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La incertidumbre accionarial del Sevilla, otro palo en la rueda de la planificación

Sampaoli y Monchi, con gestos preocupados, en la ciudad deportiva del Sevilla.

Sampaoli y Monchi, con gestos preocupados, en la ciudad deportiva del Sevilla. / José Manuel Vidal / Efe

Se cumple la segunda semana de parón por el Mundial desde que concluyese la competición de Liga y de Copa y no ha habido ningún movimiento reseñable en la prometida reestructuración de la plantilla del Sevilla. El Mundial acapara prácticamente toda la actualidad futbolística y no deja resquicio ni a los rumores propios de cualquier otoño ante el mercado de invierno, y eso que el comité de dirección del club de Nervión tiene previstos realizar, dentro de lo posible, un puñado de operaciones de salidas, primero, y entradas, después. Pero la mayor crisis del Sevilla en este siglo tiene demasiadas aristas. Y una de ellas es que la lucha accionarial, que está en su momento de mayor incertidumbre y esto ayuda poco a un equipo en puesto de descenso.

En el Sevilla actual no existe la necesaria sinergia entre los mayores accionistas para afrontar una crisis de tal calado: al déficit del ejercicio 20-21 de 41 millones se suma otro déficit del ejercicio 21-22 de 24,8 millones –el fallido esfuerzo en enero de este año, con los fichajes de Tecatito y Martial tiene su peso– que será presentado en la Junta de Accionistas del próximo 29 de diciembre. En el balance que vea la luz pública no estará incluida la plusvalía de unos 32 millones por el traspaso de Koundé, realizado después del 30 de junio de este año. Pero tampoco estará incluido el coste del despido de Julen Lopetegui ni el de la contratación de Jorge Sampaoli, aunque parte de los emolumentos de éste sí estarán recogidos en la partida del coste total de la primera plantilla, que asciende a más de 184 millones de euros, doce más que la de la anterior campaña.

El elevado coste de la plantilla es otro de los palitos en la rueda de la planificación. Uno de los problemas que tiene la dirección deportiva es el de encontrarles salidas a los futbolistas cuyo rendimiento no se corresponde con sus elevados emolumentos y tienen contrato en vigor hasta 2024. Son varios los casos –ni hace falta recordar de forma hiriente sus nombres– y muchos coinciden con esa línea del mediocampo y la mediapunta que debe reforzar Monchi, aunque Sampaoli les ha dado prioridad a los puestos de central y delantero, sin olvidar que quiere un par de interiores y un extremo que doten de fuerza y desborde a la fase ofensiva del equipo. La carencia en este sentido viene siendo muy obvia desde la temporada pasada.

El Sevilla debe buscar soluciones y se encuentra con la paradoja de que su mejor valor de mercado, en una plantilla que se ha depauperado por haber envejecido muy mal, es Bono, un pilar del equipo indiscutible, aunque Dmitrovic, en caso de urgencia, podría suplir su hipotético traspaso con garantias aunque se quedaría en banda la suplencia. No es la idea traspasar al internacional marroquí y el comité ejecutivo podría plantear alguna línea de crédito o financiaciación. Pero esto tendría que aprobarlo la Junta de Accionistas en el apartado del presupuesto, que debe ser retocado para la necesaria reestructuración de la plantilla. Y no está nada claro si el actual consejo sacará adelante sus cuentas y su presupuesto.

José María del Nido, que ayer recibió un homenaje en el 50º aniversario de la Peña Sevillista de Bormujos, está expectante sobre la vista del Juzgado de Primera Instancia número 10 sobre su petición de medidas cautelares para disolver el pacto de gobernabilidad que firmó en 2019. El ex presidente gana adeptos entre algunos minoritarios, compra acciones y todavía tiene pendiente la sentencia sobre la demanda para disolver la agrupación de acciones que realizó en 2018 para incluir en el consejo a su hijo, José María del Nido Carrasco, y dos consejeros más. El pasado 20 de junio fueron desestimadas las medidas cautelares por esta causa, pero hay quien sospecha que la sentencia definitiva está al caer y podría afectar también a la Junta. No está nada claro y el 5 de diciembre puede ser clave para la Junta... y la planificación.

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