¿Cómo se llamaba el alcalde que le quitó la placa a Pemán?
calle rioja
Personaje. Ayer se cumplieron 80 años del pregón de la Semana Santa de Sevilla pronunciado el 22 de marzo de 1942 por José María Pemán en el teatro San Fernando
Hace ochenta años José María Pemán pronunció el pregón de la Semana Santa de Sevilla. Fue el 22 de marzo de 1942 en el desaparecido teatro San Fernando. En junio del año pasado se cumplieron cuarenta años de su muerte. Murió unos meses después de aquel histórico abrazo con Rafael Alberti, éste disfrazado de marinero para dar a su vez el pregón del Carnaval de Cádiz en febrero de 1981, el mes del 23-F. Los inmortalizó Kiki.
En junio del año pasado me puse a buscar por el Jueves y por librerías de viejo el libro de Pemán Mis almuerzos con gente importante. Al final me lo prestó Alfredo Valenzuela con una propina: una antología de sus artículos en un libro titulado Mensajes desde el Cerro (Organización Sala Editorial), cuya devolución tengo todavía pendiente.
Un libro con el sello de un hotel de la sierra de Aracena. De la Sierra al Monte. "¿Es menester preguntarse quién es José María Pemán?", se lee en la solapa de este libro. Dentro, reflexiones de un autor culto, divertido, leído, luminosamente gaditano. La pregunta es muy pertinente porque un entorno intelectual, por llamarle de alguna forma, está empeñado en borrar las huellas del escritor que en dos periodos diferentes dirigió la Academia de la Lengua. Cuando pasen los años, alguien preguntará: ¿Cómo se llamaba aquel alcalde de Cádiz que ordenó quitar la placa de Pemán?
En el libro de Pemán aparecen Federico García Lorca y Ramiro de Maeztu. Fusilados por los dos bandos contendientes en la guerra fratricida. "Ser es defenderse", cita Pemán a Maeztu en sus Cartas a un Escéptico, ese epíteto que tanto le gusta utilizar a Eslava Galán para contarles a sus lectores desde la revolución rusa, el sexo de los romanos o la Alemania nazi.
Hay en Pemán una suave y educada incorrección política cuando cuenta que Hitler le regaló a Mussolini las obras completas de Nietzsche. El gurú de los nihilistas. El teórico de la muerte de Dios. Abundan las reflexiones sobre el hecho religioso. Cita el autor gaditano a Fichte cuando se dirigía a sus alumnos en estos términos: "En la próxima lección crearemos a Dios".
"Una revolución es un episodio excitante: no cabe duda", escribe en una amplia reflexión sobre Monarquía y República digna de figurar en las jornadas que a partir del lunes organizan Pérez-Reverte y Vigorra en la Fundación Cajasol. Nadó entre dos aguas: escritor afecto a Franco, que disfrutaba humillando a la Monarquía, fue incondicional de don Juan de Borbón en su corte chica de Estoril, en Villa Giralda.
Se leen con mucho agrado sus retratos de personajes y de viajes. De los primeros, se detiene en Manolete. "Tiene un hondo sentido españolísimo esa frase que hermana la Verdad y la Muerte", César Borgia, Balmes, "casamentero de reyes y de ideas", o Bernard Shaw. Reflexiona sobre Balzac, Quevedo, Pío Baroja, Unamuno o Molière. De su amigo, vecino y paisano Manuel de Falla, a quien visitó en Argentina. Y su encuentro postrero con Lorca en Madrid, cuando ambos tenían en las carteleras teatrales Yerma y El Divino Impaciente. "Poeta bueno y dolorido: toda su vida fue eso", escribe en su ensayo sobre Antonio Machado.
En sus meditaciones en Luxemburgo, concluye categórico: "Convengamos: el verdadero enemigo de la libertad y la democracia en España no son ni el rey, ni los curas, ni la Constitución. Son nuestros rubores, nuestras sonrisas y nuestros chistes". Dice de los españoles que tienen "el rubor del niño y de la familia". Hay un fondo de melancolía en su anacronismo: "(El español) en vez de ir a exhibir el domingo, bajo la luz del sol, la gloria honda y tierna de la paternidad, se va al casino o al café, a hablar con su amigo de política, de negocios, de toros y de mujeres: de las cuatro únicas cosas que pueden hablar los hombres en España". ¿Machismo o pionero alegato contra machistas y misóginos?
Viaja al Escorial con la figura de Felipe II, "el Real Sitio de San Lorenzo del Escorial, además de Panteón de Reyes, es colona veraniega", al Misterio de Elche y termina con un viaje a Tánger. Pernocta en el hotel Reina Cristina, de Algeciras, que describe con ambiente inglés. "El mundo todo, desde Finlandia hasta Oceanía, está lleno de Inglaterras chiquitas". En Tánger, donde acude a perorar en la Fiesta de la Raza, todo es distinto. "Nadie lleva prisa; todos caminan lentamente; hasta la tropa marcha al son de las chirimías…". Termina el viaje, y el libro, con las divagaciones "de mi amigo el Moro". "…vuestra Europa lo que necesita es un poco más de reposo, de gravedad, de fundamento. Bien está que trabaje y que prospere; pero no debe olvidarse que de todo converge, en definitiva, a aquel momento supremo en que Alá juzgará de los hombres y de los pueblos en menos tiempo, según dice el Libro, del que se tarda en ordeñar una camella".
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