Coronavirus

Residencias en la era de las vacunas: ¿por qué hay casos y muertes?

Una sanitaria inocula la vacuna  a una usuaria de una residencia geriátrica.

Una sanitaria inocula la vacuna a una usuaria de una residencia geriátrica. / EFE

Un sistema inmune deteriorado que, aunque tengan la pauta completa, hace a los mayores responder peor a las vacunas; un porcentaje, aunque mínimo, de ineficacia de éste fármaco; y una variante más transmisible explican el regreso del coronavirus a las residencias de ancianos. Pero, ¿cómo se cuela el virus en estos centros donde la mayor parte de sus residentes están vacunados y las medidas de prevención e higiene se han convertido en las claves de su funcionamiento diario en el último año y medio?

Para el director general de Cuidados Sociosanitarios de la Consejería de Salud y Familias, José Repiso, "la incidencia en las residencias ha aumentado porque también lo ha hecho fuera". Es decir, según explica, "es inevitable" que el virus entre en los centros de mayores de aquellos municipios donde la tasa de contagio es muy alta.

Vías de entrada

Las vías de entrada son dos básicamente, según apunta Repiso. "En los centros de mayores hay dos vectores de contagios, los trabajadores y las salidas de los residentes. De las visitas se habla mucho, pero raramente hay contagios por esta vía porque están controladas por el propio centro con las medidas de seguridad y de higiene oportunas. Sin embargo, los profesionales, inevitablemente, entran y salen y hacen vida fuera, al igual que los usuarios también salen del centro o se van con sus familias. Y eso, cuando hay una alta incidencia en una localidad, siempre acaba tiene una gran repercusión en las residencias. Hay que recordar que no son islas ni puede serlo, es decir, no pueden ser bunker cerrados eternamente por la salud mental  y física de los residentes", afirma.

¿Se puede evitar la propagación?

También hay otros factores en los que se explica, según la Junta, la expansión del virus, una vez entra en una residencia. Repiso habla de cuatro momentos claves del Covid en estos centros y con los que se pueden evitar "males mayores": prevención, detección precoz, sectorización y asistencia sanitaria. "Es fundamental no descuidar todas las medidas que ya sabemos de higiene de manos y uso de mascarillas, fundamentalmente, pero también es clave el estar atentos a posible sintomatología compatible con la enfermedad, sobre todo las fiebres, para conseguir una detección precoz que haya posible el aislamiento de los contactos a la mayor brevedad, así como sectorizar la residencia, separando entre zonas limpias y sucias para poder continuar con el día a día. Estos tres puntos son básicos para evitar brotes. Por último, la asistencia sanitaria, pero ya hemos visto que, hasta la fecha, no tenemos un tratamiento concluyente contra el virus", explica.

Precisamente en este punto, Repiso hace alusión a las vacunas como el único fármaco científicamente probado capaz de evitar muertes y enfermedad grave desde la prevención. Sin embargo, con casi el 90% de la población residente vacunada, los fallecimientos no se han evitado. "Ninguna vacuna, ni la del coronavirus ni otra, tiene una eficacia del cien por cien. Con ese mínimo porcentaje de ineficacia ya se contaba. Además, hay pacientes con sistemas inmunitarios que, como el de los mayores, responden peor, o incluso no lo hacen, a estos fármacos", señala. Factores a los que hay que sumar otros. "Todos sabemos que en verano con las altas temperaturas y en invierno, con la gripe, hay más fallecimientos en las residencias porque el perfil de usuarios es el de personas con múltiples patologías, que se agravan ante cualquier elemento adverso. Aún así, la mayoría de casos en en los últimos meses están cursando asintomáticos o muy leves y eso es gracias a las vacunas", subraya. 

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