La leyenda que cuenta que Sevilla se salvó de una invasión gracias a una partida de ajedrez
De esta forma, según la leyenda, se impidió lo que pudo ser un largo asedio en la ciudad en el siglo XI.
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La ciudad de Sevilla ha sido protagonista de muchas leyendas a lo largo de su historia. Según cuenta una de ellas, lo que evitó que la ciudad fuera invadida fue una partida de ajedrez.
Granos de trigo y un tablero de ajedrez
Esta historia tiene tres protagonistas, Alfonso VI, rey de Castilla; el rey Al-Mutamid que gobernaba el reino taifa de Sevilla y Abenamar, consejero y amigo de este último.
La leyenda cuenta que el rey castellano se dirigía hacia Sevilla con el objetivo de anexionarse este territorio. Al enterarse, Al-Mutamid mandó a su amigo Abenamar a negociar con el monarca, con el que se vio las caras en Sierra Morena, donde ya se estaban preparando para el asedio.
Al parecer cuando se encontraron, Abenamar le propuso a Alfonso VI una partida de ajedrez, con un premio para el ganador, lo que el rey castellano aceptó. En un principio lo que ambos hombres pusieron en juego en su apuesta fueron granos de trigo. Sin embargo, la propuesta de Abenamar tenía truco. Si ganaba, el rey castellano debía darle dos granos por el primer cuadro del tablero, cuatro por el segundo, dieciséis por el tercero y así sucesivamente, multiplicando la cifra por sí misma por cada nueva casilla.
Alfonso VI aceptó, sin ser consciente de que en realidad era una trampa. De esto se dio cuenta cuando perdió la partida y se calculó la suma completa de trigo que debía pagar para saldar la apuesta, una cantidad de grano de la que no disponía ya que no había suficiente trigo en toda Castilla para poder hacerlo.
Ante esto Abenamar le hizo una nueva propuesta que no pudo rechazar y fue perdonar la deuda de la apuesta, a cambio de una única condición que el monarca debía cumplir: rendir sus intentos de ocupación y no volver a pisar tierra sevillana. De esta forma, según la leyenda, fue una partida de ajedrez y el ingenio de Abenamar lo que logró evitar un intento de invasión que podía haber causado serios daños en la ciudad, en sus habitantes y en el mismo ejército invasor.
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