El emblemático Puesto de los Monos tendrá que cerrar tras casi 53 años
Un juez resuelve el contrato de arrendamiento y ordena el desahucio por impago de más de 42.000 euros. José María Juliá estudia recurrir el fallo y dice que el desalojo no será inmediato.

El emblemático restaurante del Puesto de los Monos de la familia Juliá tendrá que cerrar sus puertas al público tras casi 53 años. La crisis económica de los últimos años parece haberse llevado definitivamente por delante al que fuera uno de los buques insignia de la hostelería sevillana. Un juez ha condenado a José María Juliá a abandonar el local que su familia regenta desde el 3 de diciembre de 1962, fecha en la que la matriarca, Pilar García Alonso, suscribió un contrato de arrendamiento de los denominados de renta antigua con los propietarios del local ubicado en el número 1 de la avenida de Moliní.
José María Juliá dijo ayer a este periódico que está estudiando recurrir el fallo y quiso lanzar un mensaje de tranquilidad por cuanto, según explicó, el desahucio "no tiene fecha" y no se va a producir "antes del verano".
La sentencia del juzgado de Primera Instancia número 22 de Sevilla, dictada el pasado 25 de mayo, estima la demanda presentada por Pedro y Patrocinio Torres Calvi, propietarios del 50% del local, y declara resuelto el contrato de arrendamiento del Puesto de los Monos. El fallo ordena el desahucio del inmueble "dentro del término legal, con el apercibimiento de que de no hacerlo se procederá a su lanzamiento", figura legal que supone el desalojo forzoso.
La sentencia, que puede ser recurrida en apelación ante la Audiencia de Sevilla, también condena a José María Juliá al pago de 42.718,54 euros, correspondientes a las rentas y el IBI adeudado a fecha de marzo de este año, aunque el fallo también el pago de las deudas que se devenguen en concepto de "rentas y cantidades asimiladas hasta la entrega del local a la parte actora".
El empresario hostelero se opuso en el juicio verbal a la demanda de los propietarios, alegando la "falta de legitimación" de éstos para el ejercicio de la acción de desahucio por falta de pago de la renta y también se opuso al fondo del pleito, al entender que eran los dueños del local los que "se habían negado a recibir las rentas, al no reconocer la cualidad de arrendatario al demandado, aceptando el resto de los copropietarios tanto la subrogación del demandado en el contrato de arrendamiento como el pago de las rentas".
Sobre la supuesta negativa de los propietario a recibir las rentas, señala que "corresponde a la parte demandada acreditar que los actores se han negado a recibir el importe de las rentas. Ningún documento aporta la parte demandada, ni tampoco justifica haber procedido a la consignación judicial de las rentas en el supuesto de que los actores se hubieran negado al cobro de las mismas".
El fallo concluye que es obligación del demandado abonar el IBI de los años 2010 a 2014, tras subrogarse el contrato de arrendamiento con todos sus derechos y obligaciones, incluida el pago de las "rentas y cantidades asimiladas que adeudara la anterior arrendataria".
"Esperamos recuperar el local en los próximos días"
El abogado José María Carnero Salvador, que representa a los demandantes, Patrocinio y Pedro Torres Calvi -propietarios del 50% del Puesto de los Monos-, aseguró ayer que la sentencia que ordena el desahucio ha sido un "definitivo alivio" para sus representantes, quienes "han soportado un contrato de una larguísima duración a cambio de rentas muy exiguas que en los últimos años ni siquiera se cobraban". El letrado añadió que sin tratar de restar un ápice al trabajo realizado por la anterior inquilina, Pilar García Alonso, la matriarca de la familia Juliá, "probablemente los beneficios obtenidos durante todos estos años hubieran sido muy distintos de contar con una renta adecuada al sitio, teniendo en cuenta además los metros con los que cuenta el puesto de Los Monos". El abogado añadió que ha sido tras el fallecimiento de Pilar García cuando "todo se ha venido abajo", porque su heredero, José María Juliá, que pretendió subrogarse en el contrato, ha dejado de pagar la renta. "Ahora esperamos recuperar la posesión del local en los próximos días, poniendo fin de esta forma a casi 53 años de un negocio que ha marcado la vida de muchos sevillanos que pensaban que la familia Juliá era propietaria", concluyó Carnero.
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