Ventura Galera era un arquitecto comprometido contra la especulación y la gentrificación. Falleció en el accidente de moto del pasado miércoles en la Macarena, tras atropellar a una mujer y estrellarse contra un semáforo. Socio fundador en 1993 y coordinador varios años de Arquitectura y Compromiso Social, se implicó en esta ONG más de de dos décadas, hasta su disolución en 2018.

Vecino de la calle Feria y muy querido, se formó en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Sevilla, profesión que compartía con su esposa Esther y con su hijo, estudiante de 23 años en Sevilla.

Ventura trabajó duro en el barrio de La Bachillera de Sevilla, en apoyo a las reivindicaciones de sus vecinos de regulación de la propiedad y regeneración urbana, y en el asentamiento chabolista de Jnane Aztout, barrio de Larache (Marruecos), cuyo proyecto de erradicación de chabolas premió la ONU.

Lideró el acompañamiento a las familias del asentamiento chabolista Torre de los Perdigones con la Asociación Pro Derechos Humanos y el concurso de ideas para su realojo.

Ha estado muy vinculado a la defensa patrimonial de la Casa Palacio del Pumarejo (BIC), de su rehabilitación y revitalización.

Se presentó en el equipo de la actual decana del Colegio de Arquitectos de Sevilla y representa al Colegio en el Consejo Andaluz de Colegios Oficiales de Arquitectos (CACOA).

Sus compañeros señalan que “tuvo claro, siempre, que la escuadra, el compás y el cartabón eran gadgets de la emancipación social. Y muchos lo aprendimos de él en el Pumarejo y en tantos y tantos líos”. Y añaden que “Ventura cuidó a sus vecinos, a los pobres y a los ricos, porque luchó por los barrios y por sus gentes y, a su vez, y protegió nuestro patrimonio”. Lo definen como “un generador de convivencia”.

Se posicionó rotundamente contra la Torre Cajasol y con la plataforma #Tumbalá intentó impedir la construcción del rascacielos, obligando a las administraciones a trabajar mejor el proyecto.

La despedida de sus amigos: “Ventura, enredante de la Alameda, puedes descansar tranquilo. El rascacielos de Puerta de Triana nos muestra a todos, elocuentemente, el error que ya nunca repetiremos y alguna vez, en tu memoria, sin duda, lo tumbaremos. Que la tierra te sea leve y te arrope. Nosotros te hemos llorado mucho y sinceramente”.