Hospital de San Lázaro: Casi diez años de lucha contra las adicciones

salud

La Unidad de de Desintoxicación Hospitalaria del Macarena ofrece a los pacientes tratamiento farmacológico y psicoterapéutico

Adictos en rehabilitación: El club de la lucha

Los doctores Ricardo Ruiz (primero por la izquierda) y Nieves Lara (tercera), junto al resto del equipo de una unidad. / H.u. V. M.

El Hospital de San Lázaro, dentro del área sanitaria Virgen Macarena, cuenta con una Unidad de Desintoxicación Hospitalaria para personas con adicciones que deciden tratarse para acabar con ellas, una de las tres de las que dispone el sistema sanitario público andaluz.

Un recurso de esperanza y para recuperar la vida que pronto cumplirá una década y por el que continuamente pasan personas que han tomado la determinación de vencer a las adicciones que padecen y de las que son conscientes de que merman su vida. Concretamente, más de 800 pacientes han pasado en los últimos diez años por esta unidad coordinada por un equipo de Medicina Interna del Macarena. Nieves Lara y Ricardo Ruiz son los encargados de desarrollar esta labor desde que la unidad abrió sus puertas y en resumen se sienten "muy satisfechos con su trabajo". Junto a ellos, un equipo formado por una enfermera y un auxiliar, además de personal administrativo y una trabajadora social ofrecen una atención integral y especializada.

Hasta esta unidad, ubicada en la primera planta sur del Hospital de San Lázaro, llegan personas que lo hacen siempre de forma voluntaria. "Son pacientes que deciden ingresar después de que no hayan funcionado otras terapias ambulatorias para recibir tratamientos que limpien su organismo de sustancias tóxicas", explica la doctora Lara. "También casos en los que su entorno sociofamiliar, tampoco ayuda a que puedan salir de ese bache", añade el doctor Ruiz.

E doctor Ruiz, junto a un paciente en la planta de hospitalización. / H. U. V. M.

Desde el primer momento del ingreso, la terapia empieza con un abordaje terapéutico para evitar que los pacientes sufran de abstinencia. "Es lo primero que tenemos que intentar. Una vez pasamos esa primera fase, empezamos a ir bajando la medicación e incluyendo al paciente en actividades varias como pueden ser juegos, ejercicios físicos, sala de televisión y entran a formar parte de las reuniones grupales que se hacen dos veces a la semana con un voluntariado que vienen para hablar con ellos", indica el profesional.

Y es que este espacio no es sólo un lugar de internamiento, lo es también de acogida y acompañamiento por el equipo de profesionales que, además de experiencia, conocimientos clínicos y formación específica, ofrecen calidez en los cuidados y empatía. Para que esta atención integral sociosanitaria se haga en las mejores condiciones, la unidad dispone, además de las habitaciones de ingreso clásicas, de zonas para otras actividades complementarias como ejercicios físicos, reuniones grupales, terapias de conducta, juegos o manualidades. Tiene capacidad para seis personas por cada turno

Los pacientes en la zona de juegos, dentro de la terapia. / H. U. V. M.

Los ingresos son programados a través de una lista de espera a la que se accede desde los diversos centros provinciales o comarcales de Drogodependencias. En ellos, un equipo multidiscplinar formado el médico terapeuta, trabajador social y psicólogo, hace una intervención básica pero integral del problema y se orienta la línea terapéutica a seguir, indicándose los recursos que precisa la persona afectada por la adicción. "Son ellos, los que en función del perfil del enfermo y su entorno social, los que deciden meterlos en la lista para ingresar en la unidad hospitalaria", explican los internistas.

La principal causa por la que se derivan a estos pacientes es la imposibilidad de una desintoxicación ambulatoria, ya sea por el acúmulo de enfermedades que hace necesaria la vigilancia médica del proceso de desintoxicación, o por las características de la sustancia a desintoxicar, para garantizar la seguridad.

En cuanto al perfil del paciente, la doctora Lara concreta que los mayores casos que llegan son adicciones al, alcohol. "Cuando la ingesta es muy elevada con riesgos de complicaciones médicas y que conlleva la abstinencia", destaca. "Igualmente, aquellos casos en los que por el entorno social es difícil la desintoxicación, mujeres embarazadas por los riesgos que puede conllevar al bebe o en casos de comorbilidad psiquiátrica u orgánica por otras patologías previas", añade el doctor Ruiz.

La estancia en la unidad de Desintoxicación Hospitalaria ronda los siete y diez días. "No es una cura de la adicción definitiva", apostillan sus coordinadores. "Somos el primer eslabón de la cadena directriz del proceso de tratamiento, pero es necesario continuar con una atención especializada", explica el doctor Ruiz. Al salir del hospital, el proceso continúa con un ingreso en comunidades terapéuticas o en viviendas de apoyo al tratamiento y un seguimiento estrecho por los distintos equipos de drogodependencias o el recurso adecuado en cada caso.

Con todo, "hay excepciones", afirman los especialistas, pero, por lo general, se muestran "muy satisfechos" con el trabajo desarrollado por su equipo de profesionales. Según la experiencia de casi 10 años de funcionamiento de este servicio, Ruiz señala que la unidad cumple "el 95% de los objetivos". "Nuestro cometido es desintoxicar, limpiar de tóxicos el organismo de los pacientes que llegan y nosotros lo conseguimos. De aquí salen limpios. No consumen. Pero esto es sólo el principio", sentencia.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último