Tres continentes en una historia de amor y música

Calle Rioja

Alhassan Fofanah, de Sierra Leona, conoció a Chioma, de New Jersey, en un concierto en Sevilla. La génesis de una familia que ha vuelto a la ciudad de su flechazo.

Francisco Correal

23 de julio 2015 - 01:00

SU suegra se llama Carla, es de New Jersey y tenía muchas ganas de conocer la Catedral de Sevilla. Dicho y hecho. La historia de este músico es una auténtica fundación Tres Culturas. Alhassan Fofanah llegó a Sevilla en 2006 procedente de Sierra Leona. Aquí, con otros compatriotas, formó el grupo Africa Shrine. En uno de sus conciertos conoció a Chioma, una norteamericana de New Jersey que trabajaba en Sevilla como profesora de Inglés. Surgió el flechazo. Hoy es la madre de las dos hijas de Alhassan. Issa, la mayor, nació en Sevilla. Naima, en Alost, ciudad belga próxima a Bruselas donde se fue a residir la pareja. Le pusieron el nombre del local de música jazz de la calle Trajano donde Alhassan alguna vez fue a tocar con su grupo.

La Giralda no daba sombra a la hora del Angelus. Grupos de turistas con pinganillo seguían a los guías, algunos pretegidos con paraguas de color morado. "Los que entiendan español se van a ir con Lola", decía un joven de la empresa City Lovers junto a la fuente de Matacanónigos.

Alhassan venía por libre con su familia. Hicieron cola en un lateral de la Catedral, junto a la réplica del Giraldillo. A este sierraleonés le gustaría que la visita guiada la hicieran con Bernardette Leclerc, una senegalesa que vino a Sevilla como azafata de la Expo, se licenció en Filología Francesa, se especializó en la obra de Albert Camus y trabaja como guía de la Catedral.

"Yo era musulmán, pero ahora soy cristiano", dice Alhassan. En Bélgica sigue hacienco música, pero trabaja en una empresa de repuestos de automóviles en Alost, pequeña ciudad flamenca famosa por su Carnaval y por el inventor de la imprenta local. Ayer por la tarde no se veía un alma en la Alameda de Hércules y por ella paseaba este músico de Sierra Leona. "Estoy en mi casa", contaba. Sus cuatro mujeres descansaban de la visita. "Mi suegra está encantada con Sevilla". Después de recorrer la Catedral y subir a la Giralda, la madre de Chioma montó en un autobús turístico para conocer mejor la ciudad.

Alhassan reconoce los bares en los que conoció a tantos amigos, donde actuó con sus compatriotas. Y la casa de Francisco García Chaparro, un anfitrión solidario de Villaverde del Río que hace años organizó un menú internacional en el que prepararon platos autóctonos el propio Alhassan, el brasileño Renato o el senegalés Mammoud Traoré, que contó en su libro Partir para contar, un Decamerón africano de vivencias y vicisitudes, los cuatro años que invirtió en viajar desde Dakar hasta Sevilla.

No ha perdido el contacto con sus compañeros de grupo. Alhaji Abdulai Barrie, también de Sierra Leona, llegó un año antes a Sevilla. Hijo de un bailarín y percusionista guineano, triunfó en el festival internacional de música de Gambia, la patria de Biri-Biri y Kunta Kinte.

El padre de Issa y Naima, sevillano adoptivo pese a su pica en Flandes, va a aprovechar esta visita familiar a la ciudad para buscar a sus compañeros de grupo, que aprovechan los veranos para tocar en Conil y otros puntos del litoral gaditano. Africa Shrine actuó en la Feria de las Naciones que puso en marcha Sergio Frenkel. Alhassan Fofanah es un ejemplo de integración. En unas jornadas organizadas por el Foro Social Dakar 2011 y la Universidad de Sevilla, participó en un debate sobre africanos en Sevilla con el congoleño Lezine Kimovouan y el senegalés Papa Simel.

El Archivo de Indias está lleno de documentos que certifican el trasiego de personas entre África y América. En las antípodas de ese comercio de servidumbre, Sevilla fue escenario de una historia de amor que unió a Sierra Leona y New Jersey. Una profesora y un músico que ha sido guía de su suegra, una profesora de Psicología en los Estados Unidos que hizo un master en capillas.

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