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Rakitic y el derbi, una redención más que simbólica

Rakitic, ante el argentino Guido Rodríguez.

Rakitic, ante el argentino Guido Rodríguez. / AFP7 / Europa Press

La victoria del Sevilla en el derbi vino de la mano del regreso al ideario futbolístico de Julen Lopetegui. Cuando el entrenador sevillista anunció la alineación, hora y pico antes del inicio del partido en el Benito Villamarín, muchos se echaron las manos a la cabeza al ver que en el centro del campo formarían junto a Fernando Joan Jordán y Rakitic, dos de los hombres que más críticas han recibido durante la primera fase de la temporada. Se les achacaba falta de ritmo y un excesivo acomodamiento a ese fútbol control que mira casi más al campo propio que al ajeno. Pero precisamente bajo el mando de los centrocampistas catalán y suizo-croata se hizo el Sevilla con el control del juego, hasta hacer desparecer del campo a un Betis entregado a ese juego de posesiones larguísimas y paciencia hasta hallar los huecos. Rakitic obtuvo así la redención más simbólica a los ojos de los más críticos con su juego.

Su fichaje a principios de septiembre de 2020 fue recibido con jolgorio por el sevillismo, que venía en el antiguo capitán que levantó la UEFA Europa League en Turín, justo antes de fichar por el Barcelona en 2014, como un refuerzo de lujo ante la marcha confirmada de Éver Banega. Desde el principio, el mismo Monchi quiso desvincular ambas figuras, sabedor de que son dos futbolistas de características muy distintas. Pero ese sambenito pesó sobre la cerviz de Rakitic durante la primera temporada como una espada de Damocles, hasta que el sevillista tuvo que reconocer que ni era el futbolista que se fue tras la proeza de Turín ni venía a sustituir a Banega.

Aun así, tras un inicio que en ningún momento colmó las altísimas expectativas que levantó su anunciado regreso, Rakitic fue creciendo con el equipo y terminó siendo importante. No tanto como podría haberse esperado, aunque terminó la temporada pasada jugando 50 partidos, con 8 goles y 5 asistencias. Su fichaje le costó al Sevilla un fijo de 1,5 millones de euros, más otras cantidades en variables por objetivos deportivos del equipos y del propio futbolista, que podría incrementarse hasta alcanzar los 9 millones, en casos extremos de grandes títulos (Liga o Champions).

El Sevilla tuvo que hacerle un contrato largo para que, pese a que el jugador, que siempre expresó su deseo de regresar al hogar y al club de su familia política, aminorase los elevados emolumentos que cobraba en el Barcelona. Firmó hasta 2024. Y ese contrato tan largo, a sus 33 años, también ha sido un foco de críticas.

El inicio de esta temporada, con la llegada de Delaney y la nueva versión de Óliver Torres, parecía haber orillado definitivamente a Rakitic de manera precoz. Pero el suizo-croata mantiene su capacidad para ir creciendo durante la temporada, como ya hizo en su primer año. Ya nunca volverá a ser ese jugador explosivo que se encumbró en el Sevilla de Emery. Pero ahora aporta otros elementos clave. En el derbi fue determinante su capacidad para poner pausa ante un Betis demasiado contemplativo.

El ritmo bajo del partido le vino muy bien, desde luego. Y fue clave para la expulsión de Guido Rodríguez. Una entrada sobre Rakitic provocó la primera amarilla y Mateu Lahoz ya le perdonó la segunda al jugador bético poco antes de que el argentino derribase a Rafa Mir al filo del descanso. Perro viejo, el capitán del Sevilla instó al árbitro valenciano a que le apuntase en rojo la matrícula al mediocampista argentino, superado por ese juego de trantrán que dirigió con maestría... Rakitic.

Ya en el partido ante Osasuna, el segundo capitán de la plantilla, que en ausencia de Jesús Navas será el que siga luciendo el brazalete cada vez que juegue, fue determinante. Cuajó un partido muy serio, le dio empaque y continuidad al juego, marcando un ritmo que también amilanó al más agresivo conjunto navarro, y fue asistente en el 1-0, al ejecutar con precisión el córner que remató de forma inapelable Diego Carlos.

La lección que dejó el Lille en la Champions fue clara: el Sevilla no puede ir con su actual plantilla a partidos de ida y vuelta. El éxito de Lopetegui se ha fundamentado sobre el fútbol control. Ya no está Banega. Y Rakitic debe tomar impulso para ser una pieza importante en esos partidos que requieren cocción lenta. "Necesitaba un partido como el derbi", dijo tras el triunfo al que contribuyó decisivamente. Y el Sevilla también necesitaba esa versión de Rakitic. Ahora debe confirmarlo, poco a poco, al ritmo de su veteranía y su oficio.

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