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Urbanismo encargará un estudio para acabar con la oxidación de las fuentes

  • Tras los casos del pasado mayo, el agua ha vuelto a teñir de naranja nuevos surtidores.

Una solución definitiva. En los últimos meses han sido varias las fuentes históricas que se han teñido de naranja debido a la oxidación del agua. Aunque no se trata de un problema grave para los surtidores, estéticamente ofrecen una imagen muy desvirtuada, tanto para los propios sevillanos como para los miles de turistas que visitan a diario la ciudad. La situación se creía solucionada tras el episodio del pasado mes de mayo, pero desde hace unas semanas, nuevas fuentes lucen ese color anaranjado. Para detectar cuál es el problema y atajarlo, la Gerencia de Urbanismo se plantea encargar a la Escuela de Ingenieros de la Universidad de Sevilla un estudio químico y biológico para determinar el componente de las manchas aparecidas, conocer su causa y prevenir el problema en lo sucesivo.

El pasado mes de mayo las fuentes más afectadas fueron la de Sevilla, en la Puerta de Jerez; y la de las Cuatro Estaciones, en la Plaza de Don Juan de Austria (Prado de San Sebastián). Si bien en estas dos fuentes monumentales no ha vuelto a suceder, después de que los conservadores adoptaran las medidas necesarias, el óxido sí ha vuelto a hacer de las suyas en la fuente de Mercurio, en la Plaza de San Francisco, o en la fuente de los Jardines de la Lonja (Archivo de Indias) que fue reestrenada en junio tras invertir Urbanismo 10.430 euros en la reposición de los numerosos elementos perdidos por el vandalismo y en la restauración de los existentes. Además, el grupo escultórico Muchachas al sol, en la glorieta de Las Cigarreras (Los Remedios) lleva mucho tiempo coloreada de naranja por los efectos del riego. En este caso, hay pendiente una restauración en profundidad del conjunto para devolverle todo su esplendor.

Como ya explicó este periódico, el coloreado de las fuentes se produce al salir el óxido de las tuberías junto al agua. Esto se produce por los productos químicos que hay que utilizar para clorar el agua por motivos sanitarios para prevenir la aparición de bacterias como la de la legionela. Este agente químico, arrastra y limpia las vetustas tuberías de hierro y al salir tiñe la piedra de naranja. La solución definitiva sería cambiar las tuberías antiguas por unas nuevas, pero es una operación costosísima que, en el caso de la Fuente de Sevilla, requeriría levantar la fuente al completo.

Cuando el problema surgió en el mes de mayo, los técnicos especializados estuvieron haciendo pruebas con diferentes productos químicos para averiguar cuál de ellos era el más conveniente por no arrancar el óxido de los conductos. Se pusieron incluso en contacto con técnicos de otras ciudades, como Madrid, hasta que dieron con el agente químico idóneo. Entonces, pusieron en conocimiento de la Gerencia el nuevo modo de proceder para que no volviera a suceder. Fuentes consultadas por este periódico sospechan que los responsables del mantenimiento (Alumbrado Público) habrían vuelto a utilizar el producto químico que se estaba utilizando hasta que las fuentes se mancharon, en lugar del segundo con el que no debería volver a aparecer el problema.

Desde el Ayuntamiento señalaron que se ha procedido a limpiar los surtidores nuevamente teñidos de naranja e incidieron en la necesidad de encargar a la Escuela de Ingenieros de la Universidad de Sevilla un estudio químico y biológico para determinar el componente de las manchas surgidas a fin de conocer la causa de las mismas y prevenir el problema en lo sucesivo. En las fuentes que cuentan con estación de clorado (depuradora) sería más fácil atajar la situación.

Mientras que este estudio se realiza, la Gerencia de Urbanismo va a incrementar la vigilancia sobre las fuentes y va a intensificar su limpieza si fuera necesario. Actualmente se limpian una vez al mes. Además, el servicio de Alumbrado Público va a modificar las instalaciones de las fuentes para que, en los casos que sea posible, desviar ligeramente los surtidores de agua para que no caiga de manera directa sobre las esculturas.

En cualquier caso, el agua oxidada no causa daño alguno sobre las piedras de las fuentes, que en su mayoría cuenta con una película protectora. El daño es puramente estético. Los especialistas en conservación del patrimonio que limpiaron las fuentes en mayo, pudieron quitar el óxido de la superficie tan sólo aplicando agua limpia o con cepillos muy finos. La operación no conllevó más complicaciones. Además de repasar las fuentes, a algunas de ellas, como la Fuente de Sevilla, se le volvió a aplicar una capa de protección.

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