Sevilla-Leganés

Lopetegui, aun con lastre, gana y gana (1-0)

  • El Sevilla se impone con muchas fatiguitas al colista Leganés y alcanza los 30 puntos en la clasificación

  • Depender de Nolito y de De Jong en ataque es un hándicap para los blancos

  • Un gol del defensa Diego Carlos desatascó finalmente el litigio

  • Galería gráfica del Sevilla-Levante

Nuevo paso adelante del Sevilla de Lopetegui a pesar del lastre que el entrenador vasco se empeña en meterle a su equipo. Los sevillistas volvieron a ganar, esta vez al Leganés, y añaden tres puntos más a su casillero para seguir en la parte más noble de la tabla clasificatoria, pero no es normal pasar tantas fatiguitas contra el colista de la categoría por mucho que los tópicos dictaminen que éste también juega y que no hay rival pequeño en la Primera División. Eso no deja de ser verdad, pero también conviene efectuar un análisis sereno de algunos de los porqués del calvario vivido al final del litigio, por no decir de todo el segundo periodo.

Premisa número uno en todo el análisis para que nadie se llame a engaño sobre lo que leerá a continuación. El Sevilla luce 30 puntos en la clasificación después de las 15 primeras jornadas y eso lo consigue un equipo cuando ha ganado 9 partidos, ha empatado tres y sólo sufrió tres derrotas, dos de ellas las habituales ante el Real Madrid y el Barcelona y otra inesperada contra el Eibar después de desaprovechar un cero a dos. Por lo tanto, desde aquí la pleitesía a lo que están consiguiendo Julen Lopetegui y sus futbolistas en este arranque del curso, que es lo que se puede valorar, porque el futuro le pertenece a quienes viven de mirar las cartas y de otras clases de artilugios para vaticinar lo que vendrá.

Pero dicho lo dicho, hay que entrar en la búsqueda de las causas para que el Sevilla tenga tantos problemas para ganar sus partidos a pesar de disponer de nombres en su plantilla que tanto ilusionan a los suyos, el primero a Monchi. Y ahí va una opinión muy personal, no sé si compartida por muchos, por pocos o por ninguno. Lopetegui se ha empeñado en ganar con un lastre, con un hándicap o como se le quiera denominar en las diferentes modalidades deportivas que le añaden una dificultad a los mejores para igualar las condiciones del juego.

El lastre para el Sevilla responde a la titularidad perenne de Nolito y de De Jong. Nunca me ha gustado faltarles al respeto a los profesionales del balón y, por supuesto, este análisis se fundamenta en haber visto muchos partidos y en sacar unas conclusiones, pero siempre desde darle valor al trabajo de todos los futbolistas. No es normal el empecinamiento del entrenador sevillista en la elección de las piezas, porque el desarrollo del encuentro se empeña en quitarle la razón con el paso de los minutos, entre otras cosas porque está obligado a realizar dos cambios fijos de los tres y eso resta posibilidades de sustituir a hombres que físicamente ya no pueden con las calzonas en un determinado momento del juego.

Con Joan Jordán como sustituto de Fernando en lugar de Gudelj para tratar de darle más rapidez a la circulación del balón y también de buscar más pases interiores que alteraran la defensa del Leganés, el Sevilla mandó durante todo el primer acto del choque. El balón era monopolizado por los blancos, también con Franco Vázquez por la derecha en lugar de su compatriota Ocampos, pero se echaba en falta una barbaridad algo de velocidad en los desmarques por parte de Nolito y De Jong. Las jugadas llegaban más o menos bien hasta ahí, pero morían cuando buscaban el último remate. Sencillamente era imposible.

Además, cuando Joan Jordán, Banega y Óliver Torres conseguían abrir el hueco los disparos de los dos puntas dejaban mucho que desear. Lo mejor es ilustrarlo con situaciones concretas. Nolito dispara muy alto en situación ventajosa tras un rechazo (15’), Nolito cabecea muy mal casi en solitario un centro de Óliver Torres (18’), después llegaría una parada de Cuéllar a De Jong en cabezazo inocente (21’) y un balón que sacaba entre los tres palos Recio a otro testarazo de Franco Vázquez (23’).

Las imágenes del Sevilla fc-Leganés Las imágenes del Sevilla fc-Leganés

Las imágenes del Sevilla fc-Leganés / Antonio Pizarro

Era el más peligroso hasta que comenzó el repertorio del holandés. Primero, un remate de tacón a centro de Jesús Navas en el que lo más fácil parecía meterla dentro, después otro cabezazo flojo, aunque en ésa tenga la eximente de un mal centro, y el colmo fue el balón que le dejó Óliver Torres tras una gran combinación iniciada por Joan Jordán y con tránsito por Banega. Es increíble que el delantero centro de un gran equipo no sea capaz de aprovechar esa oportunidad. Su mal disparo lo repelió Cuéllar y después el gol de Franco Vázquez fue anulado por fuera de juego del argentino, pero la jugada tenía que haber acabado en De Jong, faltaría más.

El Sevilla se iba al intermedio con el cero a cero por carecer de un nueve de verdadero nivel, eso estaba más que claro, y después llegarían los sufrimientos para la tropa de Lopetegui. El Leganés entró más enchufado tras el periodo de asueto, debió marcar pronto a través de Óscar Rodríguez, pero Vaclík se lució. Pero Banega se fue desconectando del juego y los blancos ya fueron un flan en diferentes momentos. Tanto En-Nesyri, en una chilena por muy poco, como Braithwaite pudieron hacer sangre, pero no lo consiguieron y el fútbol iba a ser cruel con ellos.

Porque el Sevilla sí fue capaz de aprovechar la que tuvo. Una acción a balón parada mal despejada por Bustinza, un barullo con chilena de Koundé, un despeje horrible de Cuéllar y gol del omnipresente Diego Carlos. Restaba mucho por delante, pero la escuadra de Lopetegui, mal que bien, fue capaz de proteger el arco de Vaclík entre cabezazos francos de sus rivales, sobre todo uno de Guido Carrillo (89’).

Había entrado Sergi Gómez, un central, por De Jong, el delantero centro, el Leganés, lógico, no devolvía los balones que se echaban fuera para atender a lesionados y ríete tú de las guerras entre Javier Aguirre y Caparrós tiempo ha. Aquello era un verdadero campo de batalla, con riñas barriobajeras y con todo el mundo pendiente del VAR en cada balón colgado por si acaso. Pero cuando De Burgos Bengoetxea pitó tres veces el final todo el Ramón Sánchez-Pizjuán gritó al unísono casi como si hubiera sido un partido de los importantes. Tres más, 30 puntos en el casillero del Sevilla y ahí entra el periodo de amnesia colectiva para quedarse con lo mejor y borrar del disco duro lo que había sucedido. El fútbol es así, sin más.

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