¿A quién beneficia más el cambio de hora, a la persona o a la empresa?
Cambio horario
"Depende, todo depende, de según como se mire, todo depende", decía el famoso estribillo de la canción de Jarabe de Palo. Cada año hay que cambiar el reloj dos veces: una en otoño y otra en primavera, hecho que nos repercute actualmente.
En los dos casos se esgrimen argumentos en favor y en contra de estas modificaciones horarias. Las empresas defienden un supuesto ahorro económico y energético. Los detractores señalan los trastornos que provocan en la salud de las personas. ¿Quién tiene razón? A continuación veremos algunos argumentos a favor y en contra.
Ahorro energético
Según el IDAE (Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía), los cambios de hora podrían suponer un ahorro del 5% del consumo eléctrico en las empresas. Así, por ejemplo, en el horario de invierno amanece más temprano, por lo que se aprovecha más la luz natural, coincidiendo el día con la jornada laboral.
De ahorro, nada
Ese supuesto ahorro no es relevante. De hecho, según las organizaciones ecologistas, el consumo energético puede aumentar con el cambio de hora, por lo que los usuarios pueden consumir menos por las mañanas pero mucho más por la tarde en el horario de invierno. ¿Qué tipo de ahorro es ese?
Además, en los hogares, hay que tener en cuenta que el ahorro solo se consigue si el consumo es "responsable". Eso se traduce en utilizar de forma adecuada la calefacción durante el invierno, por ejemplo. En el ámbito de la industria, la iluminación siempre es artificial y algunas fábricas llegan a trabajar las 24 horas del día, por lo que ese ahorro tampoco es notable.
Ahorro económico
El ahorro energético del 5%, según el IDAE, se traduce en 300 millones de euros (90 en los hogares y 210 en industrias y servicios). Se trata de trasladar el consumo de una hora determinada a otra, porque a priori el consumo sería más elevado sin la variación y, además, se permite aprovechar la iluminación natural. Sin embargo, este supuesto ahorro no es algo que la ciudadanía perciba.
Trastorno en la salud
Los expertos insisten en que el cambio de horario afecta al organismo aunque sea de manera transitoria. Repercute en el sistema nervioso central induciendo a la somnolencia, irritabilidad, falta de atención, además de fatiga y otros trastornos. El aumento o empeoramiento de la depresión también está vinculada con el cambio de hora.
Sensación de pertenencia
Los defensores de cambiar las horas consideran necesaria la utilización de un horario común en los países del entorno, como así es, para transacciones económicas y comerciales de las empresas
Menor productividad
La ciudadanía suele sufrir de ansiedad en estas fechas, lo que redunda en fatiga y falta de concentración que repercute en bajo rendimiento del trabajo y, en consecuencia, una menor productividad.
¿Se duerme mejor?
En el cambio de hora de invierno anochece antes, lo que produce en el organismo una mayor producción de melatonina, la hormona del sueño. En esta época, sin embargo, contamos con mayor número de horas de luz solar, lo que produce un resultado contrario. Esa falta de sueño repercute en el rendimiento empresarial, aunque el día es obviamente más largo.
Adaptación a los cambios
Según algunos expertos la capacidad del ser humano de adaptarse a estas interrupciones del ritmo biológico activa las defensas y prepara al organismo a una respuesta adecuada a las agresiones externas.
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