sevilla - deportivo | el otro partido

El tranvía de la esperanza

  • Tercer triunfo seguido al ritmo de Pizarro, Banega y el Mudo como colofón al alta hospitalaria de Berizzo

  • La sal de Nolito combatió el frío prenavideño

El partido venía con etiqueta. La etiqueta de la fortaleza casera del Sevilla frente a la etiqueta de víctima propiciatoria del Deportivo. Para redondear la etiqueta obligada de la dedicatoria del triunfo a Berizzo, el entrenador argentino recibió el alta hospitalaria poco antes del partido. Y todo salió redondo, como esas bolas de luces que anticipan el tiempo festivo antes del día de la Inmaculada. Hoy empieza el adviento, la época litúrgica que antecede a la Navidad, y es tiempo de esperanza. La depositada en la recuperación del técnico y la puesta en este equipo acusado de manosear demasiado el balón. A su ritmo, el tranvía va acelerando: ya suma un punto más que el de Sampaoli el curso pasado en esta jornada.

Con diciembre ha llegado por fin el frío a Sevilla y para combatirlo Nolito puso la sal que contrarresta las heladas en vías y carreteras. Al trantrán argentino de Pizarro, Banega y Franco Vázquez, el Sevilla sigue sumando desde la necesaria reacción que tuvo tras la semana trágica. Una reacción de la que se ha caído N'Zonzi por su reticencia a ser doble de nadie. Ni doble pivote ni doble de Pizarro. Le está costando muchísimo a Berizzo darle velocidad a ese tranvía de la posesión del balón como premisa ineludible y, ante la amenaza de atasco gordo, le ha dado una vuelta de tuerca más a su idea: todos los galones para Banega retrasando su posición para que, más atrás, mande como un mariscal de campo; a su ritmo, claro.

Después de mucho sufrir por cada triunfo, los cuatro últimos entre Champions y Liga por la mínima desde el desastre de Mestalla (Leganés, Spartak, Celta y Villarreal), el Deportivo permitió algo más de holgura, como si hubiese sido condescendiente con la necesidad de tranquilidad del convaleciente Berizzo, que ya vio el partido en casa y observó desde la distancia los pequeños problemas que sigue teniendo su equipo para controlar totalmente con el balón.

La conjura argentina de ese centro del campo reinventado sin N'Zonzi tuvo algo más de ritmo que en anteriores ocasiones. El tranvía va acelerando el paso en espera de esa cita inquietante en el Santiago Bernabéu después del partido determinante en Maribor. La confianza en la anticipación de Pizarro, la incierta firmeza de Banega en el caracoleo y la distribución y el invisible fútbol de Franco Vázquez metieron una marcha más en un partido que a veces tuvo un ritmo elevado para lo que necesita un convaleciente. Pero así surgió la calidad y la salsa del gol.

El Mudo vio mejor que nadie el saque de banda de Escudero, dejó pasar la pelota y Nolito puso el ingenio que da la tierra para darle un pase magistral a Ben Yedder. El delantero también cumplió con su etiqueta de frialdad en el área y la coló con la izquierda, con clase. Gol psicológico y a rematar la faena en la segunda parte. Ahí llegó la amenaza de siempre. Partido abierto, sin control, ficticio en el impreciso dominio del balón... Hasta que salió Krohn-Dehli, con la etiqueta de revulsivo, para enfriar el fútbol de ataque, darle pausa y aprovechar de nuevo la sal de Nolito. El meta Rubén hizo el resto y Berizzo agradeció el gol de la tranquilidad. El Sevilla ya no es un tranvía de mulas. A ver qué pasa en adviento.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios