el periodo analizado. Y ello, sólo teniendo en cuenta los datos aportados por la US, al no poder contar con los de la Pablo de Olavide.  

El salto por el Covid

Debe hacerse un paréntesis en esta evolución para destacar el gran salto del número de matriculados y aprobados en Selectividad en julio de 2020, una convocatoria ordinaria que se celebró fuera de fecha tras el confinamiento impuesto por las autoridades sanitarias ante el estallido de la pandemia del Covid. La interrupción de las clases llevó a un mayor número de aprobados, que se evidenció en las cifras de la Pevau que aporta la US. Si hasta 2019 el aumento de inscritos en las pruebas no superaba el centenar, aquel ejercicio la subida anual se tradujo en 1.371 matriculados más. Un fuerte incremento que dejó huella en los aprobados: de 7.076 se pasó a 8.235, cuando un año antes el repunte no había llegado a cien. El coronavirus había facilitado a muchos alumnos lograr el sueño universitario. Aquella Selectividad, por cierto, se alteró el modelo de examen, una pequeña modificación que ha continuado las dos últimas ediciones, en las que las cifras se han moderado y han continuado con su senda de crecimiento normal.   

Queda claro que la Selectividad es una prueba que logra superar casi la totalidad de los que se presentan a ella. Si en 12 años se ha incrementado en cuatro puntos, a nadie escapa que en poco más de una década, o menos, se llegue al 100%, por lo que el acceso a la enseñanza universitaria queda garantizado. Ahora bien, a la par que aumenta el número de aprobados también lo hace la nota media de los exámenes. La evolución facilitada por la Universidad de Sevilla verifica esta tendencia. En 2010 la nota media de la Pevau fue de 6,959, cuando han transcurrido 12 años, la calificación ha pasado del bien al notable, al situarse en un 7,774, por lo que en este tiempo ha aumentado en 0,815 puntos. 

Ha de tenerse en cuenta que en todo momento se está hablando de la nota media de Selectividad, sin tener en cuenta el expediente académico del Bachillerato. Su evolución demuestra que cada vez los alumnos están más preparados para enfrentarse a dichas pruebas, lo que tiene un claro reflejo en las calificaciones de corte de las titulaciones. En la primera adjudicación de plazas -publicada el pasado 7 de julio-, sólo en la US el grupo de carreras que exigían más de un 13 (el máximo es 14) para entrar en ellas lo conformaban 14 grados, mientras que en la UPO eran siete. El ranking lo coronaba el doble grado de Física y Matemáticas, con un 13,79, la calificación más alta del Distrito Universitario Único Andaluz

Una excelencia más común

Este grupo de la excelencia aumenta cada curso, lo que también provoca mayor frustración entre estudiantes que, logrando una nota más que meritoria, se quedan a pocas décimas de conseguir plaza en la carrera deseada. Ejemplo de ello es Medicina, en la US, para la que ya se requiere un 13,54. Es la titulación más demandada de la Hispalense. 

Para la convocatoria extraordinaria de julio de la Selectividad, la Hispalense contaba con 19 titulaciones que aún presentaban vacantes. De ellas, ocho eran en centros propios y 11, en adscritos. Todas tenían un denominador común: pertenecían a las ramas de letras y Humanidades. Entre ellas debe anotarse el caso del doble grado de Periodismo y Comunicación Audiovisual, que pese a registrar una de las notas de corte más alta en la primera adjudicación de plazas (un 13,441), contaba con puestos vacíos. En este listado se encontraban varias filologías, estudios lingüísticos, Historia del Arte y titulaciones de Educación Infantil y Primaria de centros adscritos. 

La situación actual que presenta la Pevau puede ser bien distinta dentro de dos cursos, cuando entre en vivor el nuevo modelo propuesto por el Gobierno central, acorde con la reforma educativa (Lomloe), que basa la enseñanza en la obtención, por parte del alumno, de las competencias clave para su futuro desarrollo personal y profesional. No se trata, por tanto, de un aprendizaje memorístico, como han defendido desde Moncloa, sino competencial, de ahí que luego estos logros deban evidenciarse en una Selectividad totalmente diferente a la actual. 

El nuevo modelo

Por ahora, se ha anunciado un modelo transitorio que se pondrá en marcha en junio de 2024 (los que en septiembre entren en primero de Bachillerato serán quienes se sometan a él) y que, a grandes rasgos, supone la reducción del número de exámenes y la implantación de una prueba de "madurez académica" en la que los estudiantes habrán de demostrar las "destrezas" en las materias comunes de la etapa preuniversitaria. Llegará a representar el 75% de la nota final de la Pevau. 

Este anuncio ha pillado a la mayoría de la comunidad educativa de vacaciones y con el nuevo Gobierno de la Junta de Andalucía a pocos días de tomar posesión de su cargo. No por ello, los consejeros con competencias en la formación académica han evitado pronunciarse al respecto. La nueva titular de Desarrollo Educativo y FP, Patricia del Pozo, que asistió a la Conferencia Sectorial donde la minista Pilar Alegría presentó esta propuesta, exigió un modelo de Selectividad común para las 17 autonomías españolas. El consejero de Universidad, José Carlos Gómez Villamandos, también ha abogado por esta homogeneidad y ha puesto en duda la objetividad que pueda aplicarse a la polémica prueba de madurez. 

La nueva Selectividad propuesta por el Gobierno no se desarrollará plenamente hasta junio de 2027. Para entonces habrá que comprobar, con cifras en la mano, su repercusión en el porcentaje de aprobados y en la nota media, que condiciona la entrada en la carrera deseada. Todavía ningún responsable ha planteado mayor exigencia en los criterios de evaluación de estos exámenes.