Sevilla FC

Balaídos, sin exceso de confianza

Un amplio grupo de jugadores del Sevilla, en el entrenamiento de este viernes.

Un amplio grupo de jugadores del Sevilla, en el entrenamiento de este viernes. / José Ángel García

El Sevilla cerrará la jornada trigésima sabiendo cómo han quedado sus rivales directos y después de una larga semana en la que ha podido disfrutar y digerir su triunfo sobre el Atlético de Madrid primero y reposar y afrontar con renovados bríos el nuevo envite liguero. Jugar en lunes tiene doble ventaja para los de Julen Lopetegui, que ya demostraron que estaban necesitados de un receso con su puesta en escena ante el líder y que aún pueden agradecer los ocho días transcurridos entre un partido y otro. En este lapso, el grupo ha tenido también tiempo de meditar sobre su objetivo, repetir en la Liga de Campeones, y sobre esos halagos que siguen llegando y que no deben confundir a los profesionales. Antes bien, éstos no quieren dejarse llevar por la confianza.

El partido en Balaídos se presenta como un test para la confianza, pero para la confianza buena, no para la mala. A poco que el Sevilla se deje caer sobre el mullido colchón de 12 puntos que mantiene sobre el quinto clasificado, después del empate de la Real Sociedad ante el Athletic entre semana, el Celta encontrará fácilmente el camino para hacerle daño. Y ya tiene experiencia el equipo gallego en llegar a esta cita mucho peor clasificado, incluso mucho más necesitado, y salir más que airoso.

Tres años lleva el Sevilla dando un triste espectáculo en Balaídos. Curiosamente, este trienio negro en Vigo ha coincidido con el partido ya traspasado el ecuador. Quizá el peor recuerdo de las últimas visitas fue el 7 de abril de 2018, cuando el equipo de Vincenzo Montella fue vapuleado por 4-0, con un gol en propia puerta y un hat-trick de Iago Aspas. Hace dos años, en febrero de 2019, el Sevilla de Pablo Machín daba una de sus imágenes más pusilánimes ante un Celta muy endeble, al que bastó un córner para ganar por la mínima... con lo mínimo, aunque bien es cierto que el partido se pudo poner de cara con un envío al poste de Ben Yedder aún con 0-0. Y el año pasado, también en febrero, se completó ese trienio negro con la remontada que sufrió el equipo de Lopetegui cuando parecía que tenía amarrado el partido.

De nuevo Iago Aspas apareció para aprovechar la indolencia sevillista en la segunda mitad e igualar el gol que había hecho En-Nesyri en la primera parte. Pione Sisto concreto la remontada al final. Entre los minutos 78 y 90 el Sevilla tiró el partido. Y eso precisamente es lo que quiere evitar un grupo que vuelve a escuchar halagos y sugerencias sobre su posición respecto al título. Sin ir más lejos, Vicente del Bosque recordó que 8 puntos no son tantos y que ahí está el Sevilla, cuarto, taimado, en silencio...

Los profesionales del Sevilla, a través de sus mensajes, apuestan en cambio por no dejarse llevar por ese exceso de mala confianza. Antes bien, creen que el parón les vino muy bien y que ahora, con energía e ideas frescas, tienen que aprovechar la confianza que les dio la superioridad mostrada ante el Atlético para seguir apretando en pos de aumentar ese colchón de 12 puntos e intentar escalar algún puesto más.

"No podemos mirar los puntos", sugirió Munir en una entrevista a los medios del club. Y ese es el mensaje que repetirá hoy Julen Lopetegui durante su comparecencia, que será dos días antes del partido.

Con Eduardo Coudet, el Celta tiene la ventaja de que no sufre ningún tipo de presión. Alejado de los puestos de abajo, tampoco está tan cerca de los puestos europeos como para verse especialmente impulsado: es octavo, a 9 puntos de Real Sociedad, Betis y Villarreal. Pero eso lo puede hacer más peligroso si el Sevilla se deja seducir por la languidez a la que invita su colchón de puntos.

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