Colossal Biosciences anuncia su plan para revivir al moa, un ave gigante de Nueva Zelanda

La empresa de 'desextinción' quiere recuperar el pájaro gigante tras el mamut y el lobo terrible

Toda la verdad sobre la resurrección del lobo gigante americano tras 10.000 años extinguido

Recreación de noa / M.G.

La empresa norteamericana Colossal Biosciences continúa consolidándose como un actor principal en el ámbito de la biotecnología y la conservación, captando la atención global con sus audaces iniciativas. Tras generar un considerable revuelo mediático con la supuesta "desextinción" del lobo terrible –un proyecto que, en realidad, ha resultado en el nacimiento de híbridos entre esta especie desaparecida y lobos grises– y su ya conocido plan para traer de vuelta al mamut lanudo, los responsables de la firma acaban de hacer público su más reciente y ambicioso objetivo: la resurrección del moa. Se trata de un ave gigante, originaria de Nueva Zelanda, que podía alcanzar casi cuatro metros de altura y que se extinguió hace aproximadamente siete u ocho siglos. Este anuncio, realizado a principios de este 2025, subraya la determinación de Colossal Biosciences por redefinir los límites de la ingeniería genética aplicada a la recuperación de especies.

El moa, un ave no voladora endémica de Nueva Zelanda, habitó las islas durante milenios, diversificándose en nueve especies distintas con tamaños que variaban desde el de un pavo hasta el imponente moa gigante de la Isla del Sur (Dinornis robustus), que medía 3,6 metros de altura y pesaba alrededor de 230 kilogramos. Su desaparición fue drástica y rápida, coincidiendo con la llegada de los primeros seres humanos a la región hace entre 800 y 900 años. Según Paul Scofield, asesor de Colossal Biosciences, en el vídeo donde la empresa hizo su anuncio, "en los primeros 150 años de presencia humana, las nueve especies desaparecieron". Esta extinción masiva provocó un desequilibrio significativo en los ecosistemas neozelandeses, cuyas consecuencias aún se perciben en la actualidad. La vulnerabilidad del moa se vio acentuada por su característica de ser una de las pocas aves conocidas que carecía de alas, lo que la hacía particularmente susceptible a la depredación humana.

El proyecto de "desextinción" del moa, que promete ser tan controvertido como otras iniciativas anunciadas por la compañía, surge de una petición directa de los Ngāi Tahu, la principal tribu maorí de la región sur de Nueva Zelanda. El Centro de Investigación Ngāi Tahu colaborará estrechamente con Colossal Biosciences en esta empresa, enmarcada dentro de su estrategia más amplia para proteger las especies autóctonas de su territorio y restaurar sus hábitats naturales. A pesar de la ambición del proyecto, es crucial entender que, como en todos los casos en los que trabaja Colossal Biosciences, no se podrá recuperar la especie original como tal. Los científicos advierten que el resultado será una entidad genéticamente similar, pero no idéntica, al moa. La disponibilidad de restos fósiles de moa que aún conservan tejidos blandos intactos facilita el proceso de extracción de ADN, lo que abre una ventana a la manipulación genética.

El proceso de "desextinción": más allá de la clonación

La metodología empleada por Colossal Biosciences para sus proyectos de "desextinción" se basa en técnicas avanzadas de ingeniería genética, como la edición de genes. Aunque el texto original no lo especifica, se infiere que se trata de manipulación genética de alta precisión. En el caso del moa, el director ejecutivo de la compañía, Ben Lamm, ha declarado al portal científico IFLScience que "hemos muestreado más de 60 huesos y ya estamos trabajando en los genomas de varias especies de moa". Su objetivo no se limita a una única especie de moa, sino que buscan desarrollar genomas para las nueve especies conocidas. Este enfoque implica la extracción de ADN de los restos fósiles, su secuenciación y, posteriormente, la edición del genoma de una especie "pariente" viva para introducir las características genéticas del moa. Este proceso es complejo y requiere una comprensión profunda de la genética evolutiva.

El resultado de estos esfuerzos, como ya se ha visto con el lobo terrible, no es una réplica exacta de la especie extinta, sino un híbrido. Los tres cachorros de lobo terrible nacidos a finales de 2024, que ya tienen medio año de vida y presentan un aspecto saludable, son en realidad una mezcla genética entre el lobo terrible y el lobo gris, su pariente actual. De manera similar, el proyecto del mamut lanudo implica la combinación de ADN de mamut con el de elefantes actuales, lo que significa que el animal resultante no será un mamut lanudo puro, sino una especie de "elefante lanudo" genéticamente modificado. Esta distinción es fundamental para comprender el alcance y las limitaciones de la tecnología actual en el campo de la desextinción, y subraya que se trata de crear análogos funcionales, no duplicados exactos.

Proyectos de Colossal Biosciences: un ambicioso portafolio

El proyecto del moa es el quinto que Colossal Biosciences emprende con el objetivo de recuperar especies desaparecidas. Su portafolio incluye ya iniciativas para el mamut lanudo, el dodo, el tilacino (o tigre de Tasmania) y el lobo terrible. Cada uno de estos proyectos presenta desafíos únicos, pero todos comparten la misma filosofía de utilizar la biotecnología para revertir, o al menos mitigar, el impacto de las extinciones. La empresa se posiciona como líder en este campo emergente, invirtiendo significativamente en investigación y desarrollo. La ambición de la compañía no solo se centra en la "desextinción", sino también en la aplicación de estas técnicas avanzadas para prevenir la desaparición de animales amenazados en la actualidad y restaurar la biodiversidad global. Este enfoque dual busca tanto recuperar el pasado como asegurar el futuro de la fauna mundial, lo que representa una visión integral de la conservación.

¿Qué es el moa y por qué se extinguió?

El moa (orden Dinornithiformes) fue un grupo de aves no voladoras endémicas de Nueva Zelanda, que incluía nueve especies distintas. Eran las aves dominantes en los ecosistemas forestales y de matorral de las islas antes de la llegada de los humanos. Su tamaño variaba enormemente, desde especies pequeñas similares a pavos hasta el gigantesco Dinornis robustus, que era la ave más alta conocida, superando los 3,6 metros de altura. La extinción del moa se produjo rápidamente tras la colonización de Nueva Zelanda por los maoríes, hace aproximadamente 800 a 900 años. La principal causa de su desaparición fue la caza excesiva por parte de los humanos, que las consideraban una fuente de alimento y recursos. Además, la introducción de perros (kuri) y ratas polinesias (kiore) por parte de los maoríes también contribuyó a la presión sobre las poblaciones de moa, al depredar sus huevos y polluelos. La deforestación para la agricultura y los asentamientos también redujo su hábitat. La extinción del moa tuvo un impacto ecológico devastador en Nueva Zelanda, ya que eran herbívoros clave que dispersaban semillas y mantenían la estructura de la vegetación. Su desaparición alteró profundamente la dinámica de los bosques y la cadena alimentaria, lo que demuestra la interconexión de los ecosistemas.

¿Cuáles son los riesgos y las implicaciones éticas de la desextinción?

Los proyectos de "desextinción" de Colossal Biosciences, aunque tecnológicamente fascinantes, no están exentos de críticas y preocupaciones. Científicos y conservacionistas expresan sus reservas sobre la viabilidad a largo plazo de estas operaciones y, más aún, sobre la conveniencia de llevarlas a cabo. Una de las principales objeciones radica en la posible reintroducción de estas especies, o sus híbridos, en ecosistemas de los que han estado ausentes durante milenios. Existe el riesgo de que su presencia cause problemas ecológicos inesperados, alterando el equilibrio actual y compitiendo con especies existentes. Además, se plantea la cuestión de si los recursos invertidos en la "desextinción" no serían más efectivos si se destinaran a la conservación de especies amenazadas en la actualidad, que enfrentan peligros inminentes. La ética de "jugar a ser Dios" y la posibilidad de crear animales con problemas de salud o adaptación también son temas de debate. La comunidad científica aboga por un análisis riguroso de los beneficios y riesgos antes de cualquier reintroducción, y por una reflexión profunda sobre las prioridades de conservación en un mundo con recursos limitados.

¿Qué otras especies busca revivir Colossal Biosciences?

Además del mamut lanudo, el lobo terrible y ahora el moa, Colossal Biosciences ha anunciado planes para la "desextinción" de otras dos especies icónicas: el dodo y el tilacino. El dodo, un ave no voladora endémica de la isla Mauricio, se extinguió en el siglo XVII debido a la caza y la introducción de especies invasoras. El tilacino, o tigre de Tasmania, era un marsupial carnívoro originario de Australia, Tasmania y Nueva Guinea, que se extinguió en el siglo XX, principalmente por la caza y la pérdida de hábitat. Estos proyectos demuestran la amplitud de los objetivos de Colossal Biosciences, que abarca desde mamíferos hasta aves, y desde extinciones antiguas hasta más recientes. La empresa argumenta que la recuperación de estas especies no solo es un logro científico, sino también una forma de restaurar la biodiversidad perdida y de inspirar nuevas soluciones para la conservación. Cada uno de estos proyectos representa un desafío genético y ecológico único, y su éxito o fracaso podría sentar precedentes importantes para el futuro de la biotecnología aplicada a la conservación.

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