Copenhague - Sevilla | Previa Champions League

Una ilusión con la mecha aún encendida

Dolberg, protagonista por su vuelta a Dinamarca, en el centro del grupo en el entrenamiento.

Dolberg, protagonista por su vuelta a Dinamarca, en el centro del grupo en el entrenamiento. / Liselotte Sabroe / efe

Con la mecha todavía ardiendo escondida tras los muebles, el Sevilla de Julen Lopetegui y sus jugadores, el que compite en el césped y el que saltará hoy al Parken Stadion de Copenhague, hará lo posible para que el escenario no salte por los aires. La explosión la abortó el equipo con su triunfo en Cornellá, pero los ánimos siguen encendidos, dentro y fuera o incluso más dentro que en el exterior, y eso no es bueno para la salud de un proyecto que no para de esquivar piedras en el camino.

Ganar en Dinamarca se ha convertido, a día de hoy, en una obligación. En cierta medida lo es, pues el objetivo de estar en octavos de final, tal y como está compuesto el grupo y como empezó todo con el paso del Manchester City por Nervión, se pondría feo de caer ante los daneses, que para el gran público será la Cenicienta del grupo pero que a la hora de la verdad serán once jugadores contra el mismo número con la camiseta del Sevilla.

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La Previa / Departamento Inforgrafía

El estadio del Copenhague tiene fama de apretar de lo lindo y que se derrumbe el frágil estado mental de los nervionenses es un riesgo latente que puede crecer conforme los daneses aprieten. Ni la victoria ante el Espanyol ha acabado de dar a los de Lopetegui el golpe en la espalda necesario, puesto que las dudas aparecieron y el final, después de adquirir una considerable ventaja de 0-3, fue de los considerados de infarto.

Con el Villarreal amenazante antes de llegar la madre de todos los parones, el duelo en la bella ciudad de la Sirenita cobra una importancia capital para el futuro inmediato del Sevilla. Lopetegui también sabe que se juega el cuello mientras trata de ensamblar la plantilla manga por hombro que le han dado. Y, o se hace fuere el vasco con un par de partidos contundentes o esto tiene una pinta parecida a cuando Joaquín Caparrós le confeccionó a Pablo Machín una plantilla hecha más para él que para el soriano.

Debe resultar difícil abstraerse a todo eso cuando las relaciones en el día a día son frías como el témpano. Pepe Castro hasta le daba ayer normalidad a esa frialdad. Mala cosa.

Al final, lo único que marca las decisiones es que la pelotita entre y ahí Lopetegui confía en sus jugadores, quienes por otra parte han demostrado estar con el entrenador.

Isco dio el paso adelante, lo de José Ángel ya ha quedado bien claro pues no quiere ser una estrella fugaz en este cielo y sólo falta que los delanteros se enchufen de verdad, ya sea En-Nesyri, Rafa Mir o el joven Dolberg, uno de los que pueden empezar a verse más a partir de ahora junto a Januzaj una vez que el belga vaya haciendo piernas con el entrenamiento. Eso y que cuaje de una vez el cemento del sistema defensivo será suficiente para que el Sevilla vuelva a ser el Sevilla, porque calidad tiene y de sobra.

El campeón danés llega en horas bajas, pero eso es un peligro. Con fama de blindarse en su cerrado estadio, también es cierto que la liga danesa no tiene el nivel de la Champions, aunque en su torneo ha cedido dos derrotas como local de cuatro encuentros disputados. Su última derrota en el feudo del Odense lo ha relegado a la sexta plaza y ha hecho que su técnico, Jess Thorup, esté en la cuerda floja.

Pero el rival es lo de menos. El Sevilla debe imponer su criterio y su mayor calidad desde el inicio para no dar pie a la mínima duda existencial para presumir de una inspiración profunda. Porque los enemigos, por si alguno no lo sabe aún, ni tienen cascos con cuernos ni son vikingos, sino que los tiene Lopetegui en casa.

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