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El presunto asesino de Laura Cerna confesó a un amigo que la mató en un "forcejeo"

  • El acusado sólo ha respondido a las preguntas de su abogado y del jurado, reafirmando que la víctima le agredió y se autolesionó.

Un amigo íntimo de Antonio Gordillo, el presunto asesino de la profesora Laura Cerna, ha asegurado hoy en el juicio que éste le confesó que había matado a una mujer extranjera en un "forcejeo" y que acto seguido la descuartizó porque no le cabía el cuerpo en la maleta.

El testigo Ángel S. D., que conocía a Antonio Gordillo desde unos ocho o nueve meses antes porque coincidían en sus trabajos, ha explicado a los miembros del jurado que en la mañana del 30 de agosto el presunto asesino le llamó diciéndole que había cometido una "locura" y tenía que hablar con él, por lo que quedaron en verse dado que además iban a comprar un uniforme para su hija con el dinero que le iba a dejar el procesado.

Cuando se vieron, Gordillo le confesó que la noche anterior había estado con una mujer extranjera, que se había "peleado con ella" y que ésta sacó "unas tijeras o un cuchillo" con el que intentó agredir y entonces se produjo un "forcejeo y la mató", según el relato del testigo, quien no obstante ha incurrido en una contradicción con respecto a lo que declaró en la fase de instrucción de la causa, en la que dijo que Gordillo le comentó sobre la forma de la muerte que le había dado un puñetazo y se desplomó en el suelo, aunque también ratificó sus declaraciones anteriores.Ángel S. D. precisó que le pidió a su mujer que le dejara el coche, presumiblemente para deshacerse del cadáver, y añadió que más tarde le dijo que había arrojado el cuerpo al río y que en Chipiona dejó otra bolsa.

El testigo definió al acusado es una persona abierta, si bien admitió que es un "poco agresivo" porque en el momento en que tenía una trifulca "no se pensaba lo que era dar un guantazo o coger un ladrillo". También definió al acusado como "muy mujeriego, tenía su novia y a parte tenía relaciones con otras chicas, contaba lo que hacía con ellas y enseñaba vídeos".

El amigo del procesado relató otro episodio violento protagonizado el mismo día el crimen, cuando estuvieron almorzando, y Antonio Gordillo se puso a llorar contando cosas de su madre y de su hermano -el testigo dijo que le contó que le habían llegado a apuñalar en el pasado- y de buenas a primeras "se lió a puñetazos con un árbol".

En la sesión de hoy, segunda del juicio, declaró el propio acusado, aunque Antonio Gordillo sólo aceptó responder las preguntas de su abogado defensor y del jurado, rechazando contestar al fiscal y a las acusaciones particulares. El acusado comenzó pidiendo "perdón" a los familiares y amigos de la víctima y comentando que la petición de condena de 30 años de cárcel considera que es "un poco elevada" para una persona que ahora tiene 30 años de edad y que no se considera responsable del asesinato de Laura Cerna.

En su versión exculpatoria, Antonio Gordillo ha señalado que ese día había bebido mucho alcohol y había consumido hasta tres gramos de cocaína, y ha explicado que Laura accedió a subir de forma voluntaria a su piso en el Tiro de Línea, donde volvieron a consumir alcohol hasta que la víctima se puso "a bailar en una actitud rara". Gordillo reiteró que la fallecida se echó encima suya y él la rechazó, momento en que, siempre según la versión del acusado, Laura se fue a la cocina, cogió un cuchillo con el que intentó atacarle, pero le dio un empujón y cayó al suelo.

El acusado reiteró que la fallecida se autolesionó, unas heridas que descarta rotundamente el informe forense, y a partir de ahí reconoce que reaccionó "con mucho miedo", lo que le llevó a cometer "el error" de intentar ocultar lo que había ocurrido, para lo cual descuartizó el cuerpo e intentó deshacerse del mismo arrojándolo al río.  "Actúe inconscientemente por el miedo", sentenció el acusado, que defendió que no sabía lo que estaba haciendo en ese momento y que todavía tiene pesadillas. "Ése no era yo", añadió Antonio Gordillo, que insistió a preguntas el jurado que lo que estaba viviendo en aquel momento era "como un sueño" y en ese estado seguía al día siguiente cuando se deshizo del cadáver y continuó tomando cocaína.

En el juicio también declaró hoy el esposo de Laura Cerna y su hijo, Michael Curtis, que recordó cómo fueron los últimos momentos con su madre, ya que aquella noche estuvo cenando con ella.

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