El año de la mosca
Se han cumplido 20 años de la identificación de las cadenas en la pantalla, novedad que fue recibida con airadas críticas de los espectadores, a quienes molestaban los logos de TVE
Hace 20 años se caían los muros orientales y se levantaban las moscas televisivas por la ampliación de la oferta de canales. En el otoño de 1989 se instalaban definitivamente los logotipos a la señal de TVE, tras varios meses de pruebas en los que los espectadores se quejaban airadamente de la molestia que les suponía esas sobreimpresiones. En principio el logotipo de la Primera (el clásico rectangular de TVE con el 1 añadido) cambiaba cada 30 segundos de esquina, lo cual ciertamente mareaba al televidente, fijándose en noviembre del 89 al lugar que sigue ocupando cuatro lustros después, el rincón inferior derecho. Para la Segunda Cadena se recuperó el logotipo creado a principios de los 70, que prácticamente sólo se había utilizado en el Estudio abierto de José María Íñigo. En la Nochevieja del 94 se creó el número 2 sobre el logotipo de TVE, que con ligeras variantes llegó hasta el año pasado, cuando se cambió de forma drástica la imagen corporativa de las cadenas públicas.
Las moscas, que desde hace dos temporadas también se aprovechan para promocionar programas (las advermoscas), llegaron a la pantalla unos meses antes de la puesta en marcha de las privadas, cuyas tres primeras concesiones (Antena 3, Telecinco y Canal Plus) se autorizaron en mayo del 89. Antena 3 sería la primera, abriendo su ventana en las Navidades del 89 hasta iniciar sus emisiones regulares el 25 de enero del 90.
Ante la inminente apertura del abanico de cadenas, la TVE dirigida por Luis Solana decidió instaurar el logotipo que ya era frecuente en otras cadenas europeas. La cadena nacional, al igual que la joven Canal Sur, habían incorporado su nombre sobreimpresionado a las imágenes de sus retransmisiones para que no fueran pirateadas por otras cadenas. Esa fue la razón del originario nacimiento de las moscas, que ya aparecían en los partidos de fútbol en 1986. Un año antes TVE llegó a emitir en directo sin permiso varios momentos de un Barcelona-Hércules cuando el equipo catalán estaba a punto de proclamarse campeón de Liga. Al final el Barça perdió, tuvo que esperar una jornada más, y la española se quedó con las ganas de quitarle la primicia a la autonómica TV-3.
La ampliación de canales trajo la aparición de las moscas, en unas parrillas, con documentales, infantiles, sin repeticiones y con bastantes programas de producción propia, que son irreconocibles para un espectador actual. El andaluz de 1989 comenzaba a acostumbrarse a La Nuestra. Canal Sur emitía a partir de las cinco de la tarde y si ahora su filón más espectacular es Se llama copla, hace 20 años el género estaba en manos de Carlos Herrera con las actuaciones de Las coplas, que se grababa en Sanlúcar de Barrameda y en una televisión autonómica que no reparaba en gastos. Mariló Montero se daba entonces a conocer en el flamante programa vespertino de Jesús Hermida, A mi manera. Herrera se prendó al verla en la pantalla y ahora es su esposa. El A mi manera lo heredaría María Teresa Campos al año siguiente (Hermida se fue al Telediario), en el magacín donde también triunfó Cheers y a una hora en la que se instalaría el culebrón de la sobremesa, un clásico de la programación de TVE.
Joaquín Prat esquivaba aquella mosca de La Primera en el concurso que marcó el final de la década, El precio justo. Tómbola epopéyica que era tan querida como vilipendida por unos premios que se antojaban excesivos.
En Canal Sur se programaba en la noche de los lunes en el otoño del 89 una comedia histórica irreverente que más bien pasó de largo por la programación. La víbora negra, una parodia sobre la decadencia de una saga de aristócratas, contaba con Rowan Atkinson, que ya estaba preparado para que Mr. Bean rellenara todas las horas necesarias en las autonómicas españoles, y Hugh Laurie que veinte años después ha pasado de ser un botarate en la ficción a convertirse en el actor mejor pagado del medio como el viperino doctor House.
Las siglas revoloteaban en torno a José Coronado y su papel de policía homosexual en Brigada central y las mañanas de TVE eran de Pepe Navarro, con el caos de El día por delante donde aparecía Javier Bardem. Las moscas fueron profetas del cambio que iba a vivir la televisión.
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