El padre que olvidó a su hijo dentro del coche acepta un año de prisión

La Fiscalía solicitó inicialmente una condena de 18 meses por la muerte del niño, pero antes del juicio rebajó la petición

Jorge Muñoz

31 de julio 2009 - 05:03

El padre del niño de dos años que el verano pasado falleció como consecuencia de un golpe de calor, después de que el adulto lo dejara olvidado durante más de dos horas dentro del coche, ha aceptado una condena de un año de prisión como autor de un delito de homicidio por imprudencia.

La Fiscalía de Sevilla había pedido inicialmente una condena de 18 meses de cárcel para el padre, que trabaja como profesor en el I.E.S. Camas de esta localidad, pero antes de la vista oral modificó sus conclusiones provisionales y rebajó la petición de condena hasta los 12 meses, según confirmaron ayer fuentes del caso. El padre aceptó la nueva calificación del Ministerio Público, reconociendo la autoría de los hechos, y evitó someterse a un juicio cuya celebración estaba prevista para hace varias semanas. Al tratarse de una condena inferior a los dos años, procede suspender la ejecución de la misma, con lo que el padre no tendrá que ingresar en prisión por el trágico suceso. La vista oral coincidió con la muerte de otro niño en Leioa (Vizcaya), después de que su madre le dejara olvidado dentro de otro coche.

Los hechos por los que ha sido condenado el padre se remontan al 18 de julio de 2008, cuando a primera hora de la mañana, el progenitor acudió con su hijo, de sólo 23 meses y que de forma habitual dejaban en la guardería, a realizar unas gestiones de apenas unos minutos en el Instituto donde trabaja. Las gestiones se retrasaron, sin embargo, más de lo esperado y cuando el padre regresó al vehículo, en torno a las 12.00 horas, se percató de que el menor estaba dentro del mismo. El propio padre trasladó al pequeño en un primer momento hasta el centro de salud de Camas, donde el niño entró con fuertes convulsiones y una temperatura corporal de 43 grados.

Una ambulancia del 061 lo trasladó hasta el Hospital Infantil, donde finalmente falleció el 22 de julio tras pasar cinco días en situación de coma. El menor murió debido a los daños irreversibles que había sufrido y su padres, muy afectados por la tragedia, decidieron donar sus órganos.

La autopsia y los informes del Instituto Nacional de Toxicología confirmaron que el fallecimiento del bebé se produjo debido a un golpe de calor, ya que el niño carecía de otras patologías. El día del suceso fue muy caluroso y la temperatura máxima alcanzó los 40 grados, lo que explica los síntomas que presentaba el pequeño cuando fue atendido por los servicios sanitarios.

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