La montaña rusa de asfalto
El mal estado de la calzada dificulta la circulación por muchas calles y avenidas de la ciudad en los últimos meses · Taxistas y conductores alertan del peligro de los baches y reclaman obras urgentes.
La movilidad es un reto para el nuevo gobierno municipal y circular por algunas calles y avenidas de la ciudad se asemeja estos días a una carrera de obstáculos. Baches, grietas, agujeros, desniveles, losetas y adoquines sueltos... Desde el Ayuntamiento se han iniciado ya algunas obras este verano, entre ellas, en el puente del Cachorro, donde las altas temperaturas levantan cada año el asfalto. Pero taxistas y conductores coinciden en que urge acelerar el plan para evitar el riesgo que suponen estos desperfectos en las vías de circulación.
"Habría que arreglar toda Sevilla", se queja un taxista en la calle Santa Joaquina de Vedruna. La zona de Nervión, Viapol y Ciudad Jardín es una de las más castigadas por los baches. "La avenida Ramón y Cajal está totalmente desnivelada, si conduces muy pegado a la derecha vas inclinado", aprecia José Luis García, un vecino de la zona. Las calles Beatriz de Suabia, Cea Bermúdez, Fernández de Ribera o Marqués de Contadero presentan los mismos problemas. "Han arreglado muchos desperfectos, pero sigue habiendo baches y agujeros en calles como Cardenal Llunch o Marqués de Nervión", asegura José Reina, trabajador de Lipasam que transita a diario por estos barrios.
En el centro, los problemas no sólo están en las aceras y calles peatonales. A esto se suman los obstáculos en vías estrechas donde circular se convierte en una tortura para los conductores. En Trajano, que fue recientemente arreglada, el tráfico se complica, y en otras zonas los adoquines se levantan con mucha facilidad. "Eso hace que el ruido se multiplique cada vez que pasa un vehículo, te despiertan de noche", lamenta Alejandro Fernández, un vecino de Alfonso XII. La esquina de Baños con Jesús de la Veracruz tiene un importante desnivel que provoca numerosas caídas, sobre todo, de motoristas. Los vehículos, al girar, pierden la estabilidad. En la calle Amor de Dios, a la altura del número 55, hay un tramo de unos 30 metros donde el acerado está repleto de agujeros. Una joven que pasea con un carro de bebé se para y coge al niño en brazos para sortear este obstáculo: "Es imposible caminar sin tropezarte".
El recorrido por los baches de la ciudad sigue en la Buhaira. Los motoristas califican los ladrillos rojos de la calzada que separa ambas zonas verdes como "altamente peligrosos", según comenta Alonso León. Lo mismo piensa Francisco Moratín, taxista, que alerta de las losetas sueltas: "Cualquier día hay un disgusto, hasta entonces no lo arreglarán". Para él, lo mejor sería cambiar este pavimento por asfalto francés, "que es el mejor".
La mayoría de los conductores encuestados por este periódico coinciden en que las obras que hasta ahora se han venido realizando por parte del Ayuntamiento no son más que "chapuzas". "Muchos de los diseños no son los adecuados para la ciudad; además lo arreglan y a los dos meses todo está igual", apunta Ramón González.
Uno de los tramos más estropeados de la ciudad está en la calle Gonzalo Bilbao, donde hay tremendos socavones en dirección al centro. Y lo mismo ocurre en la calle Crédito, con varios desniveles y baches en la calzada.
Triana también se asemeja al casco histórico en el estado del pavimento. En Juan Díaz de Solís la acera cuenta con numerosos altos y bajos por culpa de los árboles, que revientan el acerado y provocan socavones que se llenan de suciedad y basura. Lo mismo ocurre en la avenida de Coria: faltan adoquines y hay grandes parches sin asfalto que se rellenan de albero y, cuando llueve, como en los últimos días, todo se embarra y la circulación se complica.
En Torneo, el paseo que discurre junto al río es un catálogo de desperfectos: agujeros, raíces que revientan el suelo, grietas que ocupan el carril bici... "Parece que ha pasado un terremoto, está todo viejísimo y no hay motivo", comenta un vecino que cruza el paso de cebra en dirección a Plaza de Armas. A la altura de la Barqueta, tras la parada del autobús de la esquina con Resolana, hay un árbol que ha levantado el suelo y las losetas permanecen esparcidas provocando peligrosas caídas.
Pero los baches no son patrimonio exclusivo de las zonas más céntricas. En Sevilla Este, la avenida de las Ciencias es una de las más transitadas a diario y también la que cuenta con más grietas en su firme. "Sobre todo, por la zona cercana al Opencor", comenta Ángela Hortigón, una vecina del barrio. Las calles Flor de Gitanilla, Flor de la Retama y Flor de Albahaca presentan los mismos problemas. También el acceso a la barriada desde el polígono industrial donde se sitúa Persán. "Por el tramo que discurre junto al Hotel Vértice hay agujeros importantes", reseña José Alberto Rodríguez, otro vecino.
Al sur, en Heliópolis, la plaza colindante con la terraza Avelino está repleta de desniveles y agujeros desde hace años, apuntan algunos vecinos, que aseguran que circular por la zona es lo más parecido a ir en la montaña rusa.
25 Comentarios