A mano alzada y corazón abierto

JUAN Valdés vuelve a sus orígenes. Empezó pintando retratos por las casas y ahora salen de sus casas para arroparlo en la puesta de largo de un elenco impresionante. Sus retratos no envejecen, no sucumben al síndrome de Dorian Gray. Es el pintor que llena autobuses cada vez que lo homenajean en su Extremadura natal, pero ayer vino Mahoma con su bonobús a la Montaña. Un acontecimiento social y cultural de primera clase.

Repite espacio, Valdés inauguró esta Sala Murillo de la Fundación Cajasol con su exposición Divertimento Veneciano. Repite comisario con Enrique Pareja, a quien conoció cuando éste dirigía el Museo de Bellas Artes. Repite diseñador gráfico, Mario González Reina. Y también es reincidente en la lealtad incombustible de sus amigos. ElJardín de la Amistad, le llama.

Si uno llega por la plaza de San Francisco o ve la portada del programa de mano tiene la impresión de que el hotel Inglaterra ha cambiado de sitio. El retrato de Manuel Otero Luna es un resumen de su estilo, tal como lo define Pareja, “lo importante en un retrato es la cara y las manos. ¿Qué es lo aleatorio? El mundo de alrededor”. Garabatos, brochazos. A la inauguración acudió la familia del empresario hotelero: María Teresa Alvarado, su viuda, y sus hijos María Teresa y Manolo, que lleva las riendas.

Badajoz y Venecia son tierras de Carnavales. Sevilla es puente entre ambas, la cuna del pintor, y la que visitó en su anterior exposición. Dice Pareja que “la prodigiosa muñeca de Juan no tiene precio”. Sus retratos son sociología pura. “Ha retratado a media Sevilla y la otra media está en la cola”, explica el comisario.

En su estudio de Pasaje Mallol tiene hasta un tablao. Ayer lo trasladó a Entrecárceles. Rocío Jurado, Juanita Reina e Imperio Argentina se volvían a juntar para Azabache. Sonaban las guitarras de Manolo Sanlúcar, Paco de Lucía, Paco Cepero y Ricardo Miño. El baile de Matilde Coral, Pepa Montes y Cristina Hoyos, allí presente. El cante de Chano Lobato o de Antonio Mairena, a quien representó Ricardo Sánchez, alcalde de Mairena del Alcor. Fosforito no vino porque bautizaba a su primera bisnieta.

Tres Juanes en una estampa. Juan Valdés, el pintor, y los alcaldes consecutivos Juan Ignacio Zoido y Juan Espadas, que glosó los méritos de un artista “a quien nadie le ha regalado nada”. Con ellos, Beltrán Pérez, el candidato a la alcaldía en unas municipales que se celebrarán seis meses después de que se clausure esta exposición, lo que ocurrirá el 25 de noviembre, en pleno paso del ecuador de la campaña de las autonómicas. Otro triángulo poderoso: Plácido, Escuredo y Borbolla. Desde el Pacto de Antequera a Monsalves pasando por el 28-F. El editor Lara junto a Ferrand, el único sevillano que ganó el Planeta, y Nicolás Salas.

Carlos Cano, que ayer contó con su cómplice de habaneras Antonio Burgos, hace el paseíllo con Curro Romero, Juan Belmonte y Ortega Cano. Espadas y Zoido están en la misma galería que Manuel del Valle, vecino de marco de Felipe González, y Soledad Becerril. Es Juan Valdés pura magia, realismo al cuadrado, en su técnica a mano alzada, su destreza con el lápiz y con el ojo, la observación inmediata, y también en el realismo hecho realeza. A los Reyes eméritos los retrató para la Expo 92. El rey Felipe VI está en tres retratos, uno cedido por el Ayuntamiento de Badajoz. El de la reina Letizia es de la Academia de edicina.

Eminente pintor, pintor de eminencias: Manuel Olivencia, Moreno Andrade, Hugo Galera Davidson, Ramón Carande, extremeño de emperador y de Capela. La hermandad Matriz de Almonte cedió un retrato del rey Juan Carlos y el del Papa Benedicto XVI, aunque el que visitó la aldea fue Benedicto XV. Casi medio siglo de militares. El retrato de Cayetana de Alba, que inauguró en el Museo de Bellas Artes la exposición con los fondos de Dueñas el mismo día que Juan Valdés en la Casa de la Provincia.

Artistas de la imaginería como Luis Álvarez Duarte, en vivo y en retrato, o Sebastián Santos. De los retratados, vino de Mérida Fernando Manzano, vicepresidente de la Asamblea. Al alcalde de Badajoz lo representó Paloma Morcillo, edil de Cultura. Paisanos con cónsul honorario, Gonzalo Martín Domínguez. Acudieron pintoras como María José Forné y Alexandra del Bene, que por la mañana pintaba con sus grafitis un bar de la calle Albareda. Juan Valdés, lección de vida. “Que a mí la Canina me coja bailando pero esperándola nunca”.