Nada es necesario, todo es un placer

LA TRAGONERÍA

"No traemos nada que no nos guste". Lo explica Elena, cuyos gustos deben ser amplios, porque amplio es el catálogo de La Tragonería. Delicatessen, vinos, joyas, ropa para bebés, marionetas, libros, perfumes, bonsáis, regalos para bodas, para empresas y más cosas, que se van renovando con la llegada de nuevos productos cada semana.

Roza el año y medio de vida, y La Tragonería se ha convertido ya en una opción que más de uno tiene en cuenta cuando le toca hacer un regalo especial. O darse un gusto.

En una casa de la calle Muñoz Seca, "un sitio no muy bueno, pero cerca del sitio bueno", está la tienda. Ante lo diverso de la oferta, lo mejor es pedir ayuda. La ofrece Elena, que combate la alergia con un antihistamínico, y la somnolencia de la medicina con una bebida energética, y empieza a hablar. Habla de su champán Gold Cuveé, con láminas de oro de 23 quilates, "más suave que otros", y que tan bien se vende. Habla del tinto Pétalos del Bierzo, y de varios Pedro Ximénez, de las mermeladas del obrador Valle de la Osa, de Constantina, de los scargot que guardan una de las vitrinas centrales o del queso de los Picos de Europa que sólo ellas tienen en Sevilla. Y con una garantía personal en la sección gastronómica, porque "todo está probado", sonríe Elena mientras enseña una botella mediada de un oloroso aceite de Baena.

Pero sus gustos van más allá de la cocina. Los bonsáis son una prueba: les gustaban antes de montar la tienda, y los incorporaron a su oferta, así como todo lo necesario para su cuidado. Otro tanto pasa con la sección de libros, con ediciones infantiles, de manualidades, ediciones facsímil y libros curiosos, o con las marionetas para niños que ocupan un rincón de la tienda. Para bebés hay también ropa, que llega desde Francia y destaca por su colorido. Acaban ahora de incorporar algo más de ropa, interior en este caso, de origen argentino e igualmente alegre.

Y todo así, hasta más de 2.000 referencias en la tienda, y más en la web, a través de la cual también comienzan a vender a buen ritmo. "Es curioso -comenta Elena-, no llegamos al Edificio Oriente y vendemos en Madrid o en Barcelona".

La lista empieza a ser larga, pero es que quedan más cosas: joyas en plata de la India, o en caucho de Brasil, o la perfumería natural de las marcas L'Occitane en Provence y Sccotish. O un poco de todo a la vez, porque también venden muchas cestas de regalo de precios de lo más variado.

Empieza a estar claro el perfil de la tienda: es ideal para darse una vuelta cuando nada se necesita. Cuando sobra un poco de tiempo y hay ganas de charlar y ver cosas diferentes a las que ofertan la mayoría de los establecimientos. ¿Y el precio? "Hay de todo". ¿Y la crisis? "Sí notamos que vendemos por ejemplo menos cestas de 300 euros, pero vendemos más de 20. Como tenemos muchas cosas, se compensa: cuando unas bajan, otras suben". Y ahí siguen, contentas con un negocio del que hablan casi como si fuera un juguete: "Son muchas horas, pero es muy gratificante, sobre todo el trato con la gente". Pues mejor para ellas.