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Sevilla

Los vecinos de Plaza de Armas de Sevilla piden que se multe la fiesta en la Cartuja

  • Su presidenta, Dolores Dávila, asegura que el Pabellón de la Navegación carece de licencia para la música en directo

  • La Policía Local ha inspeccionado este fin de semana nueve establecimientos por problemas de ruidos

  • Un infierno acústico en la Cartuja

La fiesta celebrada el pasado sábado en el Pabellón de la Navegación.

La fiesta celebrada el pasado sábado en el Pabellón de la Navegación. / José Ángel García

El problema del ruido en Sevilla durante los fines de semana ha vuelto tras la pandemia del Covid y amenaza con recrudecerse. Ejemplo de esta situación son las molestias sufridas por buena parte de los vecinos del Casco Antiguo el pasado sábado, a raíz de una fiesta celebrada en el Pabellón de la Navegación, en la Isla de la Cartuja, que, según los residentes, se organizó en un recinto que no cuenta con licencia para la música en directo. Por tal motivo, pedirán al Ayuntamiento que se sancione a los responsable de la celebración

Estas molestias, que impiden el derecho al descanso y que afectan especialmente a los menores y a las personas de edad avanzada, se evidencian en el balance que la Policía Local realiza las noches de los viernes y sábados. El correspondiente a este fin de semana sigue esa tónica. Según datos facilitados por el Ayuntamiento de Sevilla, se han inspeccionado nueve establecimientos hosteleros en los distritos Casco Antiguo, Nervión y Sevilla Este por denuncias relacionadas con los ruidos provocados. De estos negocios, tres fueron multados, dos de ellos por tener elementos de música no autorizados, algo que se ha convertido en habitual en la ciudad. 

A ello debe sumarse otro problema que se ha incrementado con la desescalada de la pandemia: la botellona. Los agentes han actuado en 27 concentraciones de jóvenes donde se bebía alcohol y también se generaba ruido y molestias. Entre ellas debe destacarse la organizada en el Parque de Magallanes, a pocos metros del Pabellón de la Navegación donde se celebraba la polémica Fiesta de San Patricio, patrón de los irlandeses. En esta botellona se pusieron 11 denuncias. 

"Una escandalera insoportable"

Dolores Dávila, presidenta de la asociación de vecinos Puerta de Córdoba, ha relatado a Diario de Sevilla lo sufrido el pasado sábado. "La escandalera fue insoportable", asegura la líder vecinal, que recibió la llamada de numerosos residentes de la zona, a la que llegaba el "ruido" de la fiesta celebrada en el Pabellón de la Navegación, separada del centro de la ciudad por la dársena del río. "La música llegaba hasta aquí porque superaba el límite establecido", señala Dávila, que aporta otro dato importante: "el recinto donde se organizó carece de licencia para la música en directo"

"Es la primera vez tras el estallido de la pandemia que recibo tantas quejas por un evento. Unos efectos que hemos sufrido los vecinos de una zona especialmente castigada esta semana, después de los destrozos ocasionados por los hinchas del fútbol en el Paseo de Colón", abunda Dávila, que incide en que su asociación va a pedir al Ayuntamiento que "sancione" a los organizadores de la fiesta en el Pabellón de la Navegación por las molestias generadas. 

En este sentido, recuerda que una de las exigencias que le han hecho llegar al gobierno local de cara a la redacción de una nueva ordenanza sobre ruido y veladores es que a los establecimientos se le perciba por incumplimiento una vez y que a la segunda se les sancione con la retirada por un año de la licencia. "Se ha comprobado que es la única forma para que cumplan la normativa", agrega.

Dávila mantiene que los problemas del ruido van a más en la ciudad y que cuesta darles solución. Pone de ejemplo lo que ocurre "desde los jueves a los domingos" en el Paseo de Colón. "Allí no hay música en las terrazas, pero sí dentro de los locales, que tienen las puertas abiertas, por lo que el sonido sale fuera. A ello se une lo masificado que están los veladores, que también generan ruido", afirma la representante vecinal. 

Nuevos estudios acústicos

A este respecto, el Ayuntamiento de Sevilla dio a conocer hace varias semanas que, a través del Servicio de Protección Ambiental, se había licitado el suministro de equipos de medición y monitorización acústica y un servicio de revisión de las 12 zonas acústicamente saturadas (ZAS) que están declaradas en la ciudad. El objetivo principal de este contrato, cuyo presupuesto global asciende a 230.266 euros, es elaborar estudios acústicos que determinen si se cumplen o no los límites de ruido, a partir del análisis de los 585 establecimientos que suman las ZAS. También se persigue diseñar un plan para la progresiva reducción de los niveles sonoros hasta los límites fijados en el decreto de protección contra la contaminación acústica de la Junta de Andalucía.

Las 12 ZAS, donde se restringe la apertura de nuevas actividades, son: Alberto Jiménez Becerril, Alfalfa, Arenal, Betis, Buhaira-Blanco White, La Gavidia, Plaza de Armas, Reina Mercedes, Juan Sebastián Elcano, Triana Norte, Viapol y Virgen de la Cinta.

El estudio acústico de cada ZAS se centrará en las actividades que desarrollan los establecimientos públicos que funcionen con huecos, ventanas abiertas, puertas abiertas o sin puertas en comunicación con el exterior, así como actividades con veladores, o sin ellos, que por causas imputables a las mismas generen estancia, permanencia o acumulación de personas en el exterior. De igual modo, analizará los negocios con horario de funcionamiento nocturno, como tiendas de conveniencia o comercios al por menor de alimentación y bebidas. 

Revisión del mapa de las ZAS

Estos informes obedecen al compromiso adquirido por el gobierno local con los hosteleros de la ciudad para revisar el mapa de zonas saturadas y, de esta forma, permitir o prohibir la apertura de nuevos bares. Debe tenerse en cuenta que el documento actual que establece las ZAS es de 2004. Por tal motivo, el Servicio de Protección Ambiental quiere ir más allá y elaborar un análisis para saber si es necesario añadir nuevas zonas que se consideren también saturadas, así como mantener instalados los equipos de registro sonográficos que se usen en la medición para realizar comprobaciones continuas. 

Uno de los casos más recientes de las molestias ocasionas por el ruido lo protagonizó el pub Flow Latino, situado en la calle Virgen del Refugio, en Los Remedios. Se trataba de un local que había pasado la última década de un dueño a otro sin que las instalaciones se adaptaran al ocio nocturno. Al carecer de limitador de sonido, se habían alcanzado hasta 48 decibelios por la noche en una vivienda situada justo arriba del establecimiento, cuando la normativa fija 30 a partir de las 22:30. Las denuncias de los vecinos provocaron el cierre del negocio.