Las lagunas del crimen de la fiesta de la primavera
El sumario del caso revela contradicciones en los testigos, sólo uno de los cuales dijo en principio haber visto el asesinato
El pasado 25 de marzo se cumplió un año de la muerte de Francisco José Guerrero Vargas, el joven de 24 años natural de Puebla de Cazalla que falleció tras recibir una puñalada en el pecho en la fiesta de la primavera. La investigación judicial ya está cerrada e incluso hay fecha para el juicio, que arrancará en mayo. En el banquillo se sentará un único acusado: Óscar Riquelme Rodríguez, de 34 años, vecino de San Juan de Aznalfarache y con numerosos antecedentes policiales. Pero tanto la familia de la víctima como la defensa no se explican cómo no hay, al menos, un acusado más, un joven amigo de Riquelme al que tres testigos vieron portando la navaja instantes antes del crimen.
El sumario del caso, al que ha tenido acceso este periódico, revela una serie de lagunas importantes en forma de contradicciones entre los testigos, muchos de los cuales cambian sus versiones ofrecidas ante la Policía cuando llegan al juzgado y otros, simplemente, mezclan datos, confunden a los amigos del acusado y hay quien dice que llevaba el pelo rizado y largo, cuando lo lleva muy corto, casi rapado. Hay que tener en cuenta que estaban en una macrobotellona y que la mayoría de los chicos que prestaron declaración llevaban bebiendo desde varias horas atrás al crimen.
La principal prueba de cargo contra Óscar Riquelme es la declaración de un testigo protegido que en un primer momento, ante la Policía, aseguró que lo había visto clavando la navaja en el pecho de Guerrero. Sin embargo, en el juzgado, ya no fue capaz de aseverar con toda certeza que el asesino fuera Riquelme y dice que pudo hacerlo un "chico con tatuajes". La presencia del acusado en la escena del crimen es algo que él nunca ha negado. Estaba allí con dos amigos de su grupo de San Juan de Aznalfarache, uno de ellos menor de edad y otro, cuya identidad responde a las iniciales J. A. M. S., a quien tres testigos vieron antes portar la navaja. Los tres tienen tatuajes.
Antes del homicidio hubo dos reyertas previas entre jóvenes de ambos grupos. Una de esas peleas la confiesa un conocido de la víctima en una ampliación que hace a su declaración ante la Policía, en la que revela que se enfrentó al menor. Esta primera pelea desembocó en un segundo incidente en el que J. A. M. S. termina pinchando una rueda del coche del primo de la víctima. Es en ese momento cuando varios testigos aseguran que oyen a Riquelme pedirle por tres veces la navaja a su amigo. Según la acusación, a continuación mata a Francisco José Guerrero de una única puñalada en el pecho. Según la defensa, le pide la navaja para guardársela viendo que la pelea iba subiendo de tono y quien apuñala a Guerrero es J. A. M. S.
El abogado defensor de Riquelme, Álvaro Pimentel Siles, ha solicitado en dos ocasiones que se impute a este joven. Pese a ello, no ha estado imputado en ningún momento de la instrucción. La madre de la víctima, Milagros Vargas, también criticó que no se citara a declarar como imputado a J. A. M. S. y recordó que al menor se le llegó a encerrar en un centro precisamente por pasarle la navaja a Riquelme. Sin embargo, su abogada nunca pidió la imputación de este joven.
En lo que coinciden todos los testigos es en que todo ocurrió muy rápido, en cuestión de segundos, y en que en el escenario del crimen había muchas personas. Ninguna de ellas, sin embargo, vio el momento exacto en el que el acusado clavó la navaja en el tórax de la víctima. Dos testigos lo ven con el arma blanca en la mano, pero uno de ellos admite que no lo observó esgrimirla hacia Guerrero y el otro, el testigo protegido, dijo haberlo visto en su declaración ante la Policía pero no ante la juez de instrucción. La Policía Científica elaboró un informe en el que se detalla cómo penetró la navaja en el cuerpo de Francisco José Guerrero, que debería haber sido clavada desde una determinada posición en la que estaría Riquelme y no su amigo.
Después de una primera declaración en la que aseguró que el menor le había dicho que había apuñalado a un joven, Riquelme cambió de versión y culpó del crimen al otro amigo que le acompañaba, J. A. M. S., que ese día vestía una camiseta de color rosa. Según él, explicó que no había dicho la verdad al principio por miedo a la familia de este otro joven y que lo había visto apuñalando a Guerrero. El acusado sostiene además que quiso ayudar a los amigos de la víctima y que, instantes antes, había ofrecido una rueda de repuesto al primo de ésta, algo que corroboran algunos testigos.
No consta en el sumario ninguna declaración de J. A. M. S. ante la Policía. En el juzgado aseguró que estuvo en Gelves, en casa de un amigo, adonde se marchó sobre las diez menos cuarto de la noche, cuando ya se había cometido el crimen. Sí existe una declaración de un amigo de J. A. M. S., que afirma que éste estuvo con él en Gelves entre las seis y media de la tarde y las diez menos cuarto de la noche, algo que su propio amigo desmiente. La juez tampoco dedujo testimonio a ninguno de estos dos testigos, cuyas versiones eran contradictorias.
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