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Sevilla

De las caracolas a los escombros

  • El solar de la residencia universitaria está marcado por el abandono.

Restos de zonas verdes mezclados con suciedad, sillas encajadas en los árboles, tablas de madera en el suelo y mal olor en el ambiente. Eso es lo que hoy queda en el terreno de 40.000 metros cuadrados que hasta el curso pasado fue un complejo residencial universitario.

A las flores rosas de las buganvillas, persistentes a pesar de la falta de mantenimiento y del calor de este último tramo de la época estival, ya no les acompaña los 320 bungalows de la antigua residencia universitaria Los Bermejales, que se situaba en el barrio sevillano homónimo. Ahora estas plantas conviven con restos de tuberías vandalizadas y escombros, que son los únicos vestigios de las caracolas, similares en apariencia a los contenedores marítimos, construídas para alojar a los visitantes de la Expo'92 a bajo precio y a los agentes policiales encargados de la seguridad del evento.

Desde el año 1993, este centro albergaba 640 habitaciones para estudiantes, profesores e investigadores. Algunos vecinos de la zona sacan a sus perros por el solar aprovechando que este recinto de la avenida de Italia, junto al Hotel Al-Andalus Palace, no está vallado. La sombra de los pocos árboles que quedan es el incentivo para dar un paseo por el antiguo complejo universitario. Estas plantas podrían mantenerse en la posible ampliación del Parque de Guadaíra o en los huertos urbanos que propone el portavoz socialista, Juan Espadas. La caminata por este solar abandonado no es en absoluto segura, y resulta incluso incómoda para pasear una mascota debido a los numerosos obstáculos presentes en el suelo.

La falta de vallas sirve también para otros fines: hay quien utiliza el terreno como botellódromo, a juzgar por los cristales rotos que se reparten por el suelo. Desde que se derribaron los últimos restos de las zonas comunes del complejo residencial, ya no hay responsables de seguridad presentes en estos terrenos.

Según algunos vecinos de Los Bermajales, esta residencia universitaria, caracterizada por su buen ambiente, servía también de refugio para los gatos, que recibían el cuidado de muchos estudiantes. Hoy, estos animales siguen manteniendo el mismo hogar aunque sin la atención y la compañía de estos jóvenes. Sin embargo, todavía hay quien les da de comer, pues en una visita a la zona se observan platos de comida para los cuadrúpedos que, curisosamente, se sitúan justo al lado de los restos del pavimento de lo que hasta el año pasado y después de 20 años fue la cocina de la residencia.

El centro de Los Bermejales se encontraba a pocos pasos del campus universitario de Reina Mercedes y la red de transporte de su alrededor, lo comunicaba con el centro de la ciudad en escasos minutos. Sin embargo, el contexto socioeconómico que afectó al mundo académico con las dificultades para conseguir becas provocó que menos estudiantes solicitaran alojamiento en estas viviendas prefabricadas.

La estampa marcada por la actual desolación del solar contrasta con la situación que se vivía hace poco más de un año: las caracolas simulaban una pequeña ciudad americana y por sus calles se respiraba el ambiente estudiantil universitario. Una mezcla de jóvenes de diferentes partes del mundo de la que hoy sólo quedan gatos y escombros.

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