Sevilla

Un padre de un niño con autismo severo: "Hay personas que no quieren viajar en avión al lado de mi hijo"

Guacimara, Alejandro y Casto/M.G.

Guacimara, Alejandro y Casto/M.G.

Alejandro Serrano es un niño canario de 12 años que padece autismo severo, hiperactividad y trastorno grave de conducta. Sus padres, Casto Serrano, sevillano de cuna, y Guacimara Quintero de León, piden ayuda para que el chico pueda vivir dignamente y que viajar a Andalucía para ver a su familia no sea una odisea, entre otros muchos aspectos. El padre cuenta que desde hace varios años no pueden volver a Sevilla todo lo que les gustaría. "Antes íbamos hasta tres veces al año, ahora, si vamos, es una vez. Montarnos en avión es una auténtica odisea", explica.

"Tenemos un amigo que trabaja en una conocida compañía aérea y es gracias a él por quien podemos llegar a la península", apunta. "También hemos vivido varias situaciones en las que los mismos viajeros son los que se niegan a viajar al lado de mi hijo. La solidaridad a veces brilla por su ausencia cuando hablamos de autismo severo, y te duele ver ese rechazo". 

Alejandro animando al Betis en la final de la Copa del Rey de 2022/M.G. Alejandro animando al Betis en la final de la Copa del Rey de 2022/M.G.

Alejandro animando al Betis en la final de la Copa del Rey de 2022/M.G.

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Casto y su familia han pasado episodios muy desagradables debido al trastorno de Alejandro. "Mi hijo ha estado más de un mes sin poder ir al colegio porque el pasado 3 de febrero nos llamaron amenazándonos con llamar al 112 si no le recogíamos después de un percance con una de las profesoras", explica el padre.

"Es una situación insostenible. Alejandro no tiene lenguaje, no puede articular palabra con sentido. Durante el mes de enero, sólo iba al colegio tres días a la semana, lo que conllevaba una pérdida de nociones educativas fundamentales para que pudiese avanzar mínimamente", explica. "Los lunes y miércoles, que eran mis días de descanso, Alejandro estaba conmigo, pero mientras estábamos a la espera de que algún centro educativo le admitiera en mitad de curso, tuve que darme de baja en el trabajo".

Actualmente, el chico está escolarizado de 09:30 a 12:30 en un colegio. "Hasta que termine el periodo de adaptación, Alejandro no puede permanecer la jornada completa en el centro". El colegio en el que le han aceptado se encuentra a más de una hora del domicilio familiar, trayecto que el resto de sus compañeros realizan en autobús escolar. El pequeño no está capacitado para afrontar tanto recorrido sin la compañía de alguno de sus tutores, por lo que son sus padres los que le llevan cada mañana. "Nos supone un gasto mensual de gasolina que ronda los 120 euros. No nos salen las cuentas."

La familia narra la angustia diaria con la que conviven. "Cuando llega la hora de dormir es una tensión constante porque no sabemos si va a despertarse en mitad de la madrugada, si se hará pis encima o si por el contrario -y con mucha suerte-, su madre y yo podremos descansar algo". 

Alejandro con su perro/M.G. Alejandro con su perro/M.G.

Alejandro con su perro/M.G.

"Intentamos llevarlo siempre con nosotros. Queremos estar con nuestro hijo porque aún tenemos fuerzas. Ni su madre ni yo queremos vivir sin él, pero necesitamos ayuda", continúa Casto. "Recibimos una ayuda que no llega ni a 400 euros, y mi sueldo, al ser camarero, no es alto". 

"Una pasión llamada Betis"

Casto y su hijo Alejandro son béticos acérrimos. Para ellos, cada jornada es una excusa más para pasar un rato juntos, pero debido a la situación del pequeño, no siempre es así. "Se le ilumina la cara cuando ve el escudo del Real Betis o escucha el himno, pero Alejandro se acelera demasiado con los goles o las faltas. Le da golpes a los cristales y a las paredes, y puede llegar a hacerse daño, por lo que a veces, tengo que irme sólo a nuestra peña", explica. 

Casto, Alejandro, familiares y amigos con la bandera de la peña Bética Gran Canaria/M.G. Casto, Alejandro, familiares y amigos con la bandera de la peña Bética Gran Canaria/M.G.

Casto, Alejandro, familiares y amigos con la bandera de la peña Bética Gran Canaria/M.G.

El pequeño es el socio numero 117 de la peña bética Gran Canaria, un guiño del destino, pues su jugador favorito es Joaquín Sánchez, quien lleva el número 17 en la espalda.

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