Entre el albero y las 'giraldas'
Calle Rioja
UNO vino de Granada, el otro de Filadelfia. El barrio de Santa Cruz todavía conserva los estudios de los pintores Amalio García del Moral (1922-1995) y John Fulton (1932-1998). Pintores del siglo XX cuyo legado sigue entre estas callejas por las que serpentean los turistas. Fulton y Amalio están unidos por la calle Rodrigo Caro, que se estrecha en un recodo para hermanar las plazas de la Alianza y Doña Elvira.
"La calle Joaquín Romero Murube es por quien fue conservador del Alcázar". Hasta ahí la guía iba bien. Señala la casa (en obras) de John Fulton. "Era un torero americano que no llegó a triunfar y se convirtió en gran modisto. Le hizo un traje muy famoso a Curro Romero". El auditorio no le presta mucha atención hasta que indica que la casa número seis es de Carmen Martínez Bordiu. La nieta de Franco a la que, según la serie televisiva que se emite estos días, Alfonso de Borbón conquistó en una partida de ping-pong.
El bar Alianza tiene las tapas bilingües. Pisto es Ratatouille en la traducción del chef. Buscando a Amalio, el visitante sortea una furgoneta de la Lavandería Giralda -¿quién escamondeará al Giraldillo?- aparcada en la calle Jamerdana, donde nació Blanco White. En el barrio del munícipe Torrijos nacieron o murieron ilustres hijos de esta ciudad. En la calle Vida, en enero de 1929, nació Antonio Hermosilla, médico humanista, una eminencia en las patologías de la Pasión de Jesucristo. El doctor murió en el ejercicio de su cargo de presidente del Ateneo. En la calle Gloria, una placa recuerda la casa en la que en junio de 1933 murió el poeta Alejandro Collantes de Terán.
Hace 15 años que murió Amalio, el pintor de Giraldas, y en su casa de la plaza de Doña Elvira está la Fundación que lleva su nombre y la efigie que recuerda al vecino del minarete. "Amalio le ha puesto esta casa a la Giralda para hacerla suya". A dos pasos, otro restaurante, amén de tapas y raciones, recuerda al comensal que comió en lo que fue corral de comedias y casa solariega de don Gonzalo de Ulloa, comendador de la orden de Calatrava y padre de Inés de Ulloa, la protagonista femenina del mito de don Juan.
Estos, Fabio, ay dolor, pinceles de soledad, mustios grabados... Rodrigo Caro une y evoca a Amalio y Fulton. Al pintor de alturas y al norteamericano que hizo el paseíllo en la Maestranza como El Yanqui en los carteles. Entre ambos nombres del patrimonio artístico del barrio de Santa Cruz pasea un pintor de carne y hueso. Felipe Vallejo ha vuelto a la ciudad en la que nació en 1924. Lleva de introductora a Teresa Lafita, estudiante del arte sevillano, coleccionista de hetedoroxos. Su padre fue compañero de colegio y de aventuras del pintor.
Pasan junto al Centro Velázquez que Focus tiene en la antigua residencia de Los Venerables. Vallejo nació en la Avenida de la Borbolla, muy cerca del cuartel de Ingenieros donde vivió Luis Cernuda por destino castrense de su padre. El pintor se fue muy joven y se llevó imágenes que le impresionaron en su infancia. La guerra civil le coge con doce años. Goya sevillano, hizo una serie de fusilamientos de la Sevilla del 36 que adquirió el Museo de Arte Contemporáneo de La Habana. En las antípodas estéticas, el MOMA de Nueva York tiene cuatro obras abstractas de Felipe Vallejo. "Fui el primer pintor sevillano que se dedicó al arte abstracto".
Se fue muy pronto al extranjero. "Viví en Caracas, en Nueva York, en la Costa Azul. En todas las ciudades donde estuve viviendo me casé. Tengo una mentalidad totalmente internacional. Nunca me casaría con una sevillana típica". En Caracas se casó "con una italovenezolana, una de las mujeres más ricas del país. Cuando exponía, me conocían como el gígolo. Me harté y me fui. En Nueva York me casé con una judía de Checoslovaquia. Cuando las tropas de Hitler entraron en Praga, toda su familia se fue a los Estados Unidos. En Sevilla le tocó a una sevillana que había vivido siete años en Londres. Por eso me casé con ella".
Ha trabajado de estibador en el muelle portuario de Marsella. Conoció los tajos y los palacios. "Conocí a don Juan de Borbón y fui a Estoril a hacerle un retrato a Juan Carlos cuando era un niño. Soy el primer pintor que le hace un retrato siendo ya Rey de España. El cuadro está ahora en el Ministerio de Agricultura". Prepara una magna exposición de ochenta obras en el Alcázar, en los dominios que fueran de Romero Murube y de Rafael Manzano. Antes, parte de su obra se podrá ver en una galería de arte de Gelves.
Sus dos hijas lo hicieron abuelo. ¿Hará huelga de nietos el 29 de septiembre? "No me afecta. Tres nietos viven en Miami y los otros tres en Madrid". Mira con ojos de niño la ciudad recuperada, la pinacoteca andante de Amalio y de John Fulton, el microcosmos de don Juan Tenorio. La antesala del Real Alcázar. El acceso al Patio Banderas lo preside una foto de Juanito Valderrama de la exposición de Paco Sánchez. No era japonés, sino de Torredelcampo, un pueblo de la provincia de Jaén que bañe el río Culebras y que tiene una calle llamada Gibraltar Español. Junto a la foto de Valderrama, un músico callejero canta El unicornio azul de Silvio Rodríguez. La mezcolanza. El cruce de caminos. Como esa calle estrecha que abre un campo ancho y luminoso con los cielos que pintaron Amalio y John Fulton.
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