"Unos albañiles estaban calentándose en una iglesia con restos de un retablo"
Los invisibles. José Ramón Pizarro.
Restaurador y diseñador gráfico, arquitecto inconcluso, este manchego reciclado en Triana abre los misterios del Alcázar y la Alhambra en sus azulejos
Llenó la Casa de las Sirenas para ver su exposición de fotografías de azulejos de Al Andalus. Una síntesis de las pasiones de José Ramón Pizarro (Puertollano, 1953), trianero practicante.
-¿Qué vio antes, la Alhambra o el Alcázar?
-Fui un visitante asiduo de la Alhambra en las excursiones con el colegio, pero mi fascinación con el alicatado surge en el Alcázar. Recuerdo el momento, el sitio y la foto. El Patio de las Doncellas. Me deslumbró eso que me parecía igual y diferente.
-Vino a Sevilla a estudiar Arquitectura...
-Lo dejé en segundo de carrera, porque no me gustaba. Lo hice más por una presión familiar. Me dio una formación en Dibujo.
-Alfonso Pleguezuelo, en la presentación, ve en su obra muchas matemáticas, otro elemento nuclear del buen arquitecto...
-En esos azulejos está todo relacionado, es una red que puede llegar hasta el infinito.
-¿El alicatado es la expresión de la imagen abstracta del Dios del Islam, según la lectura teológica de Pleguezuelo?
-El Dios del Islam no me lo planteo.
-¿Y el de las cofradías?
-Di con él por medio de las imágenes, las pinturas, la restauración. Mi verdadera vocación.
-Restauró la Lauda de Niculoso Pisano en Santa Ana. ¿Ha entrado en muchas iglesias?
-En Andalucía en muchísimas. Donde menos, en Sevilla. En cádiz, en Granada... Pude constatar el abandono del patrimonio.
-¿Algún caso palmario?
-En una iglesia donde trabajamos un invierno muy frío, los albañiles estaban calentándose con los restos de un retablo. Debo hacer un matiz. El patrimonio artístico en Andalucía es tan amplio que se necesitarían buenos restauradores, conservadores y mucho dinero que igual no hay.
-¿Le tocó algo de la Expo?
-Fue la época en la que organicé una exposición de Valdés Leal, la de la inauguración de los Venerables, Obras Maestras del siglo XX. Descubrí el diseño gráfico.
-¿Y la fotografía?
-Es una herramienta de mi trabajo como diseñador gráfico y como restaurador.
-¿Uno es un oficio centrado en el futuro y otro en el pasado? ¿Son compatibles?
-El único caso que conozco es el mío, tiene que haber más. Tuve que dejar uno en beneficio del otro, el diseño gráfico, aunque por circunstancias puntuales volví a la restauración. Los dos, los tres con la fotografía, los llevo adelante sin ningún problema.
-¿Qué Sevilla conoce?
-Llegué en 1973 y pese a la fecha no me encontré una ciudad triste y gris sino todo lo contrario. Viví el final de los grises. Recuerdo mucho el Baturone y el Blanco Cerrillo de la Casa de la Moneda.
-¿Le marcó algún profesor de Arquitectura?
-Son recuerdos sufridores. Tengo mejores recuerdos de los de Bellas Artes. Es donde empecé a tener trabajo.
-¿Su primer empleo?
-La exposición con los proyectos para la Cartuja que se hizo en los bajos del Colegio de Arquitectos en los bajos de la calle Imagen.
-¿Le suena eso de quien no va al Rocío hasta que no lo alicaten?
-En algunas exposiciones mías sobre alicatado, hubo quien buscaba las fotos de la cocina o el cuarto de baño. Es una palabra cuyo significado se ha pervertido. Alicate es la herramienta de corte y alicatado la técnica.
-¿La técnica es un arte?
-En azulejería hay cuatro técnicas, en las cuatro se trata de que en el horno no se mezclen los colores. Está el azulejo de relieve, el de cuerda seca, el plano o de Pisano y el alicatado.
-¿En la Mezquita no hay?
-Muy poco.
-¿Al Andalus es una definición cultural o ideológica?
-Es un espacio geográfico que se refiere a la zona ocupada por los árabes que vivían en España. Los alarifes, los maestros de albañil.
-Por una fotografía, el protagonista de un relato de Cortázar que llevó al cine Antonioni (Blow Up) descubre un crimen. ¿Ha visto cosas raras?
-A veces en el zócalo ves estrellas de distintos colores. Un capricho del ceramista. Detalles de daños, de golpes, he encontrado hasta restos de metralla en un azulejo.
-¿Triana sigue siendo la capital de la cerámica?
-Lo fue en el 29. Ya es sólo un recuerdo, una presencia artesanal y testimonial. El peso está ahora en Porcelanosa, Villarreal, en Castellón, La Rambla (Córdoba).
-¿Cómo fue pasar de la Chimenea Cuadrá de su pueblo a la Giralda?
-Es un viaje de ida y vuelta que hago siempre muy a gusto.
-¿Por qué no se fue a Madrid?
-La única explicación que encuentro es que soy muy friolero.
-¿Vio jugar al Calvo Sotelo?
-Mi padre era socio y yo veía el fútbol en sus rodillas. Pero no soy aficionado. Eso es mi primo Luis Pizarro, que fue concejal de Cultura en Puertollano y escribió la historia del fútbol local. Yo llego a Biosca y a Marín, que era capitán del equipo y lo vi un día con un taxi en Sevilla.
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