Pudiera parecer, por el 4-0 que el Sevilla recibió el pasado domingo en Villarreal, por la poca repercusión de ese resultado en otro contexto sonrojante y para llamar a la preocupación, que el equipo de Julen Lopetegui no se juega nada en este final del campeonato y que ya se ha puesto las chanclas.

Pero nada más lejos de la realidad. La alineación del vasco en el Estadio de la Cerámica, con el equipo titular al completo salvo las ausencias de Joan Jordán en Sevilla y En-Nesyri en una nueva rotación con De Jong, demuestra que no es así y el empeño del equipo en la primera media hora así lo corroboró.

El propio ex guardameta señaló tras el partido que la primera parte ante los de Emery fue “una de los mejores de la temporada”, con hasta siete ocasiones claras, un juego fluido y, eso sí, un par de fallos atrás que hicieron que la situación cambiara.

Pero ya lo avisó el argentino Alejandro Papu Gómez al acabar el encuentro. El equipo nervionense quiere cerrar la Liga con un último esfuerzo ante el Alavés acorde con una de las mejores temporadas del Sevilla a lo largo de toda su historia. Una campaña en la que, casi enlazada con la anterior, trajo un título de Europa League, una clasificación europea con cinco jornadas de antelación y hasta el sueño que duró varias jornadas de luchar por el título de Liga con los grandes no puede acabarse simplemente con un trámite, con un partido jugado sin ganar ante un rival, el Alavés, también con todo hecho en la temporada.

El Sevilla, aunque será difícil porque necesita ganar y que el Barcelona pierda, puede tener aún acceso a la tercera plaza del campeonato y, sobre todo, –y para eso sí depende de sí mismo– tiene al alcance de la mano superar el récord histórico de puntos que instauró el equipo de la temporada 14-15 con Unai Emery al frente.

Aunque pudiera ser una marca que afecta sólo a Lopetegui porque al fin y al cabo será su nombre el que quedará, como se recuerda en estos casos, lo cierto es que, igual que con la clasificación final en la tabla, será un logro de todos que se convertirá en realidad sólo si los blancos ganan al equipo babazorro, lo que elevaría la puntuación en la presente temporada a los 77 puntos.

Este equipo le ha enseñado a su afición que el “dicen que nunca se rinde” que recita El Arrebato en una de las estrofas más coreadas del himno del centenario está grabado a fuego en su piel y quiere demostrar que lo de Villarreal fue un accidente que no debe afear la excepcional temporada que ha completado en un año para el recuerdo. A acabar de lo mejor manera posible y a disfrutar, que se lo merece.

A los sevillistas les hubiese gustado poder despedirse ante la afición, al menos aunque fuera una parte con la entrada de un aforo mínimo, pero las medidas sanitarias restrictivas por la pandemia no lo permiten.