Una comunidad de Los Remedios padece los ruidos y molestias de cuatro bares con veladores
Urbanismo | Los Remedios
La comunidad de Virgen de Luján 23 irá a los tribunales tras un año de denuncias ante la comisaría de Policía Local de Los Remedios, el distrito de Los Remedios y el Defensor del Pueblo Andaluz
La comunidad de vecinos de Virgen de Luján 23, donde habitan 40 familias, sufre desde hace un año los ruidos y molestias de un nuevo bar con 12 veladores (bar Marcelina) que, además de invadir su zona privada (donde está la arqueta del bloque), ha empeorado la situación que venían padeciendo con otros tres bares más que rodean a estos edificios (bares Yago, Tasquero y Matarile). Así pues cuatro bares con veladores rodean a estas viviendas.
El bar que más perjuicios les causa desde hace un año es el Marcelina, en la confluencia de Virgen de Luján con Juan Ramón Jiménez, porque, según los vecinos, el agua que usa la paga la comunidad de vecinos; porque carece de autorización vecinal para verter sus aguas a la arqueta del bloque, por tanto no puede operar como bar con cocina, porque sus veladores (10 +2) bloquean el paso de la parada de autobús de Virgen de Luján, y porque parte de los veladores también ocupan la parte privada de la comunidad. Añaden que no tiene salida de humos porque la comunidad no le autoriza a hacerlo al dar a la zona privada.
"Los veladores se sitúan delante de la parada de autobús, dificultando la entrada y salida a los autobuses a aquellas personas que necesiten utilizar la rampa, pues se chocan con las mesas. En cada mesa se colocan más de dos personas llegando a interrumpir el paso de los viandantes por el acerado de Virgen de Luján", denuncia la comunidad.
"En la zona privada de la comunidad se encuentra la arqueta general del bloque desde su construcción. Por tanto, el Ayuntamiento no le puede dar la licencia salvo que nos expropiara el terreno", aclaran los vecinos.
Según Urbanismo, el establecimiento cuenta con "licencia renovada para 2024" para la instalación de "10 mesas, 22 sillas y 5 sombrillas en suelo público, así como licencia para instalación de 2 mesas y 8 sillas en suelo privado de uso público".
Los vecinos están preparando una denuncia de este último bar ante los tribunales de Justicia porque insisten en que no puede tener licencia de veladores en estas condiciones. La comunidad irá a los tribunales tras un año de denuncias administrativas ante la comisaría de Policía Local de Los Remedios, ante el distrito de Los Remedios, y ante el Defensor del Pueblo Andaluz.
Horarios
Los vecinos denuncian que el efecto más pernicioso del bar Marcelina, a diferencia de los demás bares, es que cierra a las doce de la noche, y, cuando tiene más público, prolonga la hora de cierre a la una de la madrugada. “Los bares Yago, Tasquero y Matarile, si bien forman un ruido impresionante, cierran a las 23h y las mesas están colocadas donde la comunidad de Virgen de la Estrella 2 les ha dado permiso”, asegura la comunidad.
Los vecinos han puesto, sin éxito, denuncias en la comisaría de Policía Local de Los Remedios y en el distrito de Los Remedios, dirigidas a la Gerencia de Urbanismo y Medio Ambiente. Una tercera denuncia la tramita el Defensor del Pueblo Andaluz.
Las denuncias al 092 por “el ruido insoportable” que causan los veladores tampoco han prosperado “por no tener patrulleros suficientes y no ser una causa urgente”.
El bar no tiene permiso para verter sus aguas residuales en la arqueta general de la comunidad, que le denegó el permiso el 17 de abril de 2023 “porque no quiere más bares en su contorno”. Sin embargo, el bar abrió al día siguiente, el 18 de abril de 2023. La reacción de los vecinos fue denunciar estos hechos en la comisaría de Policía Local de Los Remedios y la respuesta del agente fue que no podía denunciar la apertura de un bar sin licencia porque para abrir el negocio solo es necesario que lo pida al Ayuntamiento, y la administración puede tardar en concederla todo el tiempo que se quiera, incluso años.
La comunidad denuncia que cuando se inauguró el bar, llegaron a colocar cuatro veladores en la calle Juan Ramón Jiménez, a pesar de que establecimiento no tiene fachada a esa calle. “La cantidad de gente era tal que la acera de dicha calle estaba cortada, obligando a los peatones a pasar por el terreno privado”, se quejan.
Otra modificación que hizo el dueño del bar al mes de abrirlo fue convertir uno de los ventanales en una ventana-despacho que facilita un selfservice los días que tienen cortada la acera por el público.
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