Una amenaza constante en casa

El intento de parricidio de Alcalá de Guadaíra vuelve a poner de manifiesto la necesidad de una mejor atención a los enfermos mentales graves. El agresor padece esquizofrenia, es toxicómano y llegó ebrio a la vivienda.

Una amenaza constante en casa
Fernando Pérez Ávila

20 de mayo 2013 - 05:03

El intento de parricidio ocurrido el sábado en Alcalá de Guadaíra ha vuelto a poner de manifiesto la necesidad de dar una solución a las familias que viven con enfermos mentales graves en casa. La escasez de recursos sociales y sanitarios de la administración para atender con éxito a estas personas y la inexistencia de centros en los que puedan ser tratados hacen que los casos con desequilibrios más graves supongan un auténtico peligro para las familias, que a veces viven situaciones insostenibles.

En el caso ocurrido el sábado en Alcalá, un esquizofrénico estuvo a punto de matar a su padre tras una discusión absurda con su madre, que simplemente le había dicho que no cocinara porque ya había comida hecha. El pasado 28 de febrero, otro enfermo con la misma patalogía y que se negaba a tomarse la medicación mató a puñaladas a sus padres y su hermana en la vivienda familiar de Dos Hermanas. Hace apenas un mes y medio, el Defensor del Pueblo Andaluz alertó de que más de 300 enfermos con patologías mentales graves carecen de la asistencia médica y social que requieren. La mayoría de ellos acaban en la cárcel, cuyos módulos psiquiátricos se han convertido ya en los nuevos manicomios.

El presunto agresor de Alcalá de Guadaíra, José Manuel R. D., es un hombre de 43 años al que hace 13 se le diagnosticó una esquizofrenia paranoide, que se la ha agravado bastante en el último año, según los familiares. Es toxicómano y el sábado llegó ebrio a su casa, en la calle Alcalá la Real, a las tres y media de la tarde. Según el relato que hizo su madre a la Policía, José Manuel se dirigió a la cocina para hacerse de comer y ella le dijo que no hacía falta que cocinara porque ella ya le había dejado comida hecha. A este comentario, el hijo respondió vociferando frases como "déjame en paz, que te metes en todo" y gesticulando con las manos en actitud agresiva.

Viendo que su mujer y su hijo discutían en la cocina, el padre intentó mediar y le pidió a José Manuel que no gritase. Su hijo siguió alzando la voz y le dijo a su padre "tú te callas, que contigo no va la cosa", para a continuación insultarle. En ese momento comenzó un forcejeo entre el padre y el hijo cayendo los dos al suelo, mientras que la madre salía a la terraza de su domicilio para pedir auxilio.

Al volver, la mujer aseguró a la Policía que "observó un gran charco de sangre y a su hijo José Manuel encima de su padre asestándole puñaladas por todo el cuerpo con un cuchillo", según informaron a este periódico fuentes judiciales. La madre, muy nerviosa, consiguió arrebatarle el arma blanca a su hijo y arrojarlo a la terraza, al tiempo que le pedía a gritos que no atacara a su padre. Fue éste quien le pidió que abriese la puerta, ya que varios policías nacionales habían acudido a la vivienda requeridos por los servicios de emergencias 112 y 061.

Al entrar en la casa, los policías vieron a la víctima, de 70 años, sentado en una silla, semipostrado, consciente y sangrando abundantemente por el rostro y el abdomen. Junto a él se encontraba su esposa, en estado de shock, muy nerviosa e incapaz de atender al marido, señalando las heridas que éste tenía y diciendo que no se atrevía a tocarle para que no sangrara más. Los policías decidieron taponar la herida para contener la pérdida de sangre, un gesto que resultó luego fundamental para salvar la vida del hombre, tal y como reconocieron los médicos que lo atendieron luego.

La mujer indicó a los policías que su marido tomaba un tratamiento de Sintrom, un medicamento que diluye la sangre y por lo tanto podía provocarle un rápido desangrado. Mientras se encontraban atendiendo al herido, los agentes vieron cómo se asomaba por el pasillo un hombre sin camiseta, ensangrentado y armado con un cuchillo. Al ver a los policías, intentó huir hacia otro extremo de la vivienda, donde tuvo que ser reducido por los agentes. En el transcurso de este forcejeo, el cuchillo salió rebotado de la mano y fue finalmente engrilletado.

Los servicios de emergencias sanitarias del 061 llegaron instantes después y atendieron a la víctima, que fue trasladada al Hospital de Valme. El hombre se encuentra estable, dentro de la gravedad de las lesiones. Sufre una perforación en el pulmón izquierdo, del que será operado en las próximas horas, y fractura de tres costillas, además de un fuerte golpe en la mandíbula. Al mismo centro sanitario fue también llevado por la Policía el presunto agresor, que sufría un corte en un tendón de la mano que precisaba cirugía y contusiones propias del forcejeo con el padre.

Este hombre se encuentra hospitalizado bajo custodia policial, a la espera de ser operado y también ser tratado de la descompensación de su enfermedad. Cuando obtenga el alta médica, será llevado a declarar ante la Policía y trasladado ante el juez que se ha hecho cargo del caso. Según indicaron fuentes policiales, el motivo de que permanezca hospitalizado radica en el interés de la Policía por mantenerlo "más controlado" en las primeras horas posteriores al suceso y no en la gravedad de las heridas que él mismo se produjo en sus manos tras supuestamente asestar varias puñaladas a su padre. La Policía también intervino el arma empleada por José Manuel R. D. para intentar matar a su padre, un cuchillo de 18 centímetros de hoja. Tras la agresión, la Policía Científica hizo una inspección de la vivienda, en la que había abundantes restos de sangre y cabellos, señales significativas de la lucha que mantuvieron el agresor y la víctima.

La del sábado no fue la primera vez que este enfermo mental protagonizaba un episodio violento en su casa. Según manifestó su madre, los miembros de la familia han recibido amenazas de muerte en varias ocasiones durante los últimos años. Dos veces intentó apuñalar a su padre y una más a su hermano, si bien hasta ahora nunca se habían denunciado estos hechos.

La mujer solicitó al juzgado una orden de alejamiento contra su hijo ante el miedo de que pueda volver a atacarla a ella, a su marido o a su otro hijo. Su caso es representativo de la situación que padecen los enfermos con trastornos mentales agudos en la provincia de Sevilla, que en muchas ocasiones maltratan a sus familiares cuando se encuentran descompensados en sus tratamientos. En esta ocasión, sólo la rápida actuación de la Policía y los servicios de emergencias sanitarios del 061 lograron evitar un final trágico.

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