Un año lleno de emociones en el Banco de Alimentos de Sevilla

La Fundación pone en marcha una campaña para fortalecer la cultura del voluntariado a través de experiencias e historias con nombres y apellidos

Los imprescindibles del Banco de Alimentos

Los voluntarios en diferentes facetas de colaboración con el Banco de Alimentos de Sevilla. / M. G.

La solidaridad es una cualidad humana fundamental que expresa una adhesión a una causa común. Esa adhesión tiene su etimología en algo sólido, fruto de la soldadura de dos partes, y su origen, en una emoción, la que provoca en cada cual el saber que se está ayudando al prójimo.

La alegría, la ilusión, el compromiso, el agradecimiento o la motivación son sólo unos ejemplos y los motores que mueven cada día a Sonia Falcón, Inmaculada Delgado, Consolación Vara, Justo Carmona y Juan Gavira a sacar adelante un proyecto solidario que permite cubrir a diario una necesidad tan básica como es la alimentación. Son voluntarios de la Fundación Banco de Alimentos de Sevilla y forman parte de la original campaña con la que el organismo quiere apelar directamente a las emociones de los que como ellos quieran formar parte de su equipo de voluntariado.

Con 12 meses, 12 emociones de hacer voluntariado, el Banco de Alimentos pretende "tocar la fibra de aquellos que aún se lo estén pensando", explican desde la organización. La campaña, que se promoverá en múltiples plataformas, sobre todo en redes sociales, presentará las experiencias e historias de 12 personas voluntarias, quienes compartirán las emociones positivas que viven y las tareas que desempeñan dentro de la fundación.

El objetivo principal es promover la participación ciudadana en las diversas actividades de voluntariado del Banco de Alimentos y busca destacar los beneficios personales y sociales del voluntariado, así como informar sobre los diversos tipos de actividades en las que se puede colaborar.

12 meses, doce emociones de hacer voluntariado

Cada mes se difundirá la historia de un voluntario o voluntaria, mostrando cómo su labor contribuye al bienestar de la comunidad y cómo su compromiso ha enriquecido su propia vida, como la de Juan Gavira, profesor jubilado que forma parte del Equipo Docente del Banco de Alimentos, esto es, miembros de la comunidad educativa que se ocupan de llevar la labor del Banco de Alimentos a colegios e institutos, y para el que colaborar con este proyecto es toda una fuente de motivación.

"Para mí, ser voluntario del Banco de Alimentos es una motivación en todos los sentidos. Me motiva el sentir que estamos ayudando a gente que está muy cerca de nosotros. Pueden ser nuestros vecinos, nuestros amigos o nuestra propia familia", explica. "Al mismo tiempo, me motiva el saberme útil todavía en mi faceta docente porque, en cierto modo, siendo que no me he desvinculado del todo de aquello a lo que he dedicado 37 años de mi vida", añade emocionado.

En un perfil muy diferente, Sonia Falcón es la alegría de esta campaña. A sus 33 años, formar parte de la estructura del voluntariado del Banco de Alimentos escapa a lo habitual, siendo más común la participación de personas de más edad. Para ella, es precisamente su juventud la que le mueve cada día "con más ganas" a colaborar con este proyecto. Su voluntariado lo desarrolla en las áreas de RRHH, de prevención de riesgos laborales y de igualdad. "Aquí hay de todo. Somos una mini empresa", explica.

Sobre la emoción a la que pondrá cara en esta campaña, lo tiene claro: "formar parte de este proyecto me abrió la mente". "La alegría me caracteriza porque llegué al Banco de Alimentos en un momento duro de vida por circunstancias personales y, desde el momento en el que puse un pie allí por primera vez no había un día que no saliera de allí contenta, por muy mal que llegara", afirma rotunda.

Apela a su juventud para llamar a la adhesión de más gente joven a este proyecto. "Es muy sencillo y lógico. Yo intento captar a todo mi entorno porque si un voluntario empieza a colaborar con 30 años, tiene, por lo menos, otros 30 años para hacerlo, sin embargo, si se empieza ya en una etapa de la vida más avanzada o, incluso, en la jubilación, el margen es mucho más corto", argumenta.

Pero la edad no es obstáculo siempre que se tenga ilusión. Y esa es, precisamente, la emoción que mueve cada día a Inmaculada Delgado a colaborar con este organismo. Madre de familia numerosa, suma más de una década haciendo voluntariado. "Me mueve la ilusión por lo que yo siento y por lo que veo en todos los voluntarios que participan en diferentes campañas. Todos llevamos el mismo apellido, el de la voluntariedad. Sin conocernos, formamos una bonita familia", afirma.

Contactó con el Banco de Alimentos hace tres años, una vez jubilada. "Una vez ya he sido dueña absoluta de mi tiempo", indica, al referirse a esta nueva etapa vital. Empezó participando en las grandes recogidas de alimentos, pero le supo a poco. Hoy es supervisora de campañas en la zona de Sevilla Este donde se encarga de coordinar seis tiendas en la zona.

Para Consolación Vara el compromiso es "la base" del voluntario. Un compromiso, en su caso, "casi permanente", que la mantiene unida al Banco de Alimentos de Sevilla "desde el siglo pasado", bromea. Con muchos años de entrega al organismo y, tras pasar por diferentes facetas dentro del mismo, hoy es supervisora de campañas. Pero ahí no queda su compromiso. También forma parte del área de captación de recursos del Banco, entre ellos, nuevos voluntarios.

"Yo siempre he sentido el compromiso de tener que colaborar de alguna manera para que este mundo que tiene tantas desigualdades cubra, al menos, la necesidad más básica que es la alimentación. Yo me comprometí de una manera casi permanente antes y, ahora que estoy jubilada, más si cabe. Estoy firmemente convencida de que es lo que tengo que hacer. Creo que es un deber de cada uno el comprometerse con los demás", remarca.

Pero, fortalecer la cultura del voluntariado en la sociedad no podría ser posible sin el agradecimiento a todos aquellos que se unen sin esperar nada a cambio. Y eso es lo que para Justo Carmona representa ser voluntario del Banco de Alimentos. Su vínculo comenzó hace 15 años, movido por un familiar que colaboraba en la organización de alimentos en la nave tras las grandes recogidas. Hoy forma parte del Equipo Docente y es supervisor de campañas.

"Formar parte de esta familia es el agradecimiento a la satisfacción doble que se lleva cada uno cada vez que ve cómo la otra persona recibe lo que tú le estás dando y eso le hace recibir a uno mismo una alegría y paz interior capaz de mejorar la convivencia con uno mismo", afirma. "Ser voluntario y formar parte del Banco de Alimentos es una forma de manifestar mi solidaridad con la vida y los problemas de la gente. No te puedes quedar parado", sentencia.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último

La tierra de Amira | Crítica

Simpatía por el inmigrante