Sevilla FC

Una mejoría desde las áreas

Isaac y En-Nesyri se abrazan tras uno de los goles en Vallecas.

Isaac y En-Nesyri se abrazan tras uno de los goles en Vallecas. / Europa Press

El rostro de Quique Sánchez Flores al término del partido en Vallecas era muy distinto al del final de otros encuentros. No sólo por la victoria, sino por más cosas. El entrenador vio mejorías en un equipo que, como él mismo dijo, va dando pasos hacia un crecimiento. Ya ganar es un dato alentador después de casi dos meses sin hacerlo en la Liga, pero lo mejor fue que el Sevilla dio señales positivas en determinados aspectos, algunos de ellos muy importantes, como saber manejar las áreas, lo que ha estado condenando al equipo nervionense claramente en los últimos meses.

Y no sólo fue la excelente armonía que demostraron en su relación futbolística En-Nesyri e Isaac Romero, ese “pegamento” al que se refería el entrenador madrileño en su rueda de prensa y que es esencial para que las parejas funcionen y el grupo se sienta más fuerte en el terreno de juego. También en el área propia las cosas mejoraron. En una fase en la que el Sevilla sufrió, sobre todo en los primeros 25 minutos de la segunda parte, la zaga –que incluyó a una pieza más dinámica entre los centrales como Acuña– defendió bien y también apareció un portero que paró las que le llegaron, el noruego Nyland, que ha mejorado al equipo en seguridad y en algo importante, los saques, de parado y de continuidad, dando origen, por ejemplo, al segundo gol.

Aunque todo el entramado defensivo comenzaba mucho más arriba con una pareja muy sacrificada en el esfuerzo y en la presión como la que forman En-Nesyri e Isaac. Marcelino siempre ha dicho que para alinear dos delanteros suele consultar a sus propios defensas cómo están más incómodos ante un equipo que juega con un solo delantero o con dos. Si, además, éstos presionan con fuerza y decisión, como es el caso del dúo que forman el marroquí y el lebrijano, la efectividad en el robo crece al tiempo que empequeñece la capacidad del rival para sacar la pelota e iniciar jugada limpiamente. En los últimos tiempos el Sevilla ha tenido dos claros retrocesos en este aspecto del juego con los dos entrenadores sudamericanos que han pasado por Nervión en el último año, Jorge Sampaoli y Diego Alonso. Ambos cortaron de raíz algo que funcionaba con Lopetegui y con Mendilibar y que es una práctica casi totalmente extendida en el fútbol español, el presionar alto.

Quique buscaba las piezas idóneas para ello. Con Rafa Mir, por su forma de jugar y su composición músculo-esquelética, no es el delantero que pueda correr y desgastarse como En-Nesyri, e Isaac no ha podido jugar hasta su inscripción en LaLiga en el mes de enero. También lo va a tener el Sevilla con Alejo Véliz cuando se recupere, pues es un delantero valiente.

Digamos que ese trabajo que demostraron Isaac y En-Nesyri en Vallecas permite al Sevilla defender hacia delante. Quedará por ver si con la vuelta de Sergio Ramos la defensa no tiende a recular, lo que haría que aparecieran espacios peligrosos en el centro del campo, pero ante el Rayo se vio cómo los centrales estuvieron más cómodos incluso defendiendo. Badé agigantó su figura por alto y por bajo y a Marcao le vino genial el partido para acumular minutos y ganar ritmo, pues es de esperar que vaya a más, ya que por su fisionomía le cuesta coger la forma física.

El sistema defensivo se complementó con músculo en el centro del campo y la energía que podían dar Agoumé, Soumaré y Sow y una posición híbrida con roles diferentes de alternancia para Acuña y Ocampos como central zurdo más dinámico (virtud fundamental para jugar con una defensa de tres) y lateral el primero y como carrilero y extremo zurdo el segundo según fuese en fase defensiva u ofensiva.

La guinda al pastel la puso la efectividad de En-Nesyri, que, pese a que sigue fallando goles, está haciendo historia a base de números. En Vallecas superó a Ben Barek y es ya el cuarto jugador africano con más dianas en la historia de la Liga: 60 goles, 42 de ellos en el Sevilla.

Ahora queda confirmar esta mejoría ante un rival muy complicado y que va a exigir a los de Quique como el Atlético de Madrid, pero al menos fue una demostración de que las constantes vitales se mueven. El Sevilla mejora desde las áreas. Algo es algo.

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