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El autor del atropello del Store alega que no vio a la víctima porque huía de una agresión

  • Asegura que iba mirando hacia atrás cuando se produjo el impacto y que se dio a la fuga del lugar porque tuvo "miedo"

Juan Francisco Gámez Durán, el joven que está acusado del atropello mortal del Polígono Store, alegó ayer ante el jurado que ni siquiera pudo ver a la víctima, Manuel Alías García, porque cuando lo arrolló con su vehículo iba mirando hacia atrás e intentaba huir de una agresión de más de diez personas, que le habían lanzado botellas rotas, vasos y hasta una silla. El acusado, que se enfrenta a una posible condena de hasta 25 años por un delito de asesinato, negó que intentara atropellar de forma intencionada al peatón la noche del 12 de diciembre de 2010.

Según su versión de los hechos, después de que le robaran los retrovisores de su vehículo y de tener un altercado con una persona del otro grupo, a la que llegó a agarrar por la camisa, tuvo que salir huyendo del lugar donde se celebraba la cena, porque un grupo de "diez personas o más", se fueron hacia él "con una silla, botellas rotas y vasos", por lo que una compañera le dijo "¡vete de aquí que te matan!".

Entonces se subió a su vehículo e intentó "huir del lugar" mientras "llovían vasos", por lo que no le dio tiempo ni a encender las luces de su vehículo, apuntó. El acusado reconoció que realizó "dos o tres maniobras" para tratar de salir porque el coche estaba "rodeado de gente", pero lo hizo sin intención de atropellar a nadie, según su testimonio. "En ningún momento intento atropellar a nadie", aseveró Juan Francisco Gámez Durán. En esa huida fue cuando se produjo el atropello, pero el acusado aseguró que no sabe si la víctima "salió de los coches, iba andando o corriendo. Vi un bulto, una sombra e intenté girar a la izquierda" para esquivarlo sin conseguirlo. El acusado dijo que paró en el semáforo de la calle, pero continuó su marcha "por miedo", al ver que dos o tres vehículos habían salido en su persecución, y porque pensó que le iban "a matar", porque aquella situación era una "batalla campal" y sólo estaba "intentando salir de allí". También influyó en que se marchara del lugar y no llamara a la Policía el hecho de que había tomado alcohol -dos cervezas, tres o cuatro copas de vino, y otras tres o cuatro de alcohol durante la barra libre- y tenía "miedo" porque quería que se le pasaran esos síntomas.

Cuando llegó a su casa, Juan Francisco Gámez reconoció que le confesó a su novia que creía "que había atropellado a una persona, pero que le había dado de resfilón", y ha asegurado que una vez que supo que el peatón había fallecido sintió "pánico".

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