El jurado halla culpable de asesinato al joven que mató a un comerciante de la Alameda
El veredicto rechaza las atenuantes de confesión, arrebato y legítima defensa que solicitaba la defensa del acusado.
El jurado ha hallado culpable este viernes de un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento a José Antonio H. G., de 29 años, por la muerte del comerciante de la Alameda Manuel Flores Biedma, al que asestó 59 puñaladas después de que el acusado rechazara su proposición para mantener relaciones sexuales.
El veredicto, hecho público esta tarde, considera culpable de asesinato al acusado por unanimidad de los nueve miembros del jurado, que han rechazado las tres circunstancias atenuantes de confesión de los hechos, arrebato y legítima defensa que había planteado la defensa del acusado. El jurado ha considerado que hubo alevosía y ensañamiento porque el fallecido no tuvo oportunidad de defenderse ante el violento ataque y porque el acusado quería "causar el mayor sufrimiento posible, un dolor inhumano" y ha concluido igualmente que "tantas puñaladas no eran necesarias para causarle la muerte" a Manuel Flores.
Tras el veredicto, la Fiscalía y la acusación particular que ejerce la madre del fallecido han solicitado una condena de 23 y 25 años de prisión, respectivamente, mientras que la defensa ha pedido la pena mínima para el delito de asesinato con las agravantes de alevosía y ensañamiento: 20 años de cárcel y una indemnización de 75.000 euros para la madre de la víctima.
El veredicto del jurado ha considerado probado que el crimen se produjo en la noche del sábado 9 de julio de 2011, cuando el acusado y la víctima regresaron a la vivienda de éste, donde también tenía su negocio -la hamburguesería La Trastienda- y en la que estuvieron duchándose y realizando tareas domésticas.
El jurado ha considerado también probado que la víctima propuso a José Antonio H. G. mantener relaciones sexuales, a lo que éste se negó, aunque ha rechazado que el comerciante cerrara la puerta de la vivienda, lo que le habría impedido al procesado marcharse. Por una mayoría de ocho votos a uno, el jurado también ha considerado probado que fue en ese momento cuando el acusado se dirigió a la cocina y cogió el cuchillo con el que asestó las 59 puñaladas que acabaron con la vida de la víctima.
El veredicto ha rechazado de esta forma la versión que ofreció el acusado en el juicio, quien llegó a sostener que fue la víctima quien tomó inicialmente el cuchillo tras negarse a mantener sexo y que en aquel momento se trataba de una cuestión de vida o muerte. "Era la víctima o yo", manifestó el acusado en el derecho a última palabra. José Antonio H. G. también dijo en su declaración que cuando el comerciante, que le había acogido en su vivienda tres días antes y le había dado un trabajo en la hamburguesería, cogió el cuchillo se produjo un forcejeo en el que logró arrebatarle el cuchillo y, a continuación, "perdió la cabeza".
El jurado ha declarado probado que el acusado padece un trastorno límite de la personalidad, pero considera que esta afección no influyó en su voluntad de querer o entender en el desarrollo de los acontecimientos, por lo que tampoco ha considerado que se le deba atenuar la pena por este motivo.
El abogado José Javier Toucedo, que defiende a José Antonio H. G., ha dicho hoy que va a recurrir la sentencia ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), al seguir manteniendo que los hechos son sólo constitutivos de un delito de homicidio y no de asesinato, dado que, a su juicio, no existe ensañamiento y el jurado "se ha basado sólo en el número de puñaladas" para considerar acreditada esta agravante, y tampoco hay alevosía.
El letrado también consideró que la atenuante de confesión cuya apreciación ha rechazado el jurado también es "demoledora" porque si José Antonio H. G. no hubiera confesado la autoría del crimen de Manuel Flores cuando fue detenido un mes después en Punta Umbría (Huelva) por el robo de un coche, "no estaríamos aquí hoy, porque la Guardia Civil sólo tenía un nombre de pila, José, y la descripción del sospechoso" del asesinato.
José Antonio H. G. se encontraba fugado de la cárcel de Puerto III cuando cometió el crimen, al no regresar de un cursillo de cocina para el que se le permitía salir a diario de este centro penitenciario, donde cumplía condena por otros robos. Su historial delictivo está compuesto por más de 40 detenciones pero, según la defensa, esos arrestos se refieren siempre a hurtos y robos, y ninguno a un delito contra las personas como el que se le imputa ahora.
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