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"Éramos unos niños progres recién salidos del colegio"

  • Alejandro Cotta de Torres. Concejal entre 1981 y 1983, fue delegado de Actividades Industriales y revolucionó el 'tugurio'. En la segunda legislatura, el PSA no sacó ni un concejal, volvió a su despacho y cerró su palmarés municipal

Alejandro Cotta, junto a un cuadro de Morón, patria paterna, en la casa de calle García Ramos donde nació.

Alejandro Cotta, junto a un cuadro de Morón, patria paterna, en la casa de calle García Ramos donde nació. / belén vargas

Le salió mejor ir de cola de león que de cabeza de ratón. En el 79 iba en el número 14, pero entró de concejal en el 81, un mes después del 23-F. En el 83 iba de número dos y su grupo, el PSA, sacó cero concejales. Alejandro Cotta de Torres (Sevilla, 1945), volvió a su despacho de abogado. Sigue viviendo en la misma casa donde nació hace 73 años.

-¿Da tiempo a hacer algo en dos años de concejal?

-Pues mira, sí. Visto en la lejanía, a mí me gustó aquello.

-¿Qué cosas modificó?

-Lo primero, una remodelación arquitectónica y humana del Servicio de Actividades Industriales. Estábamos arriba del todo y en el servicio había una mafia interna. Contraté a un ingeniero industrial porque no me fiaba un pelo de nadie. Ahora se ve todo muy bonito, pero estar allí aguantando a personas que conocía...

-¿Qué se encontró?

-Un Ayuntamiento de por aquí te quiero ver, antiguo. Empezamos a dar el visto bueno para las industrias, cartulinas de permisos.

"Era el ogro de los empresarios, un 70% de las industrias sevillanas carecían de licencia de apertura"

-¿En qué Sevila crece?

-Mi madre era de Arahal y mi padre de Morón, el pueblo que se refleja en esta cerámica, pero yo he vivido toda mi vida en este barrio, en esta casa, salvo el tiempo que estuve interno en los Salesianos de Utrera.

-Estudió Derecho. ¿Qué profesores le marcaron?

-Los tuve a todos. Francisco de Pelsmaeker, García Añoveros, Manuel Clavero, Manuel Olivencia. Rodríguez Piñero nos daba Derecho del Trabajo y se llevaba a clase una máquina de escribir.

-¿Guarda buen recuerdo de su etapa municipal?

-Laura, mi mujer, a la que conocí en un veraneo en Conil, me ha guardado todos los recortes de prensa. Nos casamos en 1970.

-¿Era clandestino?

-¿Y quién no? Nos cogió el año 68. El Mayo francés era algo que estaba ocurriendo de verdad, no las teorías de universitario. La Fábrica de Tabacos era un hervidero.

-¿Cuándo se conciencia?

-A la salida de los Salesianos. Mi padre era un republicano sui géneris, muy liberal. Había sido abogado en la Diputación Provincial.

-¿El andalucismo era todavía una quimera?

-Había diversas especies y gamas de rojos. Éramos niños progres recién salidos del colegio. De los Salesianos o de los Jesuitas. Todos los que después han sido carguitos, si estaban no aparecían. Chaves fue compañero mío en los Salesianos de Utrera. Los de los Jesuitas eran más niñatos. Allí estudió Alejandro Rojas-Marcos.

-¿Es muy cofrade?

-Me gustan las hermandades del barrio: Museo, Siete Palabras.

-¿Cómo empieza su militancia?

-En Alianza Socialista de Andalucía. Nos reuníamos en Castelar, en la casa de Alejandro, ¿dónde si no? Hablábamos mucho de la tierra, tan primitivo como eso.

-Fue el primer Alejandro andalucista en el Ayuntamiento...

-Uno de mis hijos se llama Alejandro, pero palabrita del Niño Jesús que no es por Rojas-Marcos. En mi familia hubo muchos Alejandros. El otro, Juan, como mi padre.

-De la tierra a las industrias...

-Más de la mitad de las industrias sevillanas, casi un setenta por ciento, carecían de licencia de apertura.

-¿Fue un ogro o un santo para los empresarios?

-El ogro, el ogro. Algún cronista destacó junto a mi esmerada educación y trato afable una postura rígida en esos asuntos.

"Burgos me llamó el concejal de la secreta, dejé la Semana Santa libre de chiringuitos y puestos callejeros"

-¿Bético o sevillista?

-Ahora soy más bien agnóstico.

-Su alcalde fue Luis Uruñuela...

-Lo conocía de Derecho. De lo mejor que pasó por allí. Es un señor, hasta físicamente, ese empaque.

-¿El mayor elogio?

-Uno de los más divertidos, el que me hizo Antonio Burgos cuando dejé la Semana Santa libre de chiringuitos y puestos callejeros. Me decía el concejal de la secreta, el que nunca sale en los papeles. Me veía como un Poli Maza municipal, por el conde de la Maza, el alcalde de Morón, porque entonces estaba más gordito. Y se metía con el archidónico, como llamaba a Ortiz Nuevo, a quien sustituí como cuarto teniente de alcalde.

-¿Con quién se llevó mejor?

-Con los comunistas. Eran entrañables y se la habían jugado.

-¿Dónde estaba su despacho?

-Arriba. Era un tugurio, pedí que lo hicieran diáfano.

-Del 82, su mitad de mandato, ¿qué recuerda mejor, el triunfo de Felipe, la visita del Papa o el Mundial de Fútbol?

-Lo de Felipe. Lo conocí en persona. Lo recuerdo en una asamblea de Facultad hablando de Rosa Luxemburgo. Me fío más de Felipe que de Guerra, aunque he tenido más relaciones con Alfonso. Hemos coincidido comprando pescado en el mercado de Conil.

-¿Un libro?

-Leo uno detrás de otro.

-¿Una película?

-Ciudadano Kane.

-¿Y su despacho de abogado?

-Lo ocupó mi mujer para su consulta médica.

Aquellos tiempos

"Éramos unos niños progres recién salidos del colegio" "Éramos unos niños progres recién salidos del colegio"

"Éramos unos niños progres recién salidos del colegio"

Insólito. En un acto solemne, dos socialistas (Queraltó y Rodríguez Almodóvar), dos centristas (Fontán y Pavón), dos andalucistas (Uruñuela y Alejandro Cotta) y el comunista Alonso Balosa

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