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Sevilla

Testimonios de familiares de mayores atendidos en el Alcora: "Con lo que había en las residencias, que a mi madre se la llevaran fue lo mejor que le ha podido pasar"

  • Tres familias cuentan la experiencia vivida tras el contagio de sus progenitores en los centros de mayores más castigados

Arriba ala izquierda Brígida Martín; abajo, Ángeles Navajas; y a la derecha, el matrimonio formado por Manuel Aguilera y Manuela Rebollo, contagiados todos de coronavirus en sus residencias de mayores.

Arriba ala izquierda Brígida Martín; abajo, Ángeles Navajas; y a la derecha, el matrimonio formado por Manuel Aguilera y Manuela Rebollo, contagiados todos de coronavirus en sus residencias de mayores. / M. G.

"Cuando me dijeron que mi madre era positivo en coronavirus, pensé que ya no la veíamos más”. Lo dice María, hija de Brígida Martín mientras atiende a su madre en su casa después de que a sus 99 años de edad haya superado esta nueva enfermedad y que se ha cobrado la vida de más de 5.400 mayores en asilos de toda España. A sus casi cien años, Brígida vivió la irrupción del virus en la provincia desde el geriátrico Joaquin Rosillo de San Juan de Aznalfarache, el más castigado por la pandemia en la provincia con más de un centenar de afectados, y donde resultó contagiada a finales del mes de marzo. No es muy distinta la sensación que causó en Silvia la noticia del contagio de su madre Ángeles Navajas, de 87 años recientemente cumplidos y usuaria del centro San Pedro Nolasco en El Viso del Alcor. "Al principio tuvimos mucho desconcierto. Nos llamaron de la residencia para comunicarnos que se llevaban a mi madre al Hotel Alcora porque había dado positivo en coronavirus. Todavía no se sabía nada de ese lugar, qué gravedad tenían los que iban, y fueron dos o tres días duros", relata. Para Paqui, el recibir las llamadas que le comunicaron el contagio de sus padres, también en el geriátrico Joaquín Rosillo, supuso una gran "angustia", sobre todo, los primeros días. Su caso contó con el añadido de que los contagiados fueron tanto su padre, de 87 años, como su madre, de 83 y totalmente dependiente, a la que le diagnosticaron la enfermedad en el Hospital San Juan de Dios, donde fue trasladada tras caerse y romperse la cadera.

Brígida Martín, en la casa de su hija, tras resultar contagiada de coronavirus en el geriátrico Joaquín Rosillo. Brígida Martín, en la casa de su hija, tras resultar contagiada de coronavirus en el geriátrico Joaquín Rosillo.

Brígida Martín, en la casa de su hija, tras resultar contagiada de coronavirus en el geriátrico Joaquín Rosillo. / M. G.

Tres familias y relatos muy parecidos con un mismo final: la superacion de un virus que se ha cobrado 147 vidas de mayores en las residencias de la provincia y que en los últimos dos meses y medio suman más de 600 afectados. María, Paqui y Silvia son hijas de ancianos contagiados de coronavirus en los centros de mayores de la provincia que han sufrido los estragos de la pandemia de una forma muy virulenta y que además tienen en común el compartir la experiencia de que sus progenitores hayan sido de los primeros ancianos atendidos en el Hotel Ilunion Alcora, en San Juan de Aznalfarache, medicalizado por la Junta de Andalucía y atendido sanitariamente por el SAMU, convirtiéndose en el primer hospital de campaña al servicio de la pandemia en Sevilla ante la gravedad de la situación en hasta cinco centros de mayores (Joaquín Rosillo, La Paz, Domusvi Santa justa, Fundomar Los Bermejales y San Pedro Nolasco) y por el que entre el 27 de marzo y el 1 de mayo han pasado 89 ancianos.

Ante esta situación, en un tiempo récord, las instalaciones de este hotel del Aljarafe, que recién acababa de cerrar sus puertas por el estado de alarma, fueron reconvertidas por el equipo del SAMU encargado en un centro asistencial con cinco salas medicalizadas, boxes de cuidados intensivos y habitaciones habilitadas para el descanso del propio personal sanitario y empezaron a recibir los primeros pacientes. "Recibimos la solicitud de desarrollar esta labor el viernes 27 de marzo a la una de la tarde y a las ocho de la noche estábamos recibiendo a los primeros 25 pacientes. Sin darnos cuenta estábamos montando el hospital al tiempo que ya estábamos atendiendo a los primeros mayores que llegaron. No obstante tengo que agradecer el apoyo que hemos recibido tanto de las administraciones públicas como del propio hotel que han hecho posible que hayamos vivido una de las misiones más gratificantes de los últimos tiempos con un magnífico reto para nosotros, asumido con mucho cariño y con todo el personal de SAMU volcado", cuenta Juan González Escalada, el director del área de Emergencias de SAMU, la entidad encargada de habilitar el centro asistencial medicalizado para ancianos afectados por coronavirus en el Hotel Alcora.

"En apenas unas horas pasamos de estar adecuando el hotel a recibir a 25 pacientes"

Para González, el gran esfuerzo realizado por los 108 miembros de su equipo durante el mes de trabajo en el Alcora junto a los refuerzos recibidos desde los centros sanitarios del distrito Aljarafe-Sevilla Norte y el Hospital San Juan de Dios no resta gratificación a los resultados obtenidos. En un discurrir de tiempo en el que los logros se han conseguido, según sus propias palabras, "solapando un reto con otro", destaca el director del área de Emergencias de SAMU, que su principal meta ha sido "convertir aquello que de lo que se hablaba en números en pacientes con nombres y apellidos". "El tener que trabajar solapando un reto con otro, desde el logístico de montar un hospital en pocas horas y conseguir personal para dotarlo, al de tener que conseguir atender pacientes mientras sigues mejorando las instalaciones, consigues que la medicación les llegue a su hora, que coman o se aseen, no nos ha restado la humanidad y humildad del trato con los pacientes. Nuestros pacientes", relata.

Operarios a las puertas del Hotel Alcora durante su reconversión en hospital de campaña. Operarios a las puertas del Hotel Alcora durante su reconversión en hospital de campaña.

Operarios a las puertas del Hotel Alcora durante su reconversión en hospital de campaña. / Juan Carlos Muñoz

Parte del equipo del SAMU que ha trabajado con los mayores en el centro asistencial medicalizado en el Hotel Alcora. Parte del equipo del SAMU que ha trabajado con los mayores en el centro asistencial medicalizado en el Hotel Alcora.

Parte del equipo del SAMU que ha trabajado con los mayores en el centro asistencial medicalizado en el Hotel Alcora. / M. G.

Junto ese reto asistencial en el que los profesionales del SAMU han centrado sus esfuerzos, el trato y la comunicación con los familiares se convertía en otra puerta de obligada apertura. "A medida que avanzaban los días, no sólo nos sentíamos más cerca de los pacientes, sino que también nos acercábamos a sus familiares y éramos conscientes del cariño que les transmitían a través de una simple pantallita”, destaca, haciendo referencia al uso de tablets para hacer videollamadas entre mayores y familias.

Precisamente, este trato "humano y cercano" es el que destacan y en el que coinciden las familias de los mayores atendidos en este centro. Para Paqui, hija de Manuela Rebollo y Manuel Aguilera, los momentos "angustiosos" del principio se convirtieron en "tranquilidad" en "menos de una semana" de ingreso de sus padres en el Hotel Alcora. "Nuestra experiencia con el SAMU ha sido de diez. Nos llamaban todos los días, nos hacían videollamadas, podíamos verlos felices, estaban bien... la verdad es que la tranquilidad nos volvió a la semana más o menos porque todos los mensajes que nos mandaban y lo que mi padre nos contaba es que todo era muy bueno. Yo creo que para mi padre su estancia allí ha sido como una semanita de vacaciones", cuenta Paqui emocionada por la situación superada por sus progenitores.

El matrimonio formado por Manuel Aguilera y Manuela Rebollo, contagiados de coronavirus y trasladados al Hotel Alcora. El matrimonio formado por Manuel Aguilera y Manuela Rebollo, contagiados de coronavirus y trasladados al Hotel Alcora.

El matrimonio formado por Manuel Aguilera y Manuela Rebollo, contagiados de coronavirus y trasladados al Hotel Alcora. / M. G.

Es la misma sensación que considera Silvia que le ha quedado a su madre tras su ingreso en este centro asistencial. "Ella ha estado tan bien que, como tiene algunas pérdidas de memoria, hay veces que nos cuenta lo bien que ha estado en el hotel donde la llevaron. Yo creo que ella echa de menos aquello", relata la hija de Ángeles Navajas entre risas, que asegura que el traslado de su madre desde la residencia a este centro "ha sido lo mejor que le ha podido pasar".

En la misma línea, la hija de Brígida Martín también destaca el trato "humano y delicado" de los profesionales de SAMU tanto con los mayores como con las familias. Sin querer entrar en detalles, señala que esa carencia de cercanía y comunicación fluida ha sido precisamente de la que adoleció en un primer momento el geriátrico del que procedía su madre. "La información era muy escueta. Podían pasar a lo mejor dos días sin que supiéramos nada de ella. Nos decían que si no nos llamaban es que todo estaba bien, pero eso mismo le decían a algunas personas a las que un día después les llamaban para comunicarles la muerte de su familiar. En el Hotel Alcora era lo contrario, todos los días nos llamaban por la mañana para informarnos, nos decían cómo estaba, si había comido, si tenia síntomas… nos daban una información tan amplia que, aunque estábamos preocupados porque no la podíamos ver, nos dio una tranquilidad enorme", afirma.

Ángeles Navajas, contagiada en la residencia de mayores San Pedro Nolasco en el Viso del Alcor, día que abandonó el hotel. Ángeles Navajas, contagiada en la residencia de mayores San Pedro Nolasco en el Viso del Alcor,  día que abandonó el hotel.

Ángeles Navajas, contagiada en la residencia de mayores San Pedro Nolasco en el Viso del Alcor, día que abandonó el hotel. / M. G.

Junto a ese trato y comunicación directa entre mayores y familiares, tanto María como Paqui y Silvia destacan la disposición de un servicio de psicólogos ofrecidos por el SAMU para aquellos casos en los que la situación vivida por los miembros de la familia requiriera terapias o algún tipo de tratamiento.

Por último, en ese cúmulo de adaptación de espacios, atención sanitaria y trato con los familiares, el reto final que afrontaron los profesionales del SAMU, según su director del área de Emergencias, fue el de "la devolución de los pacientes que habían sanado a la sociedad". "Nosotros establecimos un protocolo de descontaminación de tal calibre que para que saliese un paciente por nuestra puerta hacían falta dos horas de dedicación exclusiva de al menos cuatro personas. Nos planteamos el devolver a los pacientes a la sociedad de manera triunfal. Pusimos un equipo de peluquería, de maquillaje, llamábamos a sus residencias para que nos enviaran ropa limpia... Las señoras salían de allí como unas auténticas reinas y los señores con sus trajes de domingo”, cuenta Juan González. Una atención que destaca la hija de Ángeles Navaja. "Me mandaron fotos de la salida de mi madre hacia la residencia, sonriente, feliz, con sus uñas pintadas, peinada de peluquería... la verdad que no se cómo agradecer el trato que esos profesionales del SAMU le han dado a mi madre", afirma.

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