El ADN y el vehículo, fundamentales para identificar al asesino de Elisa Abruñedo tras una década

El trabajo conjunto de la Guardia Civil y el análisis forense sitúan al acusado tras años de pesquisas en Cabanas, implicando factores genéticos, testigos y redes sociales

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El asesino de Elisa Abruñedo
El asesino de Elisa Abruñedo / M.G.

En un caso que ha mantenido en vilo a la provincia de A Coruña durante más de diez años, la identificación del responsable del asesinato de Elisa Abruñedo ha sido posible gracias a la intervención decisiva de elementos como el ADN, el testimonio de un vecino y el análisis del vehículo utilizado por el acusado. La Guardia Civil, a través de su Unidad Central Operativa especializada en homicidios, destacó recientemente en la Audiencia Provincial la trascendencia que han tenido estos factores en el esclarecimiento de unos hechos ocurridos el 1 de septiembre de 2013 en la localidad de Cabanas.

El acusado, Roger Serafín Rodríguez, de 51 años, se encuentra actualmente en el banquillo de los acusados por su presunta responsabilidad en el asalto, agresión sexual y posterior muerte de la víctima, quien contaba con 46 años en el momento de los hechos. Pese al tiempo transcurrido desde aquel día, la investigación ha logrado reconstruir la secuencia de acontecimientos y las pruebas clave que han permitido imputar al acusado, quien reconoció los hechos ante la autoridad policial tras su detención.

El proceso de investigación: claves y desarrollos

La investigación, reabierta con renovado impulso por la Comandancia de A Coruña en 2021, abordó un caso considerado frío, acumulando entonces ocho años de incertidumbre para la familia de la víctima y la sociedad gallega. La cooperación activa entre distintos departamentos policiales fue el punto de partida para revisar las pruebas iniciales, dando prioridad a las muestras biológicas obtenidas en el lugar del crimen. La coincidencia genética permitió establecer que el perfil del autor pertenecía a "un linaje de la zona, pero colateral a la familia Fonticoba", lo que dirigió la investigación hacia la familia Rodríguez, rama familiar vinculada al entorno local.

Durante la sesión judicial, el comandante encargado de Homicidios apuntó que el trabajo de campo incluyó el análisis de las características fenotípicas que el ADN sugería, resaltando que el acusado "tenía los rasgos fenotípicos que indicaba el ADN, era pelirrojo, Rodríguez y, además, cazador". Paralelamente, la declaración de un vecino que observó un Citroën ZX verde próximo al lugar donde se cometió el crimen resultó fundamental. Aunque más tarde se aclaró que el color exacto del vehículo del acusado era gris, la confusión inicial se atribuyó a la falta de iluminación en el momento del avistamiento. Esta referencia llevó a los agentes a realizar un cribado exhaustivo por modelos y apellidos compatibles, lo que finalmente los condujo hasta Roger Serafín Rodríguez.

El ADN: una herramienta decisiva

Uno de los hitos técnicos durante la fase de investigación fue la obtención discreta de una nueva muestra de ADN del sospechoso. Los agentes, tras vigilar sus movimientos y rutinas, optaron por limpiar la manilla de su coche mientras este se encontraba estacionado en las proximidades de su puesto de trabajo en un astillero de Ferrol. Tal como relató el comandante de la UCO: "El resultado fue positivo" al comparar el material genético hallado in situ con el obtenido años atrás en el escenario de los hechos.

Según confirmaron fuentes oficiales, la recolección de ADN sin informar previamente al sospechoso fue clave para evitar su posible fuga. "Se le hizo un seguimiento. Decidimos tomar una muestra de ADN si tiraba una colilla, si consumía algo", explicó un miembro del equipo investigador, quien añadió que la discreción era fundamental para no alertarlo antes de tiempo.

Actuación policial y confesión

La detención de Roger Serafín Rodríguez se produjo el 10 de octubre de 2023, después de intensos trabajos de vigilancia e identificación. "Se mostró sorprendido por su detención", expusieron los agentes, aunque poco después "reconoció los hechos y ofreció una versión de lo que pudo haber sucedido". La investigación sostiene que el acusado se cruzó inesperadamente con Elisa Abruñedo cuando ésta se encontraba sola, asaltándola por la espalda y empleando fuerza física.

El jefe de la unidad de delitos contra las personas de la Comandancia de la Guardia Civil de A Coruña subrayó la relevancia de las redes sociales durante el proceso, ya que en ellas el acusado "mostraba su perfil de cazador", una característica que encajaba con los detalles recogidos previamente en la investigación. "Cuando lo detuvimos, dijo que nos estábamos equivocando, que no había hecho nada. Pero cuando se le llevó al coche, ya poco a poco fue cambiando su versión y asumiendo que había sido él", puntualizó.

Consideraciones judiciales y acusaciones

En la actualidad, el proceso judicial sigue su curso. La Fiscalía reclama 32 años de prisión para Roger Serafín Rodríguez, mientras que las acusaciones particulares solicitan una condena de hasta 37 años por delito de asesinato con agresión sexual. Por su parte, la defensa del acusado argumenta que los hechos deben ser considerados como homicidio con agresión sexual, lo que podría atenuar la pena solicitada.

¿Cómo contribuyó el ADN al esclarecimiento del crimen?

El análisis de ADN resultó determinante al vincular el perfil genético hallado en la escena del crimen con el del sospechoso. La recolección de información biológica permitió cerrar el círculo sobre los principales candidatos tras detectar variantes que identificaban un linaje presente en la zona. Además, la obtención de una nueva muestra de la manilla del coche fue decisiva para ratificar la identidad del presunto autor y evitar su posible evasión durante las pesquisas finales.

¿Qué relevancia tuvieron los vehículos y otros indicios?

El papel del vehículo avistado por un testigo fue otro elemento central para centrar la investigación. Aunque hubo inicialmente confusión en el color, el modelo y el entorno resultaron clavede cara al seguimiento de los sospechosos. El control de matrículas permitió constatar la frecuente presencia del acusado en la zona donde residía la víctima.

¿Qué impacto tuvo el paso del tiempo en la resolución del caso?

La prolongación de la investigación durante una década dificultó la obtención de pruebas físicas y testimoniales. Sin embargo, los avances en técnicas genéticas y la persistencia policial han favorecido esclarecer el caso. La colaboración entre unidades de distintas provincias y la actualización constante de los listados de vehículos y apellidos propiciaron una investigación más detallada, pese al tiempo transcurrido desde los hechos.

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