Antonio Álvarez, ayudante de Joaquín Caparrós en esta interinidad de urgencia de final de curso, analizó en la radio del club varias claves del exitoso golpe de timón. El último Dorsal de Leyenda se mostró "ogullosísimo" y "agradecido" por la oportunidad, que de partida era un atolladero: "Todos habríamos firmado que sobrara el último partido".

"Ahora parece fácil, pero si mirabas los cuatro partidos que nos quedaban era la Real Sociedad, que la teníamos ahí detrás con una línea ascendente, después el Madrid, siempre complicado, y después el eterno rival, el Betis, con una línea muy buena en la Liga. Hemos conseguido que el equipo diese un giro de timón, que creyese en nosotros, hemos cambiado la dinámica, para que la gente trabaje y se divierta, y luego han llegado los resultados".

Un aspecto llamativo es el estado anímico en el encontraron a la plantilla: "Cuando llegas al vestuario ves a un equipo cargado de responsabilidad, no vayamos a pensar que a los jugadores les da igual una clasificación u otra… Les dijimos que confiábamos plenamente en ellos, que había una plantilla muy buena y que lo único que tenían que hacer era soltar ese exceso de responsabilidad".

Y otra, las rotaciones: "Joaquín les dijo que contaba con todos. Cuando quedan cuatro partidos se piensa que no va a haber muchas rotaciones, pero se ha demostrado. El futbolista cree mucho más en los hechos de un entrenador que en las palabras".