Atlético-Sevilla FC

Una rivalidad perdida

  • El crecimiento del Atlético desde que el Sevilla le ganó la final de la Copa del Rey en 2010 ha sido espectacular.

  • En ocho temporadas, con Simeone, le ha sacado 144 puntos de diferencia.

Diego Simeone y Escudero, en el enfrentamiento de hace dos temporadas.

Diego Simeone y Escudero, en el enfrentamiento de hace dos temporadas. / José Manuel Vidal / Efe

Mucho ha llovido desde que el Sevilla le ganó al Atlético de Madrid –su rival este domingo– en el Camp Nou una final de la Copa del Rey que supone el último título nacional que ha llegado a las vitrinas del Sánchez-Pizjuán. Fue en mayo de 2010 y ello no se vería con añoranza por el sevillismo si no se hubiera abierto desde entonces una brecha muy importante entre dos entidades que entonces mantenían una rivalidad encarnizada por ocupar un espacio tras la hegemonía de los grandes y que hoy están muy lejos a nivel de presupuesto, de plantilla y de dimensión futbolística.

Partidos de muchísima tensión, declaraciones cruzadas, inclusos fichajes pretendidos por unos y por otros... la rivalidad entre ambos en ciertos años fue muy acusada. Habría que recordar el partido en el que a Palop le tiraron una botella de whisky en el Vicente Calderón, los cánticos contra Puerta o aquello de “yonkis y gitanos”, mientras que las peleas callejeras entre hinchas radicales abría a menudo muchos informativos televisivos.

Fueron esos años en los que el Sevilla, con Juande Ramos, rozó incluso un título de Liga, los años posteriores en que con Manolo Jiménez el equipo nervionense luchaba con el club colchonero por la tercera plaza. Hoy, quizá todo coincidiendo con la llegada de Diego Simeone al banquillo del Atlético, la distancia se ha agrandado demasiado.

Los ingresos por derechos de televisión y la presencia año tras año del Atlético en la Liga de Campeones le ha permitido manejar un presupuesto que duplica el del Sevilla y tener acceso a una serie de jugadores a los que en el Sánchez-Pizjuán no pueden alcanzar. Y eso, en la clasificación, se nota.

En la actual tabla, hay 19 puntos de diferencia (74-55) y ni el hecho de que con Pablo Machín en el primer tramo de Liga el Sevilla se posicionara junto al Barcelona en la cabeza de la tabla ha permitido que esa distancia se haya acortado. La pasada campaña, en la que el Atlético también fue segundo por delante del Real Madrid, la diferencia de puntos con el Sevilla fue de 21 (79-58). Más igualada estuvo en la anterior, en la 16-17 en la que el equipo de Sampaoli perdió fuelle al final. Seis puntos hubo al final de diferencia (78-72) y un puesto en la tabla, pues el Atlético fue tercero y el Sevilla, cuarto, entró en la Champions League.

En los años de Emery, hubo igualdad en la mejor temporada del guipuzcoano, la 14-15. De hecho, sólo lo separaron dos puntos al final de Liga (78-76), siendo el Atlético tercero y el Sevilla quinto. En las otras dos, la diferencia fue brutal, de 36 y 27 puntos, respectivamente. 88-52 en la 15-16 y 90-63 en la 13-14, en la que los de Simeone fueron campeones de Liga y los blancos, de nuevo quintos. La misma distancia, 27 puntos, se repitió en la 12-13 (76-50 y tercero y noveno, respectivamente).

La realidad es que desde la llegada de Simeone el Sevilla nunca ha podido superar en la tabla al Atlético. Es más, el argentino es claramente el punto diferenciador, pues cuando llegó al Vicente Calderón en sustitución de Gregorio Manzano en enero de 2012, el Sevilla de Marcelino estaba por encima en la tabla. Los blancos eran sextos con cinco puntos por encima de un Atlético que era décimo y que con Simeone acabaría quinto con seis puntos más que un Sevilla que al poco tiempo sustituiría al asturiano por Míchel y que acabaría noveno.

En total, el Atlético le ha sacado al Sevilla 144 puntos desde la temporada 11-12 y 139 desde la llegada de Simeone. Una muestra de por qué el equipo madrileño ha dejado de ser un rival para el Sevilla, que ha tenido que equipararse a otros como Valencia, Villarreal o Athletic.

Eso no quiere decir que el Sevilla no pueda vencerlo en un partido. De hecho, el cuadro nervionense la temporada pasada se convirtió en el primer equipo español que se alzó con el triunfo en el Wanda Metropolitano, la casa de un club que le ha ganado la rivalidad al Sevilla y que albergará una final europea –y de la Champions– el mes que viene cuando el Sevilla aún sueña y aspira con que Nervión sea sede de la del segundo torneo continental, la Liga Europa.

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