El derbi sevillano

El Betis deja vivo en el derbi a un Sevilla inferior (1-1)

  • Ayoze puso por delante a los verdiblancos en un mal despeje de Dmitrovic y Rakitic empató con un trallazo excelente desde fuera del área en el que queda la duda sobre Fran Vieites pudo hacer algo más

  • Los visitantes tuvieron ocasiones clarísimas en el primer periodo para inclinar la balanza su favor y los locales equilibraron algo la situación en la recta final

  • Así le hemos contado el derbi sevillano

Pezzella se pregunta por qué no ha ganado su equipo mientras Rakitic conversa al fondo con Gil Manzano.

Pezzella se pregunta por qué no ha ganado su equipo mientras Rakitic conversa al fondo con Gil Manzano. / Antonio Pizarro

Nuevo empate en el derbi sevillano, como en los de la temporada anterior. Sin embargo, la sensación fue bastante diferente, el Betis fue claramente superior en la primera parte y no aprovechó la cantidad de oportunidades claras que tuvo para rematar a un Sevilla que mejoró, ligeramente, en la segunda y que fue capaz de igualar a través de un trallazo de Rakitic en uno de sus tres disparos entre los palos a lo largo de los 98 minutos que se disputaron con los dos añadidos.

El fútbol en este tipo de citas puede depender de las expresiones de los hinchas para establecer juicios de valor categóricos. Lógicamente, no son empíricos, pero sí sirven para medir los méritos con cierto equilibrio. Los sevillistas respiraron aliviados cuando Gil Manzano hizo sonar sus tres pitidos y la reacción de desahogo fue entonar de forma mayoritaria un "¡directiva, dimisión!". Los béticos no querían que aquello acabase todavía y no podían ocultar su frustración por no haber liquidado a un eterno rival tan débil.

A partir de ahí, cada uno puede tener su crónica en la cabeza y dependiendo de los colores por los que tuerzan desviarán la cuestión hacia un lado o hacia otro. Los sevillistas, por ejemplo, podrán apelar a que en la segunda mitad ellos tuvieron ocasiones algo más claras, como el remate desviado de En-Nesyri con la cabeza en un centro de Pedrosa en el que lo más fácil era dirigirlo hacia la portería (68') o un disparo de Suso con intención, aunque sólo con eso (83'), y otro de Gudelj que se fue ligeramente desviado (93').

Pero ni siquiera en ese segundo acto el recuento de las oportunidades es tajantemente favorable a los anfitriones. También Ayoze estrelló un disparo en el poste (57') y también el tinerfeño tuvo otra que repelió Dmitrovic (62') y una última de Bellerín que detuvo el guardameta serbio con el pie (92').

Fueron muchas menos respecto a la primera mitad, está claro, y el juego sí estuvo mucho más controlado por los sevillistas tras el intermedio. Porque en el primer acto fue un verdadero milagro, futbolístico por supuesto, que el Betis no dejara todo liquidado. La superioridad sobre los sevillistas fue insultante desde el mismo momento en el que Isco remató absolutamente en solitario a los 44 segundos de juego. Bastó con un saque de banda en la derecha del ataque visitante para que Willian José colgara un globo sobre el área y ahí apareció el malagueño entre Badé y Jesús Navas para cabecear solo, pero solo, solo. Su testarazo se fue a las manos de Dmitrovic y el Sevilla se había librado en el primer minuto.

Pero no quedó ahí la cosa, a los 8 minutos, Guido Rodríguez dominaba con facilidad un balón dentro del área de los anfitriones a pesar de estar rodeado de hombres vestidos de blanco. El argentino optó casi por la puntera para el remate y Dmitrovic sacó la pelota debido a que ésta fue al centro de la portería y no a uno de los costados.

El dominio de los béticos era insultante, entre otras cosas porque los sevillistas ni atacaban ni tampoco defendían, lo hacían con la mirada. Eso se repitió en el minuto 15 en una falta que puso Isco. Pezzella fue al remate y tocó el balón hacia atrás. La pelota salió rechazada, todos los supuestos defensores nervionenses asistían como espectadores privilegiados y le cayó a Bellerín, quien lanzó un derechazo que fue desviado por un zaguero. El balón entró en la red, los béticos lo celebraban con razón, pero el VAR compareció para llamar la atención sobre el fuera de juego de Pezzella y de otro compañero. Orsay clarísimo y todo continuaba igual a pesar de los síntomas decrépitos que ofrecían los anfitriones.

El Sevilla trataba de recomponerse a través de Soumaré, haciendo pasar el balón por el medio centro francés, pero la realidad es que tampoco eso invertía la tendencia. Es verdad que la pelota sí estaba algo más cerca de Fran Vieites, pero éste no tuvo que intervenir siquiera a lo largo de todo el primer periodo. El Betis, en cambio, sí pudo marcar a través de Miranda, en un doble remate cuando Isco le cogió la espalda a Jesús Navas (35'); y en dos llegadas de Isco en las que Willian José y Miranda lo estorbaron antes de que Pedrosa salvara el tiro del malagueño (37' y 44').

En la reanudación cabe suponer que los dos técnicos estarían contentos con el rendimiento de sus futbolistas. En el caso de Manuel Pellegrini era lógico, pues los suyos habían dominado la situación y habían tenido llegadas peligrosas al área sevillista. Sin embargo, con Diego Alonso aquello parecía increíble. El uruguayo dejaba a los once jugadores que habían mostrado una inferioridad evidente y no hacía ninguna sustitución para buscar algunas cosas diferentes. Una de dos, o el banquillo no le servía para nada o cabe preguntarse qué pensaría el entrenador uruguayo. Y el enfado se iba a agudizar aún más cuando al momento del gol de Ayoze la primera decisión fue sacar a Ocampos para meter a Suso al mismo tiempo en el que Lukébakio reemplazaba a Sow.

En el partido mandaba con rotundidad Isco, siempre asociado a la pelota y con el control de todas las operaciones a través de su calidad. Por buscar un contraste evidente, se agudizaba la frustración en las filas blancas por ver al malagueño en las filas verdiblancas, y generando de esa forma, mientras en el once titular de los blanquirrojos estaba un Óliver Torres que, una vez más, tuvo una participación absolutamente insustancial. Ni creaba mucho peligro en ataque ni tampoco era una ayuda en la defensa. La diferencia entre Isco y Óliver Torres era abismal y ahí también surge la duda respecto a la decisión de quienes eligieron hace casi un año.

Es un simple apunte de un partido en el portero que más falló fue, paradójicamente, el sevillista con el balón muerto que dejó en el gol de Ayoze, aunque también se puede calibrar si Fran Vieites pudo hacer algo más para impedir el golazo de Rakitic. Hubiera sido un parado, cierto, pero los guardametas de la máxima categoría están para eso, para tener intervenciones imposibles.

Punto final al análisis de este derbi en el que el Betis pudo liquidar y no lo hizo para dejar vivo a un Sevilla que fue capaz de empatar con ese disparo de su capitán. A partir de ahí cada uno tendrá su crónica en la cabeza dependiendo de sus preferencias en esta bendita ciudad llamada Sevilla.

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