Casos para la historia

El Arropiero, un asesino en serie sevillano con el gen de la criminalidad

  • Solo se demostraron siete de los 48 crímenes que confesó pero no fue juzgado por ninguno

El Arropiero, en el momento de su detención

El Arropiero, en el momento de su detención

Manuel Delgado Villegas, conocido como el Arropiero, nació en Sevilla el 25 de enero de 1943 y está considerado el peor asesino en serie de España aunque solo se le atribuyen con certeza siete de los 48 crímenes que confesó. Tenía la trisomía XYY (el “gen de la criminalidad”) y nunca llegó a ser juzgado porque la Audiencia Nacional decretó su ingreso en un psiquiátrico por enfermedad mental.

Respondía al perfil del psicópata que mataba en un ataque de ira, tras una provocación insignificante o para robar un botín incierto. En varios casos practicó la necrofilia con sus víctimas: con su novia, con una turista francesa y con una mujer de 68 años.

El apodo le venía de su padre, que se dedicaba a vender el dulce conocido como arrope. Su madre falleció en el parto y Manuel y su hermana fueron criados por su abuela. El niño, un poco tartamudo y a quién muchos tenían por retrasado mental, fue víctima de malos tratos. Fue al colegio pero nunca aprendió a leer ni a escribir.

En 1961, a los 18 años, ingresó en la Legión, donde aprendió el “golpe del legionario” (o “tragantón”, consistente en golpear la nuez con el canto de la mano) que utilizó en varios de sus crímenes y que incluso hizo que algunos pasasen por un fallecimiento por asfixia debido a causas naturales.

Duró poco en el Ejército, no se sabe si porque desertó o porque le declararon no apto debido a sus convulsiones y excesivo consumo de marihuana. Con su característico bigote a lo Cantinflas, se dedicó entonces a la prostitución de ambos sexos en Barcelona, Italia y Francia. Manuel, al parecer, tenía mucho éxito por su anaspermatismo o ausencia de eyaculación, que le permitía prolongados coitos sin perder la erección.

La Policía le atribuyó siete crímenes ciertos y 22 probables de los 48 que confesó

No fue detenido hasta el 18 de enero de 1971 en El Puerto de Santa María (Cádiz) tras el hallazgo en un descampado del cadáver de Antonia Rodríguez, con la que mantenía una relación sentimental. El Arropiero confesó que la había estrangulado con sus propios leotardos mientras mantenían relaciones sexuales porque la mujer le propuso unas prácticas que a él no le gustaban y puso en duda su virilidad. Manuel acudió luego varias veces al descampado para practicar nuevos coitos con el cadáver.

Los crímenes que se le atribuyen ocurrieron entre 1964 y 1971 en Cataluña, Madrid y El Puerto de Santa María. El primer asesinato cierto ocurrió el 2 de enero de 1964, cuando mató con una piedra a Adolfo Folch, un hombre que dormía en la playa de Garraf (Barcelona) y le robó la cartera y el reloj.

Su segunda víctima fue una francesa hippie de 21 años, Margaret Boudrie, a la que asesinó el 20 de julio de 1967 de una puñalada en la espalda y un fuerte golpe en la cara en una masía en Ibiza. El acusado declaró que había abusado de ella después de muerta.

Su tercera víctima, Venancio Hernández, había sido declarado muerto por ahogamiento cuando su cuerpo apareció en el rio Tajuña a su paso por Chinchón (Madrid) el 20 de julio de 1968. Según la declaración del Arropiero, se había cruzado con él, le pidió algo de comer y Venancio le contestó que si quería comer, que trabajara. Manuel, ofendido, le dio el “golpe del legionario” y le tiró al río.

El cuarto asesinato, ocurrido en Barcelona,  fue el del millonario Ramón Estrada, que contrataba regularmente los servicios de Manuel por 300 pesetas. El 5 de abril de 1969 Manuel le pidió mil pesetas, el  cliente se negó y fue asesinado a golpes con la pata de una silla y luego estrangulado. A continuación el Arropiero le robó una sortija y el reloj.

Su quinta víctima fue una mujer de 68 años, Anastasia Borrella, que trabajaba en la cocina de un bar de Mataró. En la noche del 23 de noviembre de 1969 regresaba a su casa cuando Manuel le pidió mantener relaciones sexuales, la mujer le dijo que iba a llamar a la Policía y fue asesinada a golpes con un ladrillo. El criminal escondió el cuerpo en un túnel y practicó necrofilia varias veces con él.

El 3 de diciembre de 1970 cometió en El Puerto de Santa María su sexto asesinato confirmado: su amigo Francisco Marín, de 24 años, le hizo insinuaciones sexuales que no gustaron a Manuel y éste le propinó el “golpe del legionario”. Cuando el joven se recuperaba insistió en sus proposiciones y entonces murió asfixiado.

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