Más envejecida y sola
demografía | los cambios generacionales
El aumento de la esperanza de vida incrementa el grupo de sevillanos mayores de 65 años
El acceso de la mujer al trabajo modera la subida de la natalidad
Se multiplican las viviendas de una sola persona
Menos niños, más adultos y más solos. Son, a grandes trazos, los principales rasgos de la evolución demográfica en la ciudad hispalense. Un proceso en el que influyen diversos factores. Por un lado, la esperanza de vida, responsable del aumento poblacional de los mayores de 65 años. Por otro lado, el acceso de la mujer al trabajo, lo que aminora el incremento de la natalidad. Un último condicionante que debe tenerse en cuenta es la alta tasa de paro que aún sufre la ciudad, situación que también frena el número de nacimientos. A todo ello hay que sumar otro dato nada desdeñable: el peso cada vez más importante de las viviendas unipersonales.
"Una población cada vez más envejecida no es un síntoma negativo". Quien realiza esta afirmación es Manuel Marchena, catedrático de Análisis Geográfico Regional. La población mayor de 65 años que reside en la ciudad de Sevilla crece cada vez más. Cada estudio demográfico que se publica demuestra esta evolución, una tendencia que, sin embargo, no llega a ser tan contundente como en otras grandes capitales de España. El último análisis al respecto lo aporta el Instituto Nacional de Estadística (INE) a través del estudio de Indicadores Urbanos, con datos de 2016. El año pasado, en la ciudad hispalense, los vecinos de entre 0 y 14 años suponían el 15,13% de la población. Los que poseían entre 15 y 64 años, un 66,24%; y los mayores de 65, un 18,63%. Los porcentajes demuestran, a todas luces, que el segmento poblacional de más edad supera ya al más joven, dato suficiente para calificar a la ciudadanía sevillana de "envejecida". Esta coyuntura, lejos de ser circunstancial, se viene acentuando desde hace años, como demuestra la comparativa con ejercicios anteriores.
En 2010, la población menor de 14 años representaba el 14,93% de la ciudad; la de 15 a 64, un 68,38%; y la de más edad, un 16,69%. De estos tres grupos, el único que se reduce es el que abarca al mayor número de habitantes, que coincide con las generaciones que conforman el mercado laboral de Sevilla. Los otros dos grupos, aunque crecen, lo hace de muy distinta forma. Mientras que el más joven no llega a incrementarse ni una décima, el más envejecido lo hace casi en dos. Aquí radica la mejor demostración de la tendencia evolutiva en la población sevillana. Nacen menos niños y adquieren mayor protagonismo los más longevos.
Pese a la contundencia de estos datos, las cifras sevillanas están por debajo de las registradas en otras capitales de España. En Madrid, Barcelona y Valencia los habitantes de más de 65 años superan el 20% de la población de dichas ciudades, mientras que los vecinos con menos de 14 años no suponen ya ni el 14%. Sin embargo, sólo la capital del Turia gana a Sevilla en el crecimiento del grupo de mayor edad desde 2010. Mientras en la ciudad hispalense el porcentaje de los mayores dentro de la población ha aumentado en 1,94 puntos, en Valencia lo ha hecho en 2,34.
Respecto al resto de Andalucía, Cádiz es la que posee una población con más edad. En esta ciudad la población mayor de 65 años representa el 22,1% de sus habitantes, el porcentaje más elevado de la comunidad autónoma. Le sigue Granada, con el 20,4%. El más bajo, en este sentido, se lo lleva Almería, con el 15,2%. En cuanto al crecimiento de este grupo de habitantes, Huelva y Cádiz consiguen los mejores aumentos, con subidas de 3,4 y 3,3 puntos, respectivamente, desde 2010.
¿Cómo debe interpretarse esta evolución? El catedrático Manuel Marchena incide en que no debe tomarse como un comportamiento "negativo". "Se trata de un aumento notabilísimo de la esperanza de vida gracias a que se ha mejorado la calidad de vida", incide este experto, quien subraya que la evolución de la población más adulta es menor que en otras ciudades. "El envejecimiento aquí es mucho más lento que en Madrid o Barcelona". En la capital de Andalucía, además, desde hace varias décadas se produce "un fuerte proceso del control de la natalidad". "La fecundidad en esta ciudad ha bajado, tendencia debida principalmente a los logros conseguidos por la mujer en su lucha por la igualdad de derechos", explica Marchena.
El acceso cada vez mayor de la mujer al mercado de trabajo ha frenado los índices de natalidad, de ahí que el grupo de edad más joven apenas crezca comparado con el más envejecido. Esto provoca que la pirámide poblacional se amplíe por la cúspide y pierda base. También deben tenerse en cuenta las condiciones económicas que han predominado en los primeros años de la presente década, lastrados por una crisis financiera y la alta tasa de paro. La falta de trabajo ha llevado a muchas parejas a descartar el aumento de la familia. Éste, sin embargo, es un factor circunstancial que podría perder influencia a medio plazo.
Para Marchena, lejos de ser una situación "alarmista", dicha evolución supone "una madurez de la condiciones demográficas y una democratización de la supervivencia". Este especialista en análisis geográfico se atreve a predecir lo que ocurrirá en una década. No atisba cambios de tendencia. Todo lo contrario: "En cinco o diez años el control de la natalidad en Sevilla, aunque más tardío, será más severo que en Madrid y Barcelona".
A la baja natalidad hay que sumar otro dato interesante que reflejan los Indicadores Urbanos. En Sevilla las viviendas unipersonales suponen ya casi el 26% del parque residencial de la ciudad. Este porcentaje, que se sitúa por detrás de Granada (33%), Almería (27,3%) y Málaga (26,6%), va ligado al envejecimiento de la población y a la caída de los nacimientos. Se desprende de este dato que cada vez son más las personas que optan por vivir sin pareja ni hijos, y también otra realidad más preocupante: con el paso de los años aumenta, de forma considerable, el número de sevillanos de avanzada edad que se encuentran solos.
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