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Salud

La Atención Primaria, al límite: Agendas con más de 60 pacientes

  • Médicos y pediatras ponen voz a la situación de saturación que viven en los centros de salud

  • El SAS insiste en la falta de profesionales en bolsa para cubrir sustituciones

Ilustración: Rosell

Ilustración: Rosell

Son más de las cuatro de la tarde. Marta, nombre ficticio porque prefiere mantener el anonimato, visita a un paciente en una casita de campo algo perdida y alejada del núcleo urbano del pueblo donde lleva ejerciendo como médica unos 15 años. No es que le haya tocado pasar consulta por la tarde. De hecho, lleva trabajando desde las ocho de la mañana. Ha atendido alrededor de 60 enfermos, entre consulta presencial, telefónica, urgencias y pacientes de los cupos de otros compañeros ausentes. Precisamente el enfermo con el que acaba su jornada a domicilio no es suyo. Es el día a día al que se enfrentan a diario los profesionales de Atención Primaria, que se encuentran desbordados mientras tratan de atender todas las demandas ciudadanas.

La llamada primera puerta de entrada a la sanidad pública, en general, lleva años arrastrando una situación muy complicada, con dificultades para cubrir bajas y vacaciones y con muy poco tiempo para atender a los pacientes, pero la eclosión de la pandemia sanitaria ha hecho saltar por los aires las pocas costuras que le quedaban. Jornadas maratonianas que pueden alcanzar las diez horas de duración, en las que atienden a sus pacientes y los del compañero que no está y a los que hay que sumar la atención telefónica y ahora también el seguimiento de los casos de Covid. Los profesionales ya no pueden más y aseguran encontrarse en una situación límite, pero lo verdaderamente preocupante es que llevan años reclamando al Servicio Andaluz de Salud (SAS) unas soluciones que no llegan.

"Consultas de médicos que no están, consultas que se cierran. No se sustituye nada. Si la mañana empieza con 50 pacientes, a lo largo del día hay 10 más, seguro. Las agendas de las urgencias son ilimitadas y hay días que pueden venir cuatro y otros que me planto en 20. Al final acabas tu jornada con una media que ya se ha establecido en 60 pacientes diarios y así resulta imposible trabajar y lo estamos haciendo a costa de nuestra salud y de quedarnos más tiempo fuera de nuestra jornada", afirma esta médica de familia en un centro de salud de la provincia de Sevilla. 

En Atención Primaria la asistencia está disparada. A las consultas ordinarias se le suma el aumento de la incidencia de Covid con todo lo que ello conlleva: declaración de la enfermedad, bajas y altas, seguimientos... Además de los problemas de accesibilidad para conseguir una cita, que hace que los pacientes se vayan directamente al centro sin cita, siempre aparecen pacientes con cuadros urgentes, hay que revisar tratamientos, responder a demandas de Enfermería... Así, las citas se van acumulando mientras pasan las horas. 

"Yo comienzo mi consulta a las ocho de la mañana. A las ocho y cuarto ya está el primer citado presencial dentro y a las doce paro y empiezo con las telefónicas, pero muchas veces es la una y media y no he empezado. Hoy, por ejemplo, estoy de tarde y he empezado con las llamadas en casa para ir adelantando. Lo que puedo lo hago fuera del horario porque en mi jornada laboral no me da tiempo de todo y, como yo, muchos compañeros", relata. 

Eso en un día normal. Lo de las guardias "no tiene nombre", dice la profesional. "En mi zona, a partir de las 15:00, sólo se queda un equipo médico, es decir, un médico y un enfermero, y te hablo de una zona que abarca una población de más de 28.000 habitantes. Ahí estás sólo. Entre lo que entre te toca a ti y no somos máquinas que podamos estar sin parar atendiendo pacientes. Deberíamos tener nuestro tiempo de comida, de ir al baño... Pero es imposible parar. A este ritmo, la mente se agota y disminuye la capacidad de reacción y de atención y eso va en perjuicio de los pacientes", denuncia. 

Una sensación que transmite también Mauricio Moreno, facultativo en el centro de salud de El Cachorro, en la capital, y delegado del Sindicato Médico de Sevilla. "Es un verdadero problema de carga psicológica y física. Que cuando lleguemos a nuestra consulta tengamos una agenda programada de unos 40 pacientes y que luego ésta se transforme en más de 60 entre bises (citas de dos pacientes a la misma hora), urgencias y cupos de otros compañeros ausentes lo único que genera es una angustia y ansiedad que acaba repercutiendo en la salud de los profesionales", recalca. "El Covid ha acentuado este problema, pero antes de la pandemia ya era normal tener agendas de 60 pacientes", añade.

Varias personas hacen cola para ser atendidos en el mostrador de un centro de salud de la capital. Varias personas hacen cola para ser atendidos en el mostrador de un centro de salud de la capital.

Varias personas hacen cola para ser atendidos en el mostrador de un centro de salud de la capital. / Juan Carlos Vázquez

Hacer un recorrido por los diferentes centros de Atención Primaria de la provincia puede llegar a ser desalentador. Según denuncia el Sindicato Médico de Sevilla, sólo en la capital faltan, de manera estructural, 13 plazas de pediatras sin cubrir. "Ahora vienen vacaciones y es evidente que va a haber más carencias", señala el secretario de la rama de Atención Primaria en el sindicato, Rafael Gómez. En Medicina de Familia, son unas 20 las ausencias, "entre jubilados o bajas de larga duración", destaca.

Pero, ¿puede un médico ofrecer una consulta de calidad con agendas de 60 enfermos al día? Esto es lo que se cuestionan a diario los profesionales. "Todo es a base de correr y correr con mucho cuidado de no cometer un error, pero eso te da una sensación de inseguridad que se acumula cada día. Eso te hace llegar a casa pensando que por Dios no se te haya pasado nada grave y así estamos todos", remarca la facultativa rural.

El problema se agudiza en Pediatría. Desde el centro de salud Las Palmeritas, el delegado del Sindicato Médico y pediatra, Juan José Silva, coincide en que en una jornada cada especialista puede llegar a atender a una media de 50 ó 60 niños, cuando lo normal sería, como mucho, unos 25. "La media debería ser como máximo unos 10 minutos por paciente y en las citas programadas, como niño sano o control de problemas de salud tipo asma, diabetes u obesidad, deberíamos tener entre 15 y 20 minutos. Pero la realidad es muy distinta también aquí. Los pediatras se encuentran con agendas diarias de más de 30 ó 35 pacientes para empezar la jornada a las que se les van sumando urgencias, bises, niños que no son atendidos porque algún compañero falte y acabamos viendo entre 50 y 60 niños. Eso es una barbaridad porque estamos hablando de una población más vulnerable y que necesita mayor tiempo de exploración. En adultos hay algunas consultas más burocráticas, pero eso en los niños no existe. Todos necesitan ser explorados", advierte Silva.

Para sobrellevar este ritmo diario, el pediatra se refiere a una especie de "manual de supervivencia mental" en el que cada profesional guía su día a día. "Hemos aprendido a ajustarnos en cada momento el tiempo que tenemos para cada paciente porque, aunque parezca increíble, hay veces que se tienen menos de 5 minutos por niño. Dependiendo de cómo venga, la patología que traiga, pues vamos ajustando ese tiempo, es decir, le vas dando tiempo a unos pacientes que a lo mejor le estás quitando a otros que lo necesitan más, pero que, a priori, no lo sabes. Eso hace que acabes la jornada agotado porque es un estrés permanente que te obliga a estar continuamente mirando el reloj. Además, esa situación genera otro problema del que no se habla mucho y es la seguridad del paciente y del pediatra. Tratar a un paciente detrás de otro casi sin tiempo puede llevar a que se nos pueda estar escapando algo o a no dar el tratamiento que se tiene que dar y a que se retrasen revisiones", insiste.

La atención pediátrica es una asistencia que preocupa, y mucho. Para Silva, si ya la Atención Primaria es considerada "la cenicienta de la sanidad pública", la Pediatría –subraya– "se puede considerar como la cenicienta de la Atención Primaria". Es decir, "donde menos recursos se invierten", recalca.

Profesionales consultados, que prefieren no desvelar sus nombres ni los centros en los que trabajan, relatan los efectos colaterales que genera "la falta sistemática de pediatras" en determinadas zonas. "La gente se ha acostumbrado a no tener pediatras en el centro durante mucho tiempo y eso ha generado un verdadero problema que ha desvirtuado la Pediatría de Atención Primaria, que se ha convertido en una asistencia casi de guardia y eso no es el servicio que tiene dar la Pediatría. Si tienen un pediatra que medio los vea de urgencia se conforman y se están dejando atrás muchas revisiones y, con ellas, el diagnóstico de patologías importantes que teníamos que haber detectado precozmente y eso es muy frustrante", indica la pediatra de un centro de salud de una zona periférica de la ciudad, que prefiere mantener el anonimato. "Para hacer una Pediatría de Atención Primaria se necesita una organización y plantilla fija y estable suficientemente amplia para abarcar las incidencias y atender las agendas llenas, de manera que podamos repartir las de los compañeros que falten. La falta de personal lo que hace es que estemos atendiendo a los pacientes con un ojo en la agenda viendo como se va llenando de niños y todo es correr porque no sé si lo que tengo fuera es más urgente que lo de dentro", denuncia.

Los profesionales consultados no esperan soluciones a corto plazo, pero sí plantean algunas claves que podría mejorar la situación al límite en la que desarrollan cada día su trabajo. "En Pediatría, las reagrupaciones de la asistencia en determinados centros de salud para garantizar una plantilla suficiente puede llegar a ser una solución, aunque no deje de ser un parche. Pero, a largo plazo, el objetivo debe ser aumentar el número de profesionales disponibles y eso debe empezar por mejorar las condiciones laborales, pero también de formación. Que se incentive, por ejemplo, con más puntos en bolsa el trabajar en zonas más conflictivas, de difícil cobertura. Y desde las carreras se haga ver el atractivo de la Atención Primaria y eso, me consta que no se hace", indican. 

Desde el Sindicato Médico insisten, en este punto, en que "la excusa de la Junta de que no hay profesionales en bolsa no vale". "Deberían de preguntarse por qué no hay", indican los delegados consultados. "Las condiciones son malas. Llevamos mucho tiempo peleando con el SAS porque haya una serie de conceptos que sí están aceptados en la atención hospitalaria como es la continuidad asistencial, es decir, que los médicos pudieran desarrollar por las tardes una jornada añadida a la ordinaria con su remuneración correspondiente, pero no lo hacen. Además, seguimos siendo discriminados retributivamente en comparación con los médicos de hospital", reivindican.

Para el SAS, la falta de personal en Atención Primaria es un problema de base. Las fuentes oficiales consultadas insisten en la "imposibilidad" de hacer sustituciones por falta de profesionales en las bolsas de empleo. Aún así, en contra de lo que denuncian los médicos, aseguran que las agendas actuales están en "una media de 40 pacientes". "En caso de que fuera necesario realizar jornada complementaria, ésta se retribuye de forma adicional", recalcan.

Por otro lado, la Administración recuerda que en la Atención Primaria "no sólo se han mantenido sino que se han incrementado en un 20% los contratos que se hicieron de refuerzo Covid de enfermería y médicos y que ahora continúan", afirman.

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